Miles de
discursos, centenares de análisis y decenas de libros no
han bastado para definir qué es el “chavismo”, pero para
fundarlo tan sólo hicieron falta dos palabras “por
ahora”, reseña Reuters
Dos décadas después de esa exposición en la que
asumió la responsabilidad por un fallido golpe de Estado, Hugo
Chávez es el centro neurálgico del movimiento político más poderoso
de la democracia venezolana, que amalgama a socialistas radicales,
militares conservadores, funcionario pragmáticos y prósperos
empresarios bajo la bandera roja de la revolución.
“Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos
planteamos no fueron logrados”, dijo el entonces teniente coronel el
4 de febrero de 1992 enfundado en un uniforme de campaña coronado
con una boina roja, en una alocución que transformó una desastrosa
insurrección militar en un fabuloso capital político.
Pero el cáncer que le diagnosticaron hace un año
puso contra las cuerdas al complejo ecosistema político que alumbró,
y en el que ningún otro líder puede conjugar como él una ascendencia
clara sobre los grupos de poder y las bases del movimiento, que
aglutinan desde organizaciones sociales a anárquicos colectivos
armados, todos gritando al unísono “con Chávez todo, sin Chávez
nada”.
“Pareciera que, lamentablemente, la salud del
presidente es la salud del proceso revolucionario”, explicó el
politólogo y psicólogo social Nicmer Evans, afín al oficialismo, en
una columna titulada “Chávez mártir”.
A cuatro meses de las elecciones, el candidato
socialista de 57 años es favorito para ganar un nuevo mandato de
seis años, pese a que nadie fuera su anillo de confianza más íntimo
conoce el alcance real de la enfermedad ni si existe un plan para
enfrentar su eventual salida del tablero político antes o después
del 7 de octubre.
Ministros, generales, diputados y empresarios, todos
están a merced de los rumores que sacuden al país sudamericano casi
a diario, una incertidumbre que enrareciendo el ambiente en el seno
del oficialismo, donde la perspectiva de un cambio en la cúspide
aviva antagonismos latentes entre las diferentes corrientes
internas.
“El presidente está enfermo, tiene cáncer, estas son
unas elecciones atípicas y por lo tanto cualquier conflicto se puede
desatar”. Así resumió la situación el gobernador Wilmar Castro,
coordinador de planificación del comando de campaña de Chávez
durante una reunión privada del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) que fue aireada por la prensa local.
Según los medios, la tolda roja admitió por primera
tres escenarios de cara a las urnas: ir con Chávez debilitado, sin
Chávez o incluso que no haya elecciones.
En la polarizada y volátil Venezuela, los sondeos
muestran que Chávez tiene una ventaja de dos dígitos en la intención
de voto, pero sus primeras espadas corren por detrás del candidato
opositor Henrique Capriles, quien forcejea por ganar visibilidad en
medio del ruido generado por la afección de su rival.
Pero, más allá de la cita electoral, la enfermedad
convirtió a la ecuación del “chavismo sin Chávez” de un mero
ejercicio de política-ficción en un acertijo de colosales
repercusiones políticas, diplomáticas y económicas para el país con
las mayores reservas mundiales de crudo y sus aliados.
“El liderazgo del presidente es de esos que pasan
siglos y no vuelven a aparecer”, apuntó el ex ministro Jesse Chacón,
un cercano colaborador del mandatario que ahora dirige la
encuestadora GIS XXI, en una entrevista con Reuters.
“El día que no esté Chávez tendrá que construirse un
liderazgo mucho más colectivo, porque ninguno de los actores que hoy
hacen vida en el proceso abarca lo que él”, agregó.
Despachos…
Inspirado en el guerrillero federal venezolano
Ezequiel Zamora y bajo los preceptos del polémico sociólogo
argentino Norberto Ceresole, Chávez articuló su proyecto político
como la comunión de “caudillo-pueblo-Fuerza Armada”, que en la
práctica es una alianza de civiles y militares sellada bajo la
dirección del Comandante Presidente, mientras forjaba lazos con el
pueblo con masivos programas sociales financiados con petróleo.
