“¿Qué voy a hacer tantas horas
concentrado para tener sexo? ¡Quiero acción! No, el tantra no va
conmigo”, asegura Fernando (32). Esta postura es comprensible ya el
sexo tántrico es una práctica malinterpretada y poco practicada,
pero muy recomendada por los terapeutas e investigadores en materia
sexual.
El sexo tántrico se deriva del tantra, doctrina espiritual que
apareció hace varios siglos en el Lejano Oriente. Algunos creen que
Buda fue quien sentó las bases de esta tendencia, lo cual, no
obstante, aún es materia de discusión. Esta filosofía propone
celebrar las cosas buenas de la vida y amplificar la intensidad de
la experiencia sensorial. En tal sentido, se cree que la energía
sexual es una de las fuerzas más poderosas de este mundo. Por tanto,
la relación sexual y el orgasmo son considerados expresiones divinas
que contribuyen a la plenitud individual y, sobre todo, de pareja.
MEDITACIÓN EN LA CAMA
Este aspecto del tantra es lo que más se ha difundido en Occidente
durante las últimas décadas, a tal punto que se ha confundido el uso
del término. “Muchos asocian la palabra ‘tantra’ con la práctica del
sexo tántrico, a pesar de que este es solo un pequeño aspecto de la
filosofía en general”, anotan Ian Kerner y Steph Auteri en el libro
52 Weeks of Amazing Sex. Lo cierto es que, en resumidas cuentas, el
sexo tántrico ofrece una serie de herramientas para prolongar la
fase de excitación, de modo que la energía y tensión acumuladas se
liberen de manera poderosa durante el clímax. Pero, si bien el final
parece lo más atractivo, la verdad es que el camino es lo más
provechoso. Es durante esos minutos de caricias, respiración
profunda, masajes, penetración parsimoniosa y diálogos, donde la
pareja se compenetrará más y más tanto en el plano físico como
emocional. El orgasmo solo es el broche de oro, no el único
objetivo.
SEXO EN CÁMARA LENTA
¿Alguna vez ha practicado un ‘rapidín’? Entonces, el sexo tántrico
es todo lo opuesto. Es como una canción de rock progresivo: extensa,
repleta de detalles y con un final épico. Para empezar, ambos tienen
que estar muy relajados y dispuestos a hacer algo distinto. Escojan
un día libre, de modo que no haya la excusa de “estoy cansado”.
Preparen el ambiente: prendan velas, pongan música suave. Desnúdense
y empiecen a explorarse mutuamente con mucha paciencia, ya que la
idea es retrasar el orgasmo lo más que se pueda. Mírense a los ojos
y eviten acelerarse. Respiren profundamente. Enfóquese en brindarle
placer a su pareja. Puede haber penetración, siempre y cuando sea
lenta. Si siente que el orgasmo ya llega, haga una pausa hasta bajar
las revoluciones. Empiece nuevamente. Prolongue este proceso hasta
el límite. Ya verá que, al final, todo ha valido la pena. “Qué puede
hacer el sexo tántrico para tu relación de pareja? Puede
fortalecerla, cementarla y llevarla a otro plano de intimidad”,
explica Alessandra Rampolla en el libro Sexo… ¿y ahora qué? Haga la
prueba.
DATOS
- Los investigadores sexuales Ian Kerner y Steph Auteri sugieren que
la práctica del yoga, antes de iniciarse en el sexo tántrico, ayuda
a tener mejores resultados.
- Según la escritora Bobbi Dempsey, una de las claves del sexo
tántrico consiste en que el hombre debe brindarle sexo oral a la
mujer con esmerada atención . Fuente