La Ley de Convertibilidad,
que obliga al Banco Central a respaldar con billetes
verdes la totalidad de los pesos en circulación, pasará
a ser parte del pasado. Analistas temen que el cambio
abra una peligrosa puerta y temen por "viejos fantasmas"
de los ´80. La modificación y sus implicancias
La parte más fácil de la
reforma de la Carta Orgánica del Banco Central va a ser su
aprobación: luego de la comparecencia que hoy hará Mercedes Marcó
del Pont en el Congreso, se espera una suerte de "voto express".
La postura oficial, según expresó el siempre elocuente Roberto
Feletti, ex viceministro de Economía y actual diputado K, es que con
esta iniciativa "se está recuperando la soberanía de la política
monetaria".
Lo difícil va a venir después: convencer a un mercado cada vez más
sensibilizado de que esto no será, como advierten algunos
economistas, la apertura de una caja de Pandora de la cual saldrán
dos de los males más temidos por los bolsillos argentinos. Es decir,
la inflación y la devaluación.
Es que inevitablemente surge el interrogante acerca de qué tan grave
puede ser una medida de este tipo.
Existe cierto consenso respecto de que, desde el punto de vista
técnico, no es necesario que la masa de dinero circulante esté
respaldada con reservas, como de hecho no lo es en la mayoría de los
países.
Pero, la Argentina no es una nación cualquiera, ya que la
depreciación de la moneda llevó a que el signo monetario tuviera que
agregar 13 ceros.
Como dato inquietante para los nostálgicos de la convertibilidad, la
consultora Economía & Regiones difundió una estimación según la
cual, para fin de año, el dólar tendría que llegar hasta $6,56 si se
quisiera que todos los pesos estuviesen respaldados por divisas. Es
decir, una devaluación del 50 por ciento.
Por lo pronto, la casi totalidad de los expertos coinciden en los
siguientes puntos:
• La reforma de la Carta Orgánica es una mala señal, no por un
motivo técnico sino porque es el síntoma de que el Gobierno admite
que los dólares que ingresan al país ya no alcanzan para sostener
"el modelo".
• La reacción del Gobierno, en vez de apuntar a solucionar los
problemas de fondo (léase reducir la inflación y sincerar el tipo de
cambio), prioriza la "captura" de una nueva caja que aporta oxígeno
en el corto plazo.
• Por lo anterior, el principal mérito de esta medida es que le
permite al oficialismo ganar tiempo como para evitar que las
inconsistencias económicas entren en crisis. En otras palabras, se
podrá contar con los dólares necesarios para pagar deudas y cubrir
las importaciones energéticas, sin que ello implique tener que
devaluar el peso de forma más acelerada.
El punto en el que hay discrepancias es cuán largo será ese tiempo
que los funcionarios K lograrán "comprar" gracias a las divisas del
Banco Central.
Mientras algunos analistas se quejan del rumbo económico pero
admiten que la declinación será suave, otros encienden luces de
alarma y comparan la situación actual con la que se vivió en los
inflacionarios años '80.
Por lo pronto, hay algunos indicadores que en las próximas semanas
permitirán saber cuál de los dos grupos está más cerca de la verdad.
Y uno de ellos es la cotización del dólar en el mercado paralelo.
Los más escépticos argumentan que, ante una evidencia de las fisuras
del "modelo", el termómetro mostrará una amplia brecha entre el
oficial y el "blue" que, actualmente, se ubica en un poco
significativo 6,4 por ciento.
"Van a seguir incrementándose los controles para reducir la demanda
de dólares. Y es muy probable que veamos un aumento del 'blue'",
advierte Aldo Abram,director de la Fundación Libertad y Progreso.
Esta opinión es compartida por la mayoría de sus colegas. Así por
ejemplo, Luis Palma Cané estima que en un contexto signado por un
billete verde abaratándose y restricciones a la compra, con el
tiempo se hará evidente una "ampliación de la brecha".
"Como el Banco Central no va a querer mover mucho el tipo de cambio,
se va a ver mucha mayor tensión en el mercado y una posible suba del
paralelo", afirma Jorge Todesca, director de Finsoport.
Sin restricciones
Una vez cumplimentado el paso por el Congreso, el Banco Central
tendrá vía libre para avanzar en un terreno "codiciado" por el
Gobierno, pero en el que tenía ciertas limitaciones.
A partir del visto bueno legal, quedará en el olvido aquél "viejo"
concepto que decía que la cantidad de pesos que circulan en el país
deben contar con su correspondiente respaldo en dólares.
Más aún, el total de reservas quedará a "discreción" de las
autoridades del Banco Central.
Y serán los funcionarios de turno quienes decidan qué nivel tiene
que tener el país.