“Siempre hubo, al principio, una fricción entre la
izquierda y el mundo militar. Ese roce de tantos años fue superado y
existe una gran fluidez y respeto entre los diferentes actores”,
explicó Chacón sobre la relación entre los dos grandes pilares sobre
los que se erigió el proyecto bolivariano, un camino no exento de
desconfianzas, pactos y traiciones.
En sus 13 años en el poder, Chávez ha ido
ecualizando el peso de los diferentes grupos y tendencias, según la
coyuntura política, pero manteniendo siempre un intrincado
equilibrio en el que la lealtad es el factor de mayor peso.
A partir del nombramiento de Elías Jaua como
vicepresidente en 2010, un grupo de jóvenes de izquierda muy
comprometidos ideológicamente con el socialismo del siglo XXI ha ido
cooptando el gabinete ministerial, desplazando a los uniformados que
predominaban hasta entonces en posiciones muy cercanas a Chávez.
Socialistas radicales y abiertamente
antimilitaristas, el grueso proviene de las filas del influyente
Frente Francisco de Miranda, fundado por el propio mandatario y su
aliado cubano Fidel Castro en 2003 y cuya consigna de lucha lo dice
todo: “Comandante Chávez, ¡ordene!”.
Jaua, sociólogo de 42 años, es en la actualidad el
sucesor constitucional aunque no necesariamente político de Chávez
si éste se viera obligado a abortar su candidatura antes de los
comicios. De voz suave y aspecto intelectual, es el oficialista que
más alto figura en las encuestas después del presidente.
Al frente del poderoso Ministerio de Agricultura y
Tierras, Jaua también está nominado por el mandatario para presidir
el recientemente creado Consejo de Estado, un alto comité asesor que
algunos analistas creen que podría estar concebido para manejar un
hipotético escenario de crisis.
Con una amplia presencia en las bases y gran
capacidad de movilización, los radicales controlan puestos clave en
los cuadros del partido y la administración. Analistas ven su punto
débil en su intransigencia ideológica.
Entre los civiles existe otro grupo de funcionarios
más moderado y pragmático que también comparte la confianza del jefe
de Estado -como el canciller Nicolás Maduro y el ministro de
Energía, Rafael Ramírez-, apodados sarcásticamente por la oposición
como la “boliburguesía” (burguesía bolivariana).
Maduro, un ex chofer de autobús que en menos de una
década pasó de líder sindical a asumir la batuta de exteriores, ha
fungido durante la enfermedad como uno de los más estrechos
colaboradores de Chávez, acompañándolo en varios de sus viajes a La
Habana para el tratamiento y llevando su voz a las citas
internacionales.
El corpulento canciller de 49 años fue uno de los
primeros civiles en unirse al movimiento bolivariano en los años 90
y es visto por analistas y diplomáticos extranjeros como el favorito
para reemplazar al mandatario dada su buena posición en los sondeos
y su potencial para mantener el estatus quo entre las distintas
corrientes del partido.
Ramírez, por su parte, es el funcionario con más
poder financiero del país y el ministro que más tiempo ha
sobrevivido en medio de la vorágine de nombramientos y ceses en el
gabinete ejecutivo, por el que han pasado 141 ministros en 13 años,
lo que prueba la confianza de Chávez en el ingeniero de 48 años.
El poder del ministro de casi dos metros de altura y
modales apacibles ha ido creciendo desde que asumió el despacho en
2002, para luego pasar a presidir también Petróleos de Venezuela (PDVSA),
motor financiero de la revolución.
… Y cuarteles
Tras años de dominar la primera línea de Gobierno,
la facción militar ha perdido peso debido a recientes escándalos de
corrupción y divisiones internas, aunque conserva un enorme poder
político y económico.
“Los militares han ingresado en todas las instancias
de poder en Venezuela. Chávez cree más en la obediencia que en otra
cosa y por eso depende mucho del mundo militar. Pero las Fuerzas
Armadas están fracturadas porque cumplen una mezcolanza de funciones
administrativas y públicas”, dijo recientemente a la prensa
extranjera el general retirado Raúl Salazar, ex ministro de Defensa
de Chávez y ahora crítico del Gobierno.
