1. Las muelas del juicio: Ya no son necesarias para
el tipo de alimentos que se consumen en la actualidad. A menos que
alguien acostumbre a mascar hierba de forma regular. Sólo el 5% de
la población tiene un juego sano de estos terceros molares.
2. Los músculos extrínsecos del pabellón auricular:
Estos son los músculos que permiten a algunas personas mover sus
orejas. No obstante, no tienen ningún otro uso que el de ser una
extraña atracción.
3. Órgano vomeronasal (o de Jacobson): Un pequeño
agujero en cada lado del tabique que se adjunta a los
quimiorreceptores no funcionales. Es todo lo que queda de nuestra
otrora gran habilidad para detectar feromonas.
4. Costillas del cuello: Un conjunto de costillas
del cuello, posiblemente restos de edad de los reptiles, aún aparece
en menos del 1% de la población y a menudo causan problemas en los
nervios y la arterias.
5. Tercer párpado: Un ancestro común entre las aves
y los mamíferos tenia una membrana especial para proteger el ojo y
barrer los residuos del exterior. Los humanos conservan solo un
pequeño pliegue en la esquina de su ojo.
6. Punto de Darwin (o tubérculo): Se trata de una
pequeña sección de piel pegada en la parte superior de cada oreja,
que en ocasiones aparece en los humanos modernos. Podría ser un
remanente de una habilidad superior del hombre que nos ayudó a
centrarnos en los sonidos distantes.
7. Músculo subclavio: Este pequeño músculo situado
debajo del hombro, que va desde la primera costilla hasta la
clavícula, podría ser útil si los humanos aún caminaran en cuatro
patas. Algunas personas tienen uno, otros no tienen ninguno, y unos
pocos poseen dos.
8. Músculo palmar: Este músculo largo y estrecho
recorre el codo hasta la muñeca y ya no existe en el 11% de los
humanos modernos. Debe haber sido muy importante para colgar y
trepar. Los cirujanos toman ventaja de este músculo al emplearlo en
cirugía reconstructiva.
9. Los pezones masculinos: Los conductos lactíferos
se forman antes de que la testosterona provoque la diferenciación
entre sexos en el feto. Los hombres tienen tejido mamario que puede
ser estimulado para producir leche e incluso ser utilizados en la
lactancia materna.
10. Músculo erector del pelo: Conjunto de fibras
musculares lisas que permiten a los animales erizar su pelaje para
mejorar su capacidad de aislamiento o para intimidar a otros
animales. Los humanos conservan esta habilidad (piel de gallina),
aunque evidentemente, han perdido la mayor parte de su pelaje.
11. Apéndice: Este estrecho tubo muscular unido al
intestino grueso, servia como un área especial para digerir la
celulosa cuando la dieta de los humanos consistía más de proteínas
vegetales que animales. También produce algunos glóbulos blancos.
12. Vello corporal: Las cejas evitan que el sudor
caiga en los ojos y la barba masculina podría tener un papel en la
selección sexual, pero al parecer la mayor parte del pelo restante
en el cuerpo humano no tiene ninguna función.
13. Músculo plantar: A menudo confundido con un
nervio por los estudiantes novatos de medicina, este músculo fue
útil para otros primates, que lo utilizaban para agarrar objetos con
los pies. Ya ha desaparecido del 9% de la población humana.
14. Decimotercera costilla: Nuestros parientes más
cercanos, los chimpancés y los gorilas, cuentan con un juego extra
de costillas. La mayoría de nosotros tenemos 12, pero el 8% de los
adultos todavía tienen un par más.
15. Útero masculino: Dentro de la próstata es una
glándula reproductiva masculina no desarrollada, recordando el
momento sin diferenciación de sexo por el que todo embrión pasa.
16. Los dedos del pie (excepto el pulgar): El ser
humano utiliza el dedo gordo del pie para mantener el equilibrio. El
resto sólo sirve para provocar dolor cuando se estrella en la
esquina de un mueble.
17. Cóccix: Nuestros ancestros homínidos perdieron
la cola antes de empezar a caminar. Lo que queda es el cóccix, un
grupo de tres a cinco vértebras fusionadas en el extremo de la
columna vertebral. Su única función es ayudar a mantener los
músculos de la estructura, pero su eliminación no daña al paciente.
Sólo sirve para causar un dolor insoportable cuando se cae sobre la
parte trasera.
18. Senos paranasales: Los senos nasales de nuestros
primeros ancestros podrían haber estado ligados a los receptores de
olor, que les aportaban un elevado sentido del olfato que les
ayudaba a sobrevivir. Nadie sabe por qué retenemos estas (tal vez
problemáticas) cavidades asociadas a la mucosidad, salvo quizás para
aligerar el peso de la cabeza y calentar y humedecer el aire que
respiramos.
19. Vaso deferente femenino: Lo que podría haberse
convertido en conductos seminales en los machos, se convierten en
paraovarios en las hembras, un grupo de tubos que acaban en vía
muerta próximos a los ovarios.
20. Músculo piramidal: Más del 20% de nosotros
carecemos de este diminuto músculo triangular similar a un marsupio
que se une al hueso púbico. Podría tratarse de una reliquia de la
bolsa de los marsupiales
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