¿Mucho?, ¿poco?, ¿cuánto? Las respuestas a estos interrogantes no
saldrán de un cálculo matemático, ni de una fórmula escrita. Será lo
que se decida según el momento y las necesidades del Gobierno de
turno.
Como era de prever, una iniciativa de este tipo despierta todo tipo
de opiniones. Algunas a favor, otras "neutras", y varias en contra.
Claro está que en los dos primeros grupos se encolumna el Gobierno,
funcionarios y analistas que defienden a ultranza el modelo K.
"Debemos saber que el Banco Central debe estar en función de la
economía real, no tampoco para hacer cualquier zafarrancho", afirmó
Cristina Kirchner.
Y prometió que, de aprobarse la ley, se mantendrá "la independencia
de cualquier instrucción que pueda darle el Gobierno" a la entidad.
También Roberto Feletti defendió la iniciativa, al señalar que la
modificación es "un cambio simbólico", a la vez que afirmó que "con
la crisis del 2001 la posibilidad de asignar recursos
discrecionalmente había quedado acotada".
Además, recalcó que con la modificación a la Carta Orgánica se busca
que la Banco Central "pueda intervenir en el mercado de crédito,
donde los bancos no lo hacen".
"Lo que la Presidenta plantea es que (el BCRA) pueda regular el
crédito, lo que torna como innecesaria la modificación de la ley de
Entidades Financieras", aclaró Feletti.
De acuerdo con el proyecto oficial, el Banco Central podrá, entre
otras cosas:
• Ejecutar con mayor discrecionalidad la política cambiaria y
aplicar la ley de entidades financieras.
• Orientar el crédito a donde lo crea conveniente.
• Actuar como agente financiero del Gobierno.
• Hacer uso de las reservas con amplio grado de libertad.
Asimismo, una vez aprobada la iniciativa, deberá ejecutar su
política cambiaria en un todo de acuerdo con la legislación que
sancione el Congreso.
En buen romance, la suma de estas atribuciones les confiere a la
actual Presidenta y a los próximos gobiernos un poder pocas veces
visto.
Más poder, más concentración
En la vereda de enfrente del oficialismo, los críticos a los cambios
que impulsa el Ejecutivo no hacen más que advertir sobre las
consecuencias que puede traer el manejo "a discreción" de las
reservas que se le otorgará al Gobierno de turno.
"Vamos hacia una mayor concentración del poder en el Banco Central y
a una Argentina que cae cada vez más en la voluntad de una persona",
afirma Todesca.
"La Presidenta dijo que no iba a reformar la Ley de Entidades
Financieras. Sin embargo, en el fondo lo está haciendo, pues la
nueva norma le permitirá al Central decidir hacia dónde orientar el
crédito y administrar las tasas", sostiene Abram.
Para Federico Bragagnolo, economista senior de Econviews, "el
proyecto plasma formalmente algo que se viene dando en la práctica,
que es que el Banco Central tiene una multiplicidad de objetivos que
van más allá de buscar la estabilidad monetaria".
Incluso, la iniciativa contempla (artículo 11) que "cuando razones
de urgencia así lo exijan, el Presidente podrá resolver asuntos
reservados al directorio, en consulta con el Vicepresidente, o quien
haga sus veces y un director".
"Este artículo le otorga a quien presidiere la entidad la potestad
de emitir normas similares a los tan criticados decretos de
necesidad y urgencia (DNU)", afirma un analista que solicitó
mantener su nombre en reserva.
Otro de los críticos es el ex titular de la entidad, Alfonso Prat
Gay, quien señala que con las modificaciones a la Carta Orgánica del
BCRA "se le da una discrecionalidad y falta de transparencia total
-con prescindencia de rendir cuentas- como creo que no existe en
ningún lugar del mundo".
En su visión, esto es así dado que más allá de cumplir con el rol de
"defender el valor de la moneda", la autoridad monetaria incorporará
otras áreas en las que influirá de manera muy marcada.
Esa "irresistible" tentación llamada reservas
El punto que más polémica ha generado es el que se refiere a la
potestad que tendrá el directorio del Central para definir cuál es
el nivel de reservas y utilizar "el sobrante" para el pago de
deudas.
Sobre el particular, Prat Gay dejó de manifiesto su pronóstico
escéptico: "Este cambio perpetúa el esquema de pagar endeudamiento
contraído por cualquier gobierno y recibir, a cambio, papelitos que
son promesas de pago".
En su visión, el peligro radica en que con las arcas del Central, al
quedar a merced de quien maneje los destinos del país -sea éste u
otro gobierno posterior- pueden quedar diezmadas del mismo modo a lo
sucedido con las reservas de gas y el petróleo.
"Hay una voracidad por gastarse los ahorros de los argentinos,
creyendo que nos dan a todos una sensación de bonanza por el elevado
consumo", destaca el ex titular del BCRA, Martín Redrado, otro de
los críticos a la iniciativa.