Entre 1999 y 2010, al menos 720 oficiales ocuparon
altos puestos estatales, según cálculos de analistas, número que
bien podría ser mucho mayor si se suman los cargos de confianza
nombrados por los castrenses, lo que da una idea de la profunda
imbricación de las Fuerzas Armadas en la administración pública.
Aunque atomizados en numerosos grupos con diferentes
intereses y funciones, el ala militar detenta ministerios relevantes
como el de Alimentación y Salud, y varias gobernaciones clave.
Además, operan organismos de gran calado financiero como el ente
administrador de divisas Cadivi, la oficina de recaudación de
impuestos Seniat, bancos públicos y la gestión de puertos y
aeropuertos con sus respectivas aduanas.
Los uniformados más visibles durante años fueron
compañeros de la asonada de Chávez en febrero del 92 o de su secuela
del 27 noviembre, así como otros que pasaron a retiro para seguir la
estela política de su compañero de armas. Sin embargo, la mayoría
ocupa ahora puestos regionales o están relegados a funciones
secundarias.
Su figura más conocida y poderosa sigue siendo
Diosdado Cabello, quien a sus 49 años ha pasado por todos los rangos
del escalafón revolucionario, desde la creación de los llamados
“Círculos Bolivarianos”, organizaciones de base para defender al
presidente, hasta una fugaz presidencia interina en las horas del
golpe de Estado contra Chávez del 2002.
Cabello pasaba por sus horas más bajas tras perder
la vital gobernación de Miranda a manos de Capriles en el 2008. Pero
resurgió desde que el mandatario anunció su afección, y ahora funge
como diputado, segundo en el partido y jefe de la Asamblea Nacional,
quedando en la primera línea de una eventual sucesión.
Si Chávez gana las elecciones pero su salud no le
permite asumir -la situación potencialmente más explosiva en el país
sudamericano- el presidente del legislativo sería el encargado de
llenar el vacío de poder y llevar al país de nuevo a las urnas como
especifica la carta magna.
Sus críticos lo acusan de haber amasado un gran
poder económico en su paso por ministerios y organismos clave, como
la cartera de Infraestructuras y Obras Públicas o la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones, pero las denuncias de corrupción
nunca prosperado y el teniente Cabello sigue siendo un aliado
cercano del mandatario pese a su baja aceptación en los sondeos.
Chávez cuenta con la colaboración de un heterogéneo
grupo de militares retirados y activos menos conocidos pero
influyentes, que tiene mando sobre tropas y ejercen cargos públicos
o manejan recursos o empresas estatales ligadas a la importación de
armas y bienes de consumo de aliados como Rusia y China.
Por último, los 25 generales y almirantes del alto
mando militar que encabeza el ministro de Defensa, Henry Rangel
Silva, cuyos vítores de “Independencia y patria socialista.
Viviremos y venceremos” han despertado preocupación entre los
críticos del mandatario por el nivel de politización que exhiben.
Analistas creen que ante en una crisis, el grueso de
la institución se mantendría apegada a la carta magna y descartan
aventuras golpistas a gran escala. Pero también advierten que los
dos últimos levantamientos militares -el golpe de Chávez en 1992 y
el golpe contra Chávez en 2002- no necesitaron muchos efectivos para
poner en jaque a la democracia.
“La Fuerza Armada está atomizada y el único elemento
de cohesión en este momentos claro es un alto mando que responde a
Chávez. Un tránsito hacia la celebración de elecciones encontraría
en teoría apoyo por la vía constitucional, pero si esos términos se
alteran podrían activarse resortes de convulsión atendiendo a los
intereses particulares”, dijo la directora de Control Ciudadano,
Rocío San Miguel.
“El grado de institucionalidad democrática en
Venezuela se ha debilitado, por lo que el peso de las armas, aún
cuando no se empuñen, es clave”, agregó la analista cuya ONG escruta
al mundo militar venezolano.
La importancia de llamarse Chávez
Además de las armas, se pueden empuñar los apellidos
y Hugo no es el único Chávez.
Algunos analistas creen que el mandatario podría dar
un golpe de efecto buscando trasladar su acervo político a algún
miembro de la familia para continuar su cruzada socialista si la
salud le impide continuar en la vanguardia política.
