Cada vez que los precios
aumentan, nuestra reacción normal es ver cuáles son los
gastos realmente necesarios y cuáles los que pueden ser
recortados. En el caso de los automovilistas, este
pensamiento puede surgir a la hora de llenar el tanque.
Con el constante aumento de los combustibles, muchas
veces 300 pesos no son suficientes para que el tanque
esté completo
Entonces, cada vez que estamos
frente al surtidor y vemos cómo los números que indican los litros
van lentos y los del costo cada vez más rápidos, nos surge la
pregunta: ¿mi auto necesita nafta premium o con la súper es
suficiente?
Para responder correctamente, lo primero que debemos decir es que
ambas son libres de plomo y que la diferencia más notoria es la
diferencia de octanos de cada una. El número de octanos nos indica
la capacidad de resistencia a la detonación: a mayor octanaje, la
nafta puede ser más comprimida antes de la explosión.
Dicho esto, será cuestión entonces de leer detenidamente el manual
del usuario de cada modelo en el que siempre se indica cuál es el
octanaje mínimo necesario. Hay que decir que, salvo contadas
excepciones, todas las marcas recomiendan cargar combustible de por
lo menos 95 octanos, es decir, nafta súper, reservándose la premium
de 98 octanos a modelos que en nuestro país se pueden contar con los
dedos de una mano, como son los autos superdeportivos con motores
nafteros de mayor compresión (hasta 11.1).
Obviamente que de la de mayor octanaje se puede esperar algo más;
tal vez hasta un 3% más de potencia y un porcentaje similar de menor
consumo. Sin embargo, esas cifras no son significativas y resultan
imperceptibles para los conductores.
Lo que sí percibimos fácilmente es la diferencia en pesos que
significa elegir entre una y otra. Habrá que decir en defensa de las
de 98 octanos que, según aseguran las petroleras, tienen aditivos
especiales que ayudan a la limpieza y mantenimiento del motor.
Lo ideal es ajustarse a lo que indican los manuales del fabricante,
que es además la mejor forma de mantener la garantía oficial de
fábrica.
Y para quienes se preocupan por mejorar el consumo, la mejor manera
de hacerlo no es usando combustible premium, con lo que en el mejor
de los casos se gasta un 3% menos de combustible, sino modificando
nuestra forma de conducir. En Europa ya hace rato que se habla del
"manejo verde". ¿Cómo lograrlo? Hay que priorizar una conducción
suave, no acelerar demasiado rápido, pasar los cambios no muy por
encima de las 2000 rpm, frenar suavemente, apagar el motor si vamos
a estar detenidos por más de un minuto, mantener limpios los filtros
de aire y de combustible, y cuidar que los neumáticos siempre estén
correctamente inflados.
La diferencia mínima entre las naftas súper de 95 octanos y las
premium de 98 no tiene correlación en el caso del diésel. Entre el
gasoil común y el premium la composición es muy diferente,
esencialmente en la cantidad de azufre. Y acá sí conviene gastar más
a la hora de cargar. Porque los motores diésel modernos sólo admiten
gasoil con menos de 50 partes de azufre por millón (ppm); el gasoil
común suele tener, en el mejor de los casos, 500 ppm, lo que resulta
muy dañino para los componentes del motor.
Jorge Pandini
Fuente:
http://www.lanacion.com.ar