El proyecto también admite otra lectura, en lo que hace a la
necesidad de convalidar una situación que se viene dando desde hace
ya tiempo y que supone un retroceso a lo ocurrido décadas atrás.
Sobre el particular, Rodolfo Santángelo, director de M&S, argumenta
que "el Gobierno no hace más que ratificar el financiamiento que el
país viene teniendo ya hace tres años".
Y agrega: "En definitiva, la modificación no hace más que consolidar
el modelo inflacionario de la década de los ´80".
Haciendo cuentas
Una vez que se convierta en ley, quedará definitivamente superada
una de las restricciones que más le complicaron la vida al Central:
la obligación de mantener la relación técnica entre las reservas y
la base monetaria.
Cabe apuntar que, sin la modificación propuesta, el Gobierno se
habría visto obligado a salir a buscar fondos al mercado de crédito
por unos u$s1.200 millones. Con la iniciativa resuelve este
"escollo".
En efecto, según los cálculos oficiales, el sólo hecho de dejar de
lado los fundamentos básicos de la Ley de Convertibilidad hace que
queden liberados cerca de u$s3.000 millones.
Y este también es uno de los puntos que -de cara al corto plazo-
hace que el alcance de la medida no sea menor.
Sucede que, esa cifra, sumada a los u$s4.000 millones que ya tiene
disponible, le permite hacerse de más dinero del que necesita para
cubrir las necesidades de financiamiento incluidas en el Presupuesto
para este año (u$s5.700 millones).
"La decisión de liberar las reservas de libre disponibilidad debe
interpretarse como que no se llegaba a juntar esa plata y por eso se
pensó en esta iniciativa", dice Redrado.
Pero eso no es todo. Podría destinar esos u$s1.000 millones
excedentes al financiamiento del mercado interno.
¿Será la última gran reforma?
Entre los economistas consultados por iProfesional.com, existen
algunas discrepancias en cuanto a si con este paso se concluye el
proceso iniciado luego de las elecciones presidenciales del año
pasado.
Para Todesca, "esta reforma es la pieza que completa el esquema que
integran las medidas que se vienen tomando desde octubre".
En cambio, Rodolfo Santángelo considera que "en realidad, esta es la
anteúltima reforma". Porque, la última será la de sacar los límites
al financiamiento de emisión monetaria.
Según el analista, "eso se dará en el transcurso de este año o, a
más tardar, a principios del próximo".
Impacto en inflación y dólar
De más está decir que la suma de las nuevas atribuciones despierta
la inquietud sobre las consecuencias del nuevo marco en la inflación
y en la evolución del tipo de cambio, en sus dos versiones: el libre
y el marginal.
Desde las esferas oficiales, existe el pleno convencimiento de que
nada hace suponer de que se incrementará la presión alcista sobre la
cotización del oficial.
Para sostener tal argumento, consideran clave el control oficial
para reducir la demanda de particulares y empresas (vía AFIP) como
así también el haber ampliado la oferta, luego de restringir el giro
de dividendos, amurallar importaciones y obligar a firmas a retrasar
el pago de las mismas.
Para Bragagnolo "esta iniciativa es una confirmación de que el tipo
de cambio oficial se va a mover más lentamente que la inflación".
Pero, a la vez, los expertos consultados advierten que se irá
ampliando la brecha entre éste y el dólar blue.
"El Banco Central cuenta con reservas para controlar el mercado.
Pero un debilitamiento de su balance provocará una mayor presión
sobre el precio del paralelo", afirma el analista de Econviews.
También se espera un mayor retraso cambiario, producto de un billete
verde que seguirá creciendo por debajo de la suba de precios.
"Con una inflación de dos dígitos, por encima del 20%, es muy
difícil que el tipo de cambio la pueda superar. Este es un problema
que se irá agravando con el paso del tiempo", afirma el economista
Carlos Melconián.
Al igual que Melconian, varios expertos sostienen que al tener el
Banco Central vía libre para emitir más pesos, el índice
inflacionario irá sacándole mayor distancia a la suba de la divisa
estadounidense.
Rodolfo Rossi, ex titular del BCRA, prevé que "con el incremento de
la base monetaria y la simultánea reducción de reservas, la
inflación irá en aumento y será enfrentada compulsivamente con el
control de los precios internos".
Además, afirma que ello "generará una inflación reprimida; una
distorsión general de precios relativos y una seria ampliación de la
brecha cambiaria".
No obstante, el hecho de que la economía modere su crecimiento -tal
como se espera que ocurra en este 2012- hará las veces de "efecto
amortiguador" para que los precios no suban tan rápido y así, los
bolsillos de los argentinos no se vean tan castigados .
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