En los primeros compases de la enfermedad, todos
miraron a su hermano Adán como el posible elegido para sucederlo, lo
que provocó burlas del propio Chávez.
Veterano militante de izquierdas, el “Profesor Adán”
fue uno de los primeros cicerones de su hermano menor en la política
y ha sido su asesor en tiempos de crisis. Aunque siempre en un plano
secundario de la revolución, muchos creen que será una pieza clave
para gestionar cualquier relevo en la cúpula.
“A veces parece que el único consejero político en
el que realmente confía es en su hermano Adán”, consideró Bart
Jones, autor de la biografía no oficial Hugo!. “Tantos supuestos
cercanos consejeros de Chávez han cambiado de bando en estos años
que es natural que quiera cuidar bien la gente que está a su
alrededor, es difícil saber quién podría ser el próximo en
traicionarle”, agregó el escritor estadounidense.
Incluso se ha barajado la posibilidad de que María
Gabriela Chávez, una de las hijas del primer matrimonio del
mandatario pudiera saltar a la arena pública para defender el legado
de su padre como un elemento fresco y renovador del chavismo.
“Tengan por seguro que, pase lo que pase, aquí estoy
y aquí estaré para continuar su lucha (…) Y así como mi padre es un
soldado, yo también quiero serlo”, escribió en los tumultuosos días
de abril del 2002 en una carta publicada de nuevo por los medios
oficiales en el aniversario 10 del golpe de Estado contra Chávez,
disparando especulaciones de aspiraciones políticas.
Por el momento, el presidente ha convencido a dos de
cada tres venezolanos de que llegará a las urnas tocado pero no
hundido, lo que está reforzando su popularidad mientras desvía la
atención de la campaña de los problemas que agobian a los
venezolanos como la criminalidad y la inflación.
“Independientemente de mi destino personal, la
revolución ya tiene su impulso y nada ni nadie podrá detenerla”,
dijo Chávez tras su tercer paso por el quirófano en febrero para
extirparle una lesión cancerosa en la misma zona pélvica donde le
habían detectado un tumor del tamaño de una pelota de béisbol.
Pero los largos e inusuales silencios del siempre
locuaz jefe de Estado de 57 años, el visible impacto físico del
cáncer entre las idas y venidas a La Habana para recibir tratamiento
y algunas intervenciones estremecedoras de un irreconocible Chávez
al borde de las lágrimas pidiéndole a Dios “no me lleves todavía”
siguen arrojando interrogantes sobre el futuro de su controvertido
proyecto socialista.
“El chavismo es una industria afectiva,
melodramatiza todo lo que toca. Y con todo el proceso de la
enfermedad del presidente ha demostrado que es capaz de incorporar a
la intimidad de un cáncer los elementos de suspenso necesarios para
que el espectáculo de la revolución jamás se detenga”, consideró
Alberto Barrera, coautor de la biografía Hugo Chávez sin Uniforme.
“En el contexto de la enfermedad del presidente, los
venezolanos no hemos recibido diagnósticos, sino dogmas de fe”,
agregó el escritor y guionista venezolano.
Deconstruyendo al chavismo
“El papel de los caudillos en ciertas épocas
históricas es el de movilizador de masas: representante de una masa
con la cual se identifica y a la cual esa masa reconoce sin que haya
un procedimiento formal de legitimación”.
De esa manera sintetizaba Chávez en 1995 por qué el
“por ahora” se convirtió en un fenómeno popular instantáneo que lo
llevó en pocos años a la presidencia del mayor exportador de crudo
de Sudamérica.
Ese sentimiento de identificación de millones de
compatriotas sumidos en la miseria con el joven insurrecto fue la
base de un liderazgo cuasi religioso que combina un origen humilde,
magnetismo personal y una retórica épica de justicia social
emulsionada por la mayor bonanza petrolera de la historia
venezolana.
Con una influencia que es a la vez vertical -de la
base a las cúpulas-, horizontal -entre las diferentes corrientes del
chavismo- e incluso inversa, ya que sus detractores son más
antichavistas que opositores, su eventual salida del juego político
obligaría a redefinir políticamente Venezuela.
