Según un diario
español, la usa para aliviar los dolores; reapareció en
público luego de 33 días
Hugo Chávez reapareció ayer en el
Palacio de Miraflores, aprovechando la visita de una delegación
bielorrusa y, en lugar de combatir los nuevos rumores sobre la
gravedad de su cáncer, optó por ignorarlos.
"Allá se ve el 7-O", bromeó el mandatario venezolano
con unos binoculares, en referencia a las elecciones presidenciales
de octubre, entre las sonrisas de Vladimir Shemashko, el viceprimer
ministro de Belarús, la última dictadura europea.
Con esa visita, el presidente volvió a comparecer en
público después de 33 días. Después del 30 de abril, cuando firmó la
nueva ley del trabajo, sólo se lo había escuchado a través de
conexiones telefónicas y en un consejo de ministros televisado.
Durante un discurso repleto de sus términos
característicos, Chávez evitó pronunciarse sobre nuevas revelaciones
acerca de su salud que publicó ayer el diario ABC de España.
Invocando a un informe de inteligencia, el periódico
revela que los médicos tratan al mandatario con parches
dermatológicos de fentanilo, "cien veces más potente que la
morfina", para aliviar los "fuertes dolores" del "persistente avance
del cáncer en los huesos".
La información del matutino español coincide con lo
publicado hasta ahora por Nelson Bocaranda, el periodista venezolano
que jaqueó el hermetismo alrededor del mandatario, con informaciones
desde el entorno privado del presidente.
Según Bocaranda, "los dolores son consecuencia de
las metástasis en los huesos de la cadera, el rabdomiosarcoma del
músculo psoas y los efectos de una radioterapia mal aplicada" en el
hospital Cimeq de La Habana, donde el presidente eligió tratar su
cáncer.
El diario ABC añade que el paciente también es
tratado con bisfosfonato, para "ralentizar la metástasis en huesos y
combatir la pérdida de masa ósea", y con corticosteroides, "para
reducir el dolor y hacer frente a los efectos secundarios de la
radiación y la quimioterapia".
Esta última noticia se suma a la multitud de
informes extraoficiales publicados desde el inicio de la crisis, en
junio del año pasado. Transcurrido casi un año, el gobierno mantiene
el secreto de Estado en torno a la enfermedad: nada se ha informado
acerca del tipo de cáncer ni de cuáles son los órganos afectados. Ni
siquiera hubo precisiones sobre las dos operaciones a las que fue
sometido. La falta de transparencia provocó este alud de noticias y
rumores que se incrementaron con la cercanía de las elecciones.
Esta semana se sumó el veterano periodista
estadounidense Dan Rather, al afirmar que a Chávez le quedan dos
meses de vida por culpa de la "metástasis agresiva". Las fuentes de
Inteligencia de ABC son más comedidas: "Si no sucede una inesperada
caída, el presidente Chávez podría llegar a las elecciones".
Estos informes médicos elevaron la temperatura
política de un país que parece un volcán de erupciones constantes.
La siguiente ya tiene fecha tope: la inscripción de las candidaturas
presidenciales.
El candidato opositor, Henrique Capriles, anunció
que se inscribirá el próximo domingo, acompañado de una gran
caminata de opositores. Pero la de Chávez es un misterio. Incluso
uno de sus colaboradores no desechó la posibilidad de que lo hiciera
por Internet.
Las dudas persisten y son tan recurrentes que
cualquier actividad del presidente es multiplicada por sus
colaboradores y medida con lupa por sus opositores. Ayer mismo, tras
la reunión con los bielorrusos, Chávez siguió por televisión el
encuentro entre los seleccionados venezolano y uruguayo.
"¡Atención! El presidente Chávez está viendo el
partido y lo sigue minuto a minuto", exclamaba en Twitter una de sus
jefas de prensa, como si se tratara de la exclusiva del año. "¡Honor
al vencido, gloria al vencedor!", escribió el propio presidente,
tras el empate a uno.
La pelea prosiguió durante horas en las redes
sociales, algo ya acostumbrado en la Venezuela de la hiperpropaganda,
donde deporte, política y religión se mezclan sin sonrojo. Pero en
lo intrincado de la batalla sólo un portal de noticias se dio cuenta
de la anécdota de la jornada: Chávez había mirado al 7-O con los
binoculares al revés . Fuente
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