Sitios Argentina - Notas & Noticias Destacadas e interesantes


SE PUEDE MEDIR LA BELLEZA? 

Dicen que la belleza es subjetiva. Varía según la sociedad, la cultura y la personalidad. “Todo depende del cristal con que se mire”, por lo tanto la belleza no se puede medir ni comparar. Sin embargo –y aunque las comparaciones son odiosas– nos empeñamos en clasificarla, y desde tiempos remotos el hombre se ha propuesto encontrar un símbolo de belleza universal mediante concursos, rankings y hasta pequeños análisis de momentos cotidianos –¿quién no ha emitido alguna vez el juicioso comentario “era la más linda de la fiesta”?–. Mal o bien, el ser humano encontró fundamento en un número: 1,61803… –un número que sigue eternamente– representado por la letra griega (phi o fi), en honor al escultor griego Fidias. Número áureo, de oro, plateado, razón extrema y media, y divina proporción, son algunos de los nombres que se le han dado a éste, que parece ser la razón científica de la belleza perfecta. Así lo consideran las doctoras españolas Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, quienes apoyándose en la teoría Beauty-Phi-Cation del doctor canadiense Arthur Swift, plantean la técnica de Armonización Facial Matemática Phi-Beauty para medir y corregir las facciones de una manera equilibrada. Esta metodología garantiza el embellecimiento de los rasgos y proporciones faciales mediante parámetros de medición basados en el mítico número Phi.

DIVINA PROPORCION. Matemáticamente, Phi es un número irracional, al igual que Pi (3,14…) y e (2,71…), pero para la ley de la naturaleza Phi es la proporción ideal presente en las nervaduras de las hojas de los árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en el ADN y en la estrella de cinco puntas, por nombrar algunos ejemplos.

Históricamente, el número fue descubierto en la Grecia Antigua, y Fidias fue el principal arquitecto y escultor en rendirle homenaje. Aunque también se comprobó que la Gran Pirámide de Giza que Keops mandó a construir en el 2.500 a.C. maneja la misma proporción de oro. Una de las obras más famosas de Leonardo Da Vinci, Hombre de Vitruvio, grafica la figura humana bajo el número Phi, y su fin consistía en ilustrar el libro La Divina Proporción del matemático Luca Pacioli en el año 1509 –inspirado en los textos escritos por el arquitecto romano del siglo I a.C., Marco Vitruvio–. Este arquitecto –cuyos textos son considerados como el primer tratado de arquitectura de la historia– sostenía que un edificio es bello cuando la apariencia de la obra es agradable y de buen gusto, y cuando sus miembros son de las debidas proporciones de acuerdo a los principios correctos de simetría. Por ejemplo, según Vitruvio, la distancia de la punta de los dedos al codo multiplicada por cuatro, da como resultado la altura de una persona, lo mismo que medir la longitud de los brazos extendidos; y la distancia desde la parte inferior del mentón a la nariz es la misma que la distancia desde el nacimiento del pelo a las cejas. Las proporciones establecidas por este arquitecto sirvieron no sólo para la realización de sus obras, sino también como guía de diferentes artistas: el rostro de La Gioconda de Da Vinci, la Leda Atómica de Dalí, la Sagrada Familia de Miguel Angel y el autorretrato de Rembrandt, entre otros.

LA MEDIDA JUSTA. A través del uso de un calibrador Pie de Rey –instrumento para medir dimensiones de objetos relativamente pequeños, desde centímetros hasta fracciones de milímetros, y que permite también tomar dimensiones internas y profundidades– las doctoras españolas Mira y Cueto pueden observar los desequilibrios y asimetrías del rostro de sus pacientes y así, basándose en los principios de la proporción áurea, sugerir determinados retoques estéticos. Este calibrador supone un notable avance en cuanto a la precisión de los resultados de los tratamientos médico-estéticos, ya que permite medir la proporción más idónea de las facciones de cada rostro.

No sólo se trata de rejuvenecer caras”, explica la Dra. Mira, “también pueden existir asimetrías molestas –porque algunas no lo son, ni rompen la armonía e incluso pueden resultar agradables– o rasgos fuera de proporción, que logran corregirse con excelentes resultados, mejorando notablemente la percepción general del rostro, pero sin cambios drásticos. El objetivo es lograr no tanto una apariencia más joven sino más armónica y bella a cualquier edad: con facciones, volúmenes y medidas más equilibradas”. Es importante aclarar que no se persigue la transformación o un gran cambio. Se respeta la personalidad y particularidad de cada cara: la paciente sigue siendo ella misma, pero con unas facciones en equilibrio. Hace unos años, las mujeres acudían al cirujano pidiendo tener los labios de Angelina Jolie o los pómulos de Penélope Cruz, sin importar la concordancia con el resto de su cara. Lo que cambia es el parámetro: “aunque el paso del tiempo es el peor enemigo de la proporción áurea, debido a que la piel y los músculos se debilitan y van cambiando la perspectiva, tratar una cara no consiste en dejar a una señora de 55 años como una de 20, lo esencial de nuestro trabajo es potenciar los recursos estéticos de cada paciente y armonizar los antiestéticos”, coinciden ambas especialistas. Armonía, simetría, relación entre las partes, proporción. La belleza se mide, consciente o inconscientemente, y quienes sostengan tercamente que “el amor es ciego”, pueden comprobar con hechos –y con centímetro– que no por nada rostros como el de Tom Cruise o Angelina Jolie arrancan suspiros alrededor del mundo

Compartir este articulo :

 

CENTROS DE BELLEZA en ARGENTINA

SALUD y BELLEZA EN ARGENTINA

FRASES SOBRE LA BELLEZA

10 MANDAMIENTOS DE LA BELLEZA

BELLEZA: 5 PESIMOS HABITOS QUE ARRUINAN TU CARA


Home  |  Cómo incluir tu Pagina aquí  |  Noticias & Actualidad  |  Publicidad & Consultas
 
© Copyright 2001 - 2021 Sitios Argentina .com.ar | Permitido el uso del contenido citando la fuente.