“El chavismo se ha convertido en mucho más que un
partido o un movimiento. La relación Chávez-pueblo va más allá de lo
netamente político, va directo a lo espiritual”, dijo Cabello a
Reuters para explicar el carácter personal e intransferible de la
jerarquía de su jefe sobre el oficialismo.
Su popularidad en las urnas ha sido probada en más
de una decena de elecciones con apenas una derrota y su olfato
político le permitieron sortear sucesivas crisis activadas por sus
adversarios para sacarlo del Gobierno, que incluyeron un golpe de
Estado, un paro petrolero y un referendo para revocarle el mandato,
además de las deserciones de aliados cercanos.
Jaua, Maduro, Cabello, Adán. Ninguno de los
supuestos sucesores logra atraer al electorado como Chávez,
evidenciando que sin el Comandante se pierde el carisma y el verbo
apasionado donde campean el prócer independentista Simón Bolívar,
Fidel Castro y Jesucristo y con el que, entre chistes y anécdotas,
va construyendo la doctrina del chavismo en vivo y directo.
Analistas creen que, llegado el caso, una sucesión
negociada por el propio Chávez con los sectores críticos del proceso
y respaldado públicamente ante las bases sería la vía más factible
para evitar una implosión del oficialismo y facilitaría la
continuidad del “chavismo”.
Sin embargo, una abrupta desaparición de la escena
política amplificaría el riesgo de conflicto al dejar a la
dirigencia sin un referente aprobado por el Comandante-Presidente
que permita mantener aglutinado al chavismo duro, los
incondicionales que según los estudios suponen un tercio del
electorado.
Nadie sabe cómo responderán los militantes radicales
organizados en numerosos cuadros del partido socialista, la milicia
nacional bolivariana o difusos grupúsculos armados, ni a quién
seguirían en caso de una dispersión en el oficialismo.
“Hay poca transparencia interna dentro del chavismo
para identificar los grupos y sus posiciones”, dijo José Antonio Gil
Yepes, de la encuestadora Datanálisis. “Pero la duda final no es
hacían dónde irán, sino si se mantendrán unidos”.
El “hiperpresidencialismo” del que advirtieron
durante años los sectores críticos del proceso ha transformado la
enfermedad de un solo hombre en una monumental amenaza a todo el
sistema que, como un laberinto, se erigió en torno a él.
Ya en 1995, recién salido de la cárcel y despojado
de su grado militar, Hugo Chávez reflexionaba ajeno a todo lo que
ese “por ahora” le depararía en el futuro: “¿Será eso una maldición,
hacer depender un proceso de un solo hombre? ¿Será un virus, que se
repite?”.
Los 13 años de Gobierno “socialista”
Luego de 13 años al mando de Venezuela, Hugo Chávez
ha sacudido las bases del país petrolero, tras iniciar una
revolución con sello propio que buscar encaminar a la nación hacia
la senda de un socialismo caracterizado por el discurso encendido,
la centralización del poder y rígidos controles de la economía.
Sus seguidores rescatan, sin embargo, el énfasis
social de su Gobierno, con decenas de programas de asistencia en
educación, salud y becas para ancianos, niños y presos que son
financiados con el ingreso petrolero y que han logrado disminuir la
brecha entre ricos y pobres.
A continuación, los hechos más relevantes de su
Gobierno:
Política:
* Chávez asumió en febrero de 1999 como el
presidente número 47 de Venezuela jurando sobre una “moribunda”
Constitución. A fines de ese año logró su objetivo de cambiar la
carta magna iniciando la “Revolución Bolivariana”.
Entre sus primeras decisiones, prohíbe a la oficina
antidrogas de Estados Unidos, la DEA, hacer sobrevuelos al país y
años después, en el 2008, expulsa al embajador estadounidense.
* El militar retirado sorteó sus años más difíciles
cuando tras varias jornadas de paros nacionales y con los niveles de
desestabilización en máximos, el 11 de abril del 2002 sufrió un
golpe de Estado que lo sacó del poder por cerca de 48 horas.
