Las bellas luces de las
auroras boreales son el resultado del choque de las
eyecciones de masa solar contra la magnetosfera de la Tierra. En
este fenómeno las partículas cargadas procedentes del Sol entran en
contacto con el campo magnético de nuestro planeta, chocan con los
átomos de oxígeno y nitrógeno convirtiendo la noche en un
espectáculo de luces de colores.
Sin embargo, aún quedaban algunos cabos sueltos en
todo este proceso, como por ejemplo cómo logran los electrones de la
aurora boreal alcanzar velocidades tan altas. La respuesta a esta
pregunta nos ha llegado hace unos días desde el Instituto
Tecnológico de Massachusetts, el célebre MIT, en donde un equipo de
científicos ha analizado las interacciones de estas partículas
solares con la magnetosfera de la Tierra.
Para ello han utilizado uno de los
ordenadores más potentes que existen en la actualidad. Se
llama Kraken, posee 112.000 procesadores y consume
tanta energía como una ciudad de medianas dimensiones.
Los datos del ordenador mediante esta simulación han
sido publicados en Nature Physics e indican que
la región activa situada en el extremo de la magnetosfera de
la Tierra es aproximadamente 1.000 veces más grande de lo que se
pensaba.
Durante el estudio se utilizaron 25.000 de estos
procesadores durante 11 días, analizando los movimientos de las
180.000 millones de partículas en el espacio durante el transcurso
de un evento de reconexión magnética.
Uno de los enigmas que aún quedaban alrededor de las
auroras incidía precisamente en el tamaño de esta región activa de
nuestra magnetosfera. Una región conocida como "cola magnética" que
se extiende detrás de la Tierra y es la responsable de acelerar los
electrones de las partículas solares a unas velocidades
vertiginosas. Las investigaciones anteriores habían estudiado esta
idea, pero se pensaba que esta región de la magnetosfera era
demasiado pequeña para producir una aceleración significativa.
Los nuevos datos recopilados por la simulación del
ordenador Kraken y la ampliación de esta región activa, que pasaría
a ser mil veces mayor de lo que se estimaba en anteriores estudios,
permiten esta gran aceleración de los electrones.
A cargo de esta investigación se encuentra Jan
Egedal, quien por fin desvelaba el misterio: "Siempre
habíamos pensado que la región activa del extremo de la magnetosfera
era muy pequeña. Pero ahora, se ha demostrado que puede ser muy
grande, y puede acelerar muchos electrones".
Los recientes descubrimientos y esta ampliación de
la zona activa de nuestra magnetosfera nos permitirán conocer y
predecir con más exactitud las corrientes de alta energía de
electrones procedentes del espacio responsables de muchos de los
daños causados en satélites y telecomunicaciones