Es el dietista de la elite
francesa. Nicolas Sarkozy o Carla Bruni son algunos de
sus pacientes más conocidos, aunque lleva media vida
enseñando cómo comer para adelgazar. Después de una
fuerte polémica con el archiconocido Pierre Dukan (el
defensor de la dieta proteinada perdió un juicio donde
le acusaba de calumnias e injurias), Jean Michel Cohen
ha presentado estos días en España su último libro: ’He
decidido adelgazar’, que promete convertirse en un
bestseller como sus anteriores manuscritos
¿Cuál es el secreto de su
dieta?
Decir la verdad. Cuando se habla de dieta, se piensa en algo
milagroso y, consciente o inconscientemente, todos sabemos que eso
no existe. Pero la gente que hace el mismo trabajo que yo no lo
explica muy bien, lo hace de forma científica, o no lo explica
bastante. Mientras que si dices la verdad, la gente entiende cómo
funcionan las cosas, le parece lógico. Además, siempre es lo mismo,
los mejores estudiantes en la universidad son los que han recibido
la enseñanza más pedagógica.
Pero, ¿por qué hay cada vez más personas obesas?
Hay dos razones. Estamos en una época de abundancia alimenticia como
nunca antes y ahora no necesitamos tanta energía como la que
necesitábamos antes.
¿Y qué hay de la dieta mediterránea?
Es perfecta.
Pero, ¿se hace?
En los países latinos sí se tiende a comer, porque es natural en
ellos. En los demás no, porque no están los alimentos a disposición.
Un ejemplo es el tomate con aceite de oliva, al asociarlos unes el
licopeno activo del tomate con los ácidos grasos monoinsaturados del
aceite, es una receta mediterránea que no se come en Rusia. Pero lo
que se olvida es que en la dieta mediterránea no se debe sobrepasar
las 1.800 calorías al día, que hace falta una siesta de media hora
al día y que no se trabaje mucho. Es decir, es una mezcla de esos
tres factores lo que verdaderamente funciona para tener buena salud.
¿Sabemos lo que comemos?, ¿sabemos comprar o cocinar?
No. Se han perdido las referencias alimenticias. Las personas cada
vez cocinan menos y, en cambio, compran más alimentos preparados,
que no conocen ni entienden. Por tanto, han perdido las referencias
intuitivas y las nuevas referencias son las que fabrica la
industria. El jamón que se come hoy en día se está vendiendo bajo
plástico, la gente está convencida de que el surimi es pescado...
¿Esas referencias se han perdido porque se ha perdido la
comunicación con la familia?
Por supuesto. También se ha perdido la comida familiar. Hasta cuando
te sientas en la mesa para comer con tus familiares no tienes la
misma comunicación ni compartes la misma comida, puedes abrir la
nevera y escoger algo que te guste más. La eclosión de internet se
explica porque la gente busca una vida en comunidad que no encuentra
en su día a día.
La crisis económica está está regulando la alimentación
¿La industria se está aprovechando de ese desconocimiento?
Sí, claro. La industria alimentaria no es filantrópica es
capitalista. Su misión nunca ha sido la de sustituir a la seguridad
social o a los hospitales. Dicen que son distribuidores
alimenticios, y que si surge algún problema, yo soy el médico y soy
yo quien tengo que cuidar a las personas.
¿Cuál es la solución?
La crisis económica está aportando la solución porque se está
regulando la alimentación. Creo que se comerán menos golosinas. Las
pesonas dudarán más en comprarse una tableta de chocolate y se
concentrarán más en las cosas esenciales. Cocinarán más porque se
darán cuenta de que es más barato. Cuando cocinas sabes qué aceites
usas, qué féculas preparas, qué carne tomas. Cuando cocinas y te
queda algo no lo tiras a la basura, lo guardas.
Pero la comida rápida es más barata, ¿no?
Es una falsa idea. Escribo sobre alimentos en Francia y veo que un
plato precocinado cuesta entre siete y 14 euros, en cambio, un kilo
de fruta vale entre dos y cinco euros, un kilo de carne de 5 a 15
euros y las féculas, de uno a tres euros. Si cocinas todo esto
resulta mucho más barato el plato cocinado que el precocinado.
¿Se puede cocinar algo bueno si no se hace con amor?
Cuando se cocina con amor a menudo está bueno. Y cuando uno hace una
dieta es importante conservar la noción del placer, porque el placer
está en el amor que le das a otro y también en el amor que te das a
ti mismo. La comida es muy sensorial.
Pero muchas personas piensan que realizar una dieta es perder gran
parte de ese placer.
Esto es exactamente lo que te impide hacer una dieta. Cuando le
explico a alguien que se puede pasar algo cuando está haciendo una
dieta cambia su visión psicológica de la dieta, y cuando cambio
esto, lo cambio todo. Porque cuando piensas en hacer dieta siempre
piensas en castigarte, mientras que en realidad se trata de una
armonía alimenticia.
La mayoría de las dietas están hiperproteinadas
¿Usted recomienda una dieta rica en proteínas?
Yo no incremento las proteínas, es un efecto proporcional. Para
reducir el número de calorías estamos obligados a reducir grasas y
azúcares, pero la ingesta de proteínas es obligatoria: Un gramo por
kilo y por día, estés o no a dieta, es decir, unos 50-60 gramos de
proteínas diarias. Por eso la mayoría de las dietas están
hiperproteinadas, por una cuestión proporcional, y por eso se han
confundido con las dietas que estaban de moda el año pasado, pero no
eran lo mismo, eran dietas disociadas hiperproteicas.
¿Qué ocurre cuando se toman sólo proteínas o muchas proteínas?
La respuesta la dio Teresa Fung [profesora de nutrición de la
Universidad de Harvard, en EEUU] que demostró que una alimentación
hiperproteica en más de 50.000 personas había reducido su esperanza
de vida un 20%. No sería más natural que un hombre coma demasiadas
proteínas que demasiadas pocas. La nutrición es la ciencia de la
estabilidad. Somos omnívoros, por lo tanto tenemos que comer de todo
de forma equilibrada.
Para que una persona pierda peso, ¿hay que estar encima de ella?
Hoy en día el acompañamiento es primordial. Sabemos más o menos el
tipo de dietas que hay que prescribir, pero no sabemos cómo obligar
a las personas a hacerlas. Internet puede ser una ayuda, porque
podemos mandar alertas de forma permanente, que pueden estimular a
las personas que hacen dieta, porque no pueden acudir al médico
todos los días. Además, gracias a internet se podrán establecer
comunidades alimenticias y un contacto permanente con la gente. En
2009 la revista ’The Lancet’ publicó un artículo que explicaba que
se podían mandar sms a pacientes con trastornos alimenticios
ingresados en el hospital y que este envío se podía integrar en la
terapia conductual. Creo que de esta manera, podremos llegar a crear
combinaciones de dieta cada vez más personalizadas y con un
seguimiento cada vez más cercano y mucho más barato.
Fuente:
http://www.elmundo.es