A fines de ese mismo año, una huelga liderada por
trabajadores, empresarios y contratistas de la estatal Petróleos de
Venezuela (PDVSA) paralizó la vital industria. El paro se prolongó
hasta febrero del 2003 y derrumbó la producción petrolera, golpeando
con fuerza la economía.
* Chávez es el mandatario venezolano que más
elecciones ha convocado, casi una por año, incluyendo un referendo
revocatorio en el 2004, el cual ganó.
* En un nuevo período presidencial que comenzó en el
2007, declaró la transformación del país en un Estado socialista.
* Sus adversarios lo acusan regularmente de querer
suprimir la libertad de expresión y de ejercer un poder absoluto. La
oposición ha logrado con esfuerzo levantar la figura del gobernador
Henrique Capriles para hacerle contrapeso, tras una primarias
realizadas en febrero.
En el 2007 el Gobierno no renovó la concesión del
canal privado de televisión RCTV, de tendencia opositora, medida que
fue tomada por sus críticos como una muestra del control que quiere
imponer sobre los medios de comunicación.
* Ese mismo año, con la población desencantada por
una escasez de alimentos, Chávez presentó una nueva propuesta para
reformar la Constitución, que ampliaba los poderes del Estado y
permitía la reelección presidencial sin límite, pero perdió por
120.000 votos siendo su único revés en las urnas.
Sin embargo, dos años más tarde logró su objetivo
con la aprobación de una propuesta de enmienda constitucional que le
permite presentarse ilimitadamente a la reelección.
* La política exterior durante su Gobierno ha estado
signada por sus continuas críticas contra Estados Unidos, al que
acusa de ser responsable desde el cambio climático hasta de intento
de magnicidio en su contra.
Se ha enfrentado a varios de sus vecinos gobernados
por presidentes de derecha, como Colombia, país con el que tiene una
relación de altibajos marcada por rupturas y reconciliaciones.
Paralelamente, ha fortalecido la cooperación con
aliados de izquierda como Cuba, país que lo acogió para someterse a
tres cirugías y en donde luego recibió quimioterapia y radioterapia
buscando vencer el cáncer que se le diagnosticó en 2011.
* Durante su gestión ha hecho de los poderes
públicos sus aliados cercanos, ejerciendo gran influencia sobre la
Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y la Fiscalía.
Además, ordenó la unificación de casi todas las
corrientes políticas de izquierda en un sólo partido político, el
Partido Socialista Unido (PSUV), del cual es presidente.
Tratando de hacerle contraparte a la uniformidad
mostrada por el “chavismo”, la oposición creó una coalición con una
veintena de toldas políticas en la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD).
* Los críticos dicen que más de una decena de
personas están en prisión por su pensamiento, sin embargo, el ex
mandatario prefiere verlos como “políticos presos”.
* Entre los principales reclamos que los venezolanos
han hecho en contra de su gestión se cuentan el déficit
habitacional, una de las tasas más altas de criminalidad en la
región y la descontrolada inflación.
Economía:
* En el 2003 y aún sintiéndose los efectos del paro
petrolero, decretó un control cambiario que dijo “llegó para
quedarse”. Acompañó la medida con el control de precios de una larga
lista de productos de consumo masivo.
* En junio del 2010, creó un tercer tipo de cambio
fijado por los precios de los bonos que determina el Banco Central y
por su cotización en el mercado internacional, luego de que ordenara
la eliminación del mercado paralelo de divisas.
* Ha destinado gran parte de los recursos de las
exportaciones de crudo al financiamiento su proyecto político,
llevando a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) a reducir sus
ganancias e inversión y a aumentar su endeudamiento.
Durante su gestión, Venezuela ha llegado a registrar
cifras récord de emisión de deuda pública con respecto a sus pares
de la región: cerca de 18.000 millones de dólares durante el 2011.
* Una de las banderas del Gobierno de Chávez ha sido
la expropiación. El Estado ha tomado empresas petroleras,
financieras, de telecomunicaciones, eléctricas y hasta firmas
menores como productoras de sanitarios, tubos, envases y comercios.
La nacionalización de la Electricidad de Caracas y
la telefónica CANTV fulminó los mayores activos que se transaban en
la Bolsa de Valores de Caracas reduciéndola al mínimo.
