5 razones
para no tener un Weblog
Soy un Don Nadie en Internet: no tengo
weblog. A estas alturas de la vida, carecer de una página personal en
la Red es un sacrilegio imperdonable. No valen arrepentimientos, entre
otros motivos porque, a no ser que mi mentalidad cambie mucho,
continuaré condenado al ostracismo de los internautas-sin-weblog, de
los Don Nadie de Internet. Es mi decisión.
(Libertad Digital) Conste que tengo mis motivos. Desconozco si
servirán de excusa. En cualquier caso, solicito la absolución de los
magnánimos lectores.
1) Carezco de página personal porque me niego a fomentar el ego-blog.
Es decir, esa tendencia a preocuparse por uno mismo, porque le lean,
por desvelar cualquier intimidad con el fin de que miles de lectores
anónimos sepan más de ti. No quiero llegar a creerme el centro de
Internet.
2) Me niego en rotundo porque soy feliz con la vida que llevo y me
aterra convertirme en uno de esos bloggers que manipulan su
cotidianeidad para y por el blog. O lo que es igual: realizan todo
tipo de actividades con la única finalidad de contarlo posteriormente
en su página personal y dejar a todos sus lectores pasmados ante la
fulgurante e interesante existencia que llevan.
3) Porque no quiero caer en la verborrea escrita, o lo que es igual,
contar por contar cosas sin que a priori tengan el más mínimo interés
sólo para mantener actualizada mi página. He llegado a leer blogs
(porque negarse a publicar uno no impide consultarlos) en los que se
detallan las dificultades para abrir una lata de sardinas o el autor
suelta una perorata autoinculpatoria por los 100 gramos de más que ha
cogido durante las fiestas navideñas.
4) Porque he conocido a muchos bloggers que son terriblemente tediosos
en las conversaciones. Sólo hablan de su página, de la su amigo y de
la de una chica de Oregón que es “genial” porque cuenta con todo lujo
de detalles “cómo se ligó a su compañero de universidad”. Su mundo se
ciñe a sus experiencias bloggianas.
5) Ya escucho los gritos de protesta de aquellos que publican un
weblog a modo de periódico personal. Sin duda son los que más me
atraen a la hora de realizar mis pesquisas por la Red. De hecho, si
algún día me decidiera lanzarme a la piscina de los bloggers me
decantaría por esta opción. Pero no lo haré. Simplemente porque me
domina una pereza ingobernable.
Y es que éste es el principal escollo que encuentro en el momento de
plantearme si me abro una página personal: la pereza