Estos son los
ocho consejos de la Fundación Mundial del Riñón (WKF)
para contribuir con en el control de la salud renal:
1- Mantenerse en línea y activo.
Caminar, correr o andar en bicicleta ayuda a mantener controlada la
presión arterial, con lo cual disminuye el riesgo de progresión de
la enfermedad renal crónica.
2- Mantener bajo control los niveles de
glucosa en la sangre. Alrededor de la mitad de las personas
con diabetes desarrollan algún grado de daño renal a causa de ella,
por lo que es importante que, además de mantener a raya los niveles
de glucosa en la sangre, se realicen regularmente los análisis de
creatinina y proteinuria, que son los marcadores clínicos de la
función renal. Esto puede ayudar al control de ambas condiciones
crónicas.
3- Controlar regularmente la presión
arterial. Muchos controlan su presión por temor a un ACV o
a un infarto de miocardio, pero tal vez ignoran que la hipertensión
arterial es el principal factor de riesgo para la enfermedad renal
crónica. Los valores normales de presión sistólica y diastólica se
hallan en 120 y 80 milímetros de mercurio respectivamente. Si los
valores se remontan a 140/90, se incrementa el riesgo de daño renal,
especialmente cuando a esos valores de presión se agregan altos
niveles de glucosa o de colesterol, o una enfermedad cardiovascular.
4- Comer saludablemente y mantenerse en
peso. Esto ayuda a controlar tanto la hipertensión, como la
diabetes y otras condiciones ligadas a la salud renal. Bajar el
consumo de sal: no más de una cucharadita pequeña de café
(equivalente a 2 a 3 gramos de sal) por día , tratando a la vez de
consumir menos comidas preprocesadas, incluyendo quesos,, embutidos
y panificados, en las que el consumo de sal no se puede regular.
5- Hidratarse con agua. No existe
un único acuerdo en cuanto a la cantidad exacta de agua que es
necesario consumir diariamente, y además esta depende de la edad, el
género, el volumen corporal, el clima y otros factores; pero en
líneas generales se calcula que entre un litro y medio y dos litros
por día es una cantidad apropiada. Esto colabora con la función
depuradora de los riñones, que eliminan los excesos de sales, urea y
toxinas. A las personas con antecedentes de litiasis (cálculos
renales) se les recomienda incluso beber entre 2 y 3 litros diarios.
6- No fumar. Fumar disminuye el
flujo de sangre hacia los riñones, lo cual de por sí dificulta la
función de estos; y además, incrementa un 50% el riesgo de cáncer
renal.
7- No tomar medicamentos sin consulta
previa. Atención con la sobremedicación: se sabe que muchos
antiinflamatorios no esteroides (como el conocido ibuprofeno,
diclofenac y aspirina) pueden afectar a los riñones cuando son
consumidos muy asiduamente. Si sólo se toman estas drogas
esporádicamente, por períodos acotados o en casos de necesidad, todo
está en orden; pero las personas que sufren de dolor crónico por
problemas óseos o articulares, por ejemplo, conviene que consulten a
su médico para evaluar otras alternativas.
8- Chequear periódicamente la función renal
ante factores de riesgo. Las personas con hipertensión
arterial, diabetes, obesidad, con enfermedad cardiovascular, con
antecedentes en su familia de enfermedad renal crónica, o que hayan
superado los 65 años deben controlar periódicamente sus valores de
creatinina y proteinuria .
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