Del otro lado del Río de la Plata se está
produciendo lo que para muchos era una utopía: el presidente José
Mujica anunció
que el Uruguay legalizará la marihuana, en el marco de una batería
de medidas para paliar la inseguridad. Detrás de este gran cambio
cultural (y legal) hubo activistas que vienen proponiendo correr al
cannabis de la esfera penal y el autocultivo de la milenaria planta
para terminar con el narcotráfico. Juan Vaz, fundador del colectivo
Planta tu Planta y de la Asociación de Estudios del Cannabis de
Uruguay (AECU), además de miembro de la Coalición Latinoamericana de
Activistas Cannábicos, es uno de los voceros más autorizados para
hablar sobre la decisión del presidente del vecino país. Luego de
visitar Buenos Aires, donde se reunió con activistas argentinos, el
militante habló con Veintitrés.
“Lo importante que se quiere hacer es un cambio de
paradigma en política de drogas y separar la marihuana del mercado
ilegal. Todo lo otro son cosas a las que les estamos dando forma”,
explica este diseñador web que a sus 45 años se transformó en
referente continental de quienes quieren acabar con la prohibición
para frenar al narcotráfico. Sufrió en carne propia la persecución:
por plantar su propia marihuana pasó 11 meses en prisión.
–¿Cuáles son las últimas novedades luego del
anuncio?
–Lo concreto es que se produjo un anuncio que se tiró para el
debate. De ahí surgieron versiones periodísticas. En una semana
de debate la cuestión va tomando forma. La idea es regular la
producción y la distribución, es decir, la venta. En el seno de
las organizaciones se tomó el anuncio con mucha cautela. El piso
de la discusión ha subido mucho, ahora estamos discutiendo cómo
legalizarla. Es un gran avance. Nos puso a trabajar para
presentar alternativas serias y viables para que sean tenidas en
cuenta por la Junta Nacional de Drogas, que es el organismo que
asesora al gobierno.
–¿Qué va a pasar con el cultivo, va a estar en
manos del Estado?
–El proyecto que sería presentado va a tener un
texto muy acotado. Las modalidades en que se va a permitir
cultivar van a estar regidas por una reglamentación que va a
discutirse en ambas cámaras, junto con los organismos
competentes. Dentro de las novedades, tenemos idea de que el
gobierno no se va a encargar del tema de la plantación. Lo va a
dejar a privados, no a empresas. Se va a tratar de que sean
pequeños agricultores o asociaciones civiles que se organicen
como clubes sociales. Es muy importante la inclusión del
autocultivo en el nuevo proyecto.
–Hubo voces oficialistas que cuestionaron el
autocultivo.
–El senador Eleuterio Fernández Huidobro expresó
que el gobierno no ve con buenos ojos el autocultivo hasta tanto
la situación en los países limítrofes no cambie. Esa apreciación
va de la mano de la falta de información. Uno de los
cuestionamientos al autocultivo a nivel regional es que los
cultivadores podríamos exportar a los otros países de la región.
Pero eso está muy lejos de la realidad. Es insólito pensar que
un cultivador que produce unos 30 gramos por mes les sirva a los
traficantes, como si fueran a juntar de a poco para luego
exportar. Los traficantes no son como los malos de Batman, que
son malos porque les gusta: cuando la ecuación económica pierde
sentido, el delito pierde sentido.
–¿Y cómo se haría para regular la producción y
el consumo?
–Proponemos los clubes de cultivadores, que son
clubes sociales, de cannabis. La persona se anota en un club,
asociación civil sin fines de lucro. Luego de un período de
espera, en el que es visto por un médico para ver si no tiene
alguna enfermedad donde el consumo de marihuana pueda llegar a
ser contraproducente, se lo asocia. Se permitiría unos 25 gramos
por mes. De acuerdo a esa previsión de todos los socios, el club
elabora un plan de cultivo. Luego el costo se cubre con los
socios. El club es auditable en todas sus formas. Tendría una
planilla de socios para que ninguna persona esté en dos clubes
al mismo tiempo. El almacenamiento y la distribución también
podrían ser auditados. Al ser asociaciones sin fines de lucro se
quita al cannabis del mercado.
–Recientemente Mujica le preguntó a un
periodista si era “pichicatero”, ¿qué opina?
–El hombre tiene más de setenta años, vivió once
años adentro de un pozo. Piensa en voz alta. La gente a veces lo
entiende muy poco: un día dice una cosa y otro día otra. No
quiero hacer una defensa, pero hay que decir que es el
presidente menos político que nos ha tocado. Esta vez nos toca
defenderlo.
–¿Cuál es la tarea de su asociación?
–Consideramos que el autocultivo como política
de reducción de daños es insuperable. Aparte de fomentarlo,
ayudamos a la gente a vincularse, los asesoramos. Y
representamos legalmente a cualquier cultivador: si hay un
allanamiento, ahí vamos a defenderlo. Con gran gusto, puedo
decir que desde que iniciamos esto, no cayó preso ningún
cultivador. Sí hubo allanamientos, pero no quedó preso ninguno.
–¿Algún sector se opuso al anuncio de Mujica?
–Hay un grupo vinculado a la Asociación
Antidrogas de la Argentina, que son los que le tiraron un vaso
de agua a Sebastián Basalo, de la THC, pero ellos no quieren dar
ningún debate. Si los invitan a la televisión, van a exponer y
luego se retiran. No quieren debatir. Nadie cree más en sus
teorías, como la que dice que la marihuana produce una escalada
hacia otras drogas más fuertes, o que produce psicosis y
esquizofrenia, o que es 16 veces más dañina que el tabaco. La
realidad es que el 90 por ciento de los usuarios sólo fuma
porro. Y no hay registros de cáncer por cannabis. La marihuana
no es inocua, pero que no nos vengan con mentiras. Los que se
oponen a la legalización son todos dueños de clínicas privadas.
La sociedad no les cree más. Hicieron de la prohibición su forma
de vida, un negocio. Y respecto de la Iglesia, acá no se le da
ni pelota, afortunadamente el Estado es laico.
Fuente >
http://veintitres.infonews.com
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