La última disposición del Banco Central en
cuanto al uso de tarjetas de débito en el exterior se suma a una
serie de restricciones que ponen al descubierto el problema de
fondo: faltan dólares. Claves para saber qué se puede y qué no se
puede hacer, cómo operar y un análisis de por qué esta batalla es la
misma desatada contra las importaciones y hasta YPF.
El 3 de abril empiezan a regir nuevas restricciones
para operar con dólares, que se suman a las que ya se vienen
aplicando desde fines del año pasado. Esta vez los cambios afectan a
las operaciones en el exterior con tarjetas de débito, pero desnudan
un problema cada vez más evidente en la Argentina: el Banco Central
no tiene los dólares suficientes.
¿Pero qué se puede hacer concretamente con el dólar
y qué no? Aquí una guía para saber cómo moverse:
-¿Cuál es el último cambio?
Lo último vino desde el Banco Central, con una
resolución que comenzará a regir desde el 3 de abril y que afecta a
las operaciones con tarjetas de débito en el exterior. Hasta ahora,
quienes viajaban fuera del país podían realizar extracciones de
dinero en efectivo desde cualquier cajero automático con su tarjeta
de débito. En la práctica esto era una compra de dólares, ya que el
cliente de banco depositaba pesos en el país y en el exterior sacaba
dólares o billetes de moneda local, pero que después se terminan
computando como operaciones en dólares. Desde abril esto ya no va a
ser posible. Ahora para poder hacer este tipo de operaciones, el
viajero va a tener que abrir una caja de ahorro en dólares y para
hacerlo deberá depositar sus dólares o bien comprarlos en su banco
en la Argentina, donde rigen los controles de la AFIP. Esta
restricción alcanza a todas las personas físicas y jurídicas que
sean titulares de una cuenta con tarjeta de débito.
- ¿Cómo hay que hacer entonces si quiero
viajar?
Desde abril, todo aquel viajero que por cualquier
razón vaya al exterior va a tener dos opciones: llevarse todo el
dinero que aspira gastar o bien abrir una caja de ahorro en dólares.
La opción de abrir una cuenta de este tipo ya existe en los bancos,
en muchos de ellos incluso son gratuitas mientras que estén atadas a
un plan sueldo o bien tienen un costo mensual de entre $40 y $60 al
mes. Lo complicado, y el por qué de esta medida, es que ahora para
gastar en el exterior, todos vamos a tener que llevar los dólares al
banco o bien comprarlos, y es ahí donde entran en acción las
restricciones que desde fines del año pasado aplica la AFIP. Basta
recordar que la AFIP autoriza o no a comprar dólares en función de
los ingresos en blanco que tienen cada una de las personas
interesadas, según su base de datos. Así, antes de autorizar a cada
argentino a comprar dólares, la AFIP define cuál es el monto máximo
al que tiene derecho en función del ingreso en blanco declarado.
-¿Y si quiero hacer compras con la tarjeta
de débito en el exterior?
Se van a poder seguir haciendo como hasta ahora. El
mecanismo para los consumos en el exterior que se paguen con la
tarjeta de débito no cambia: las tarjetas vinculadas con cuentas en
pesos seguirán siendo utilizadas sin ningún otro requerimiento,
informó el Banco Central. En esas operaciones los bancos debitan de
las cuentas el monto del consumo en pesos utilizando el tipo de
cambio oficial del día, por lo que no es necesario el movimiento de
dólares físicos.
- ¿La nueva norma del Banco Central también
alcanza a las tarjetas de crédito?
No, las tarjetas de crédito no están alcanzadas ni
para realizar extracciones en cajeros ni para realizar compras. Su
uso para compras y retiro de dinero en el exterior no está limitado
por la AFIP. Eso sí: la extracción con tarjeta de crédito, una
opción que figura en los cajeros automáticos como “adelanto”, tiene
un costo financiero igual al de cualquier compra realizada con ese
plástico y luego financiada. La tasa en dólares ronda el 20% anual.
-¿Por qué cambia el mecanismo? ¿Qué
argumenta el Banco Central?
Desde fines de octubre, quienes compran cualquier
moneda extranjera deben obtener el visto bueno del sistema de
fiscalización que inauguró la AFIP, un sistema que corrobora la
capacidad económica (nivel de ingresos declarado) para realizar una
determinada compra de moneda extranjera, sea la que sea. Sin
embargo, quienes estaban en el exterior podían, hasta ahora, retirar
dinero en la moneda local desde un cajero sin que esas operaciones
sean registradas por el control del organismo recaudador. La nueva
normativa corrige esa zona gris y obliga a esos individuos a pasar
por el sistema de fiscalización al momento de adquirir los dólares
para depositarlos en sus cuentas. “Se pone en pie de igualdad a
quienes compran divisas para ahorrar o pagar importaciones y
aquellos que hacen un retiro de dólares en el exterior”, explican en
el BCRA, según informó la semana pasada el diario Página/12. Aunque
lo cierto es que con esto la autoridad monetaria tapa un resquicio
legal por el que hasta ahora muchos argentinos, en especial los que
vacacionaron en el exterior, pudieron comprar dólares sin el cepo
desplegado por la AFIP.
-El problema de fondo es que no hay dólares.
Lo cierto es que no hay dólares suficientes. A
diferencia de lo que ocurre con los pesos (y mucho más si avanza la
reforma de la carta orgánica del Banco Central), donde el BCRA emite
billetes casi sin restricciones para cubrir las necesidades de la
economía y los gastos crecientes del Estado, ya que se paga deuda
pública con reservas, la Argentina no puede emitir dólares físicos.
La única forma de hacerse de dólares físicos, es por inversión
directa extranjera (que no es el fuerte de la Argentina) o el
resultado que se obtiene de la balanza comercial. Sólo al exportar
más de lo que se importa, el país logra hacerse de dólares para
satisfacer sus necesidades y financiar genuinamente su crecimiento.
Pero desde el año pasado se aceleró la fuga de
capitales (sólo en el 2011 se fueron del sistema U$S 21.500
millones, sobre un total de reservas de poco más de U$S 47.000
millones), porque las familias empezaron a demandar más dólares y
las empresas a enviar al exterior sus utilidades, al tiempo que se
empezó a achicar el superávit de la balanza comercial, ya que las
importaciones empezaron a crecer más que las exportaciones, en
especial para hacer frente a la crisis energética y escasez de
combustibles, y el Estado empezó a demandar más dólares del Banco
Central para cancelar vencimientos de la
deuda pública y financiar gastos corrientes.
Y son justamente estos tres factores combinados (y
de difícil solución) los que están detrás de los mayores controles
al dólar, los que explican la necesidad del Gobierno de reformar la
carta orgánica del Banco Central, las restricciones para importar y
hasta la batalla desatada contra la petrolera YPF.
Federico Manrique
MDZ
fmanrique@mdzol.com En
twitter: @Fede_Manrique