El empresario mexicano Carlos Slim se quedó con el
8,4% de la petrolera YPF porque había aportado fondos al
pool de bancos que, en su momento, le prestaron a
la familia Eskenazi para entrar a la firma.
Ante el default de esos créditos, el magnate
decidió quedarse con las acciones.
Hace tres años que el dueño de Telmex quería entrar
a la compañía, pero ahora el Gobierno intentó presentarlo
como una "compra" del capital multinacional.
El flamante CEO de YPF, Miguel Galuccio,
lanzó el jueves un operativo de prensa para presentar el
ingreso del multimillonario méxicano Carlos Slim a la petrolera como
un aval del capitalismo multinacional a la compañía
recientemente expropiada en un 51% a Repsol.
Galuccio celebró -expresándolo a través de un
comunicado- que "el empresario méxicano más
importante del mundo" haya "comprado" el 8,4% de
las acciones de YPF, "iniciando una inversión de largo plazo en una
de las empresas más relevantes del sector hidrocarburífero en
América latina".
"La incorporación del empresario mexicano al paquete
accionario de la empresa es una clara señal al mercado
financiero internacional", se entusiasmó el CEO designado
por Cristina Kirchner, quien agregó que la noticia revela "una gran
muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo
proyecto de la compañía".
La verdad de la operación es un poco más
"modesta" o, si se quiere, menos entusiasta.
Fuentes cercanas a Slim confirmaron a La Política Online que el
empresario había aportado fondos al pool de bancos
que, en su momento, prestó a la familia Eskenazi el
dinero necesario para ampliar su tenencia accionaria hasta casi el
25%de la petrolera.
Luego, ante el default de estos préstamos,
Slim no hizo otra cosa que ejecutar sus garantías y quedarse
con la correspondiente tenencia accionaria, que le permite
apropiarse de 32,9 millones de acciones clase D de la petrolera
expropiada a Repsol, según se consigna en la página web de la
Securities Exchange Commission (SEC).
Posteriormente, se intentó transformar esta
situación en un golpe de efecto a horas de que la
presidenta Cristina Kirchner se reuniera en Manhattan con
empresarios petroleros para seducirlos a que inviertan en YPF, que
necesita miles de millones de dólares para explotar los
megayacimientos de Vaca Muerta.
YPF señaló en una nota de prensa que, con esta
operación, Slim inicia "una inversión de largo plazo en
una de las empresas más relevantes del sector hidrocarburífero en
América Latina".
En una conversación mantenida con el presidente de
YPF, Miguel Galuccio, miembros del grupo comprador le manifestaron
que ven a YPF como "una compañía sólida y con un
buen potencial de crecimiento".
Fue así que se habló de una "compra" de Slim
por u$s 300 millones cuando, en rigor, se trataría de los
fondos que en su momento prestó y ahora capitaliza.
La cifra de la eventual compra se elaboró mediante el mecanismo de
multiplicar el valor actual de la acción por la
tenencia que finalmente se quedó Slim.
Esto sin embargo, no obsta que el
hombre sindicado como el más rico del mundo, esté interesado
en la petrolera. "Hace tres años que Slim quiere entrar en
YPF", señalaron las fuentes a LPO.
Sea cual fuere la "verdadera historia", lo cierto es
que el ingreso del dueño de Telmex no deja de ser una buena
noticia para la gestión de Galuccio y el propio Gobierno,
que está muy interesado en mostrar su voluntad de abrir la compañìa
al capital internacional y alejarse de la estigmatización de
"chavismo" que intenta imprimirle Repsol.
De hecho, el mercado reaccionó de manera
positiva ante la noticia. La acción de YPF
llegó a ganar casi el 18% el viernes.
Slim incursionó el año pasado en el negocio
petrolero, cuando con su conglomerado industrial Grupo Carso, compró
una participación del 70% en Tabasco Oil Company (TOC), firma que
actualmente cuenta con una concesión para explorar y producir
hidrocarburos en Colombia .
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