* El país acumula una veintena de arbitrajes
internacionales por reclamos de firmas petroleras, cementeras y
mineras.
* El miembro de la OPEP dejó atrás una recesión de
casi dos años, luego de que los precios del crudo se recuperaran en
2010.
* Venezuela sigue luchando contra problemas de vieja
data, como una agobiante inflación de dos dígitos desde 1986,
dependencia de las importaciones y un tejido industrial que se ha
erosionado por las nacionalizaciones y la falta de divisas.
Los nombres claves del Gobierno de Chávez
La base de apoyo del presidente venezolano Hugo
Chávez, una peculiar mezcla de militares, filósofos de izquierda,
grupos anárquicos y empresarios pragmáticos, intenta superar la
agitación que ha producido su enfermedad, tras diagnosticársele
cáncer a las puertas de los cruciales comicios del 7 de octubre.
Pese a mostrarse optimista sobre su recuperación, el
militar retirado aún no logra despejar las dudas sobre su salud y el
estado en que espera encarar la extenuante campaña que se inicia en
julio, la más reñida a la que se ha enfrentado hasta ahora.
Mientras, el opositor Henrique Capriles recorre las
calles del país para mostrarse fuerte y enérgico y atraer a una gran
masa de votantes indecisos que podrían determinar el resultado.
A continuación, algunos de los hombres y mujeres más
cercanos a su entorno, que podrían asumir el mando en caso de que la
salud del presidente se debilitara aun más:
Elías Jaua
El vicepresidente se convirtió en el hombre más
visible del Gobierno desde que Chávez empezó a viajar a Cuba desde
el año pasado para tratarse.
Jaua, nacido en 1969, es uno de los colaboradores
más cercanos del líder socialista. Divide sus labores entre la
vicepresidencia y el ministerio de Agricultura y antes estuvo al
frente de los despachos de Economía Popular y de la Secretaría de la
Presidencia.
Sociólogo y ex profesor universitario, asumió como
vicepresidente en enero del 2010. Aliado de Chávez por largos años,
participó en la creación del partido que llevó al mandatario al
poder y fue uno de los redactores de la nueva Constitución que
inició el movimiento llamado Revolución Bolivariana.
Tras la recaída del cáncer anunciada por Chávez este
año, Jaua dijo que él y los ministros no aspiran en ningún momento a
reemplazar al presidente, sino al contrario “aspiramos a
acompañarlo” en un nuevo Gobierno.
Nicolás Maduro
Canciller y principal espada de Chávez en el
extranjero, Maduro es un ex sindicalista que también presidió la
Asamblea Nacional. Conduce las relaciones externas de
Venezuela desde el 2006 y fue el encargado de leer el
comunicado que informó que Chávez había sido operado de urgencia en
Cuba, la primera vez.
Maduro, de 49 años, ha estado en La Habana junto a
Chávez durante sus quebrantos de salud. Tanto él como su esposa, la
Procuradora General de la República Cilia Flores, ejercen una
influencia muy grande en el Gobierno venezolano.
Cilia Flores
Fue la primera mujer en ser presidenta de la
Asamblea Nacional entre el 2006 y el 2011 y hasta inicios de año se
desempeñaba como jefa de la bancada parlamentaria del oficialista
PSUV, puesto desde donde defendió con fiereza a Chávez.
Actualmente, Flores ocupa el cargo de Procuradora
General de la República designada por Chávez en reemplazo del
recientemente fallecido Carlos Escarrá.
Esta abogada de 59 años lideró el equipo jurídico
que logró en 1994 ganar el indulto del ex presidente Rafael Caldera
que permitió la liberación de Chávez, quien estaba en prisión por el
intento de golpe de Estado en 1992 contra el Gobierno de Carlos
Andres Pérez.
Rafael Ramírez
Ministro de Energía y Petróleo y jefe de la gigante
estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), Ramírez es
uno de los hombres con más antigüedad dentro del gabinete
ministerial de Chávez y uno de sus más cercanos colaboradores.
Es considerado en el exterior como el segundo del
Gobierno por los recursos que maneja.
En el 2002, poco antes de una prolongada huelga
contra Chávez que derrumbó la producción petrolera, Ramírez fue
nombrado ministro de Energía y a finales del 2004 asumió la
presidencia de PDVSA, dos cargos que nunca antes habían sido
ocupados por una misma persona simultáneamente.
Ramírez, de 48 años, llegó al Gobierno tras haber
sido alumno de Adán Chávez, el hermano mayor del presidente, en la
Universidad de Los Andes, en donde se graduó de ingeniero.
Adán Chávez
Hermano mayor del presidente y su mentor político.
Físico de profesión, a menudo calificado como actor del ala dura del
“chavismo” y encargado de fortalecer los lazos entre
Venezuela y Cuba mientras fue embajador en La Habana.
Abandonó el círculo de poder alrededor de su hermano
para dedicarse a la gobernación de su estado natal Barinas en el
2008, luego de que su padre terminara ese mandato.
Siendo tan cercano al presidente, muchos consideran
a este hombre de 59 años como una opción segura para sustituirlo en
cualquier caso, pero dada su línea más radical de izquierda, no se
descartarían rupturas dentro del PSUV, del cual fue fundador.
Diosdado Cabello
Tras la breve salida forzada de Chávez del poder en
abril del 2002, Cabello asumió en forma temporal la presidencia en
su calidad de vicepresidente y su primera acción fue enviar un grupo
de elite de la Armada a rescatar al mandatario a una base naval en
una isla del Caribe.
De 49 años, ex gobernador del segundo estado más
poblado del país y militar retirado, Cabello participó con Chávez en
el intento de golpe en 1992 contra el entonces presidente Carlos
Andrés Pérez.
Al igual que Chávez, fue a prisión por esa asonada y
también fue beneficiado por el indulto firmado por el ex presidente
Rafael Caldera. Una vez libre, Cabello fue clave en la campaña que
llevó al líder izquierdista a la presidencia en diciembre de 1998.
Fiel escudero y cercano aliado de Chávez, ha
liderado diversos ministerios durante los 13 años de Gobierno
socialista como los de Infraestructura, Interior y Justicia y Obras
Públicas.
Actualmente es presidente de la Asamblea Nacional y
diputado por el gobernante Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV).
Apenas Chávez confirmó sobre una recurrencia de su
cáncer y la necesidad de radioterapia, ratificó al mandatario como
candidato del oficialismo a las proximas elecciones.
María Gabriela y Rosa Virginia Chávez
Fruto del primer matrimonio del mandatario
venezolano, María Gabriela es comparada por muchos, por su rol de
Primera Dama, con Zulemita Menen en Argentina o Keiko Fujimori en
Perú.
Y, aunque poco tienen en común, comparte el
entrañable vínculo con su padre a quien describe como “un hombre
grande, más allá de todas las cosas”.
Hay quienes catalogan a María Gabriela como “la
sucesora de Chávez”, y el propio presidente repite con frecuencia
que le gustaría dejar el poder en manos de una mujer.
Desde que enfermó Chávez también ha aparecido en la
escena política su hija Rosa Virginia, “la asistenta” según la ha
llamado su padre. Se ha mostrado siempre junto al mandatario desde
que se le operó de un tumor cancerígeno el año pasado.
Casada con el ministro de Tecnología, Jorge Arreaza,
Rosa Virginia asiste frecuentemente a los actos oficiales del
Gobierno. Además, es la encargada de vigilar que su padre cumpla con
los horarios que le imponen los médicos.
José Vicente Rangel
Político de larga trayectoria, el periodista José
Vicente Rangel ha acompañado a Chávez en sus casi 14 años en el
poder, ocupando varios ministerios. Ha sido el único civil encargado
del ministerio de la Defensa durante la gestión de Chávez y también
fue vicepresidente.
Con 82 años y varios intentos de ser presidente
entre los años 70 y 80, había permanecido de bajo perfil hasta que
hace meses Chávez lo llamó para integrar el Consejo de Estado, una
instancia asesora a la presidencia creada en la Constitución del
1999, pero que no había sido activada hasta ahora.
La reaparición de Rangel en primera fila del
escenario político y en medio de la enfermedad de Chávez, ha sido
interpretado por algunos como un posible paso hacia una transición.
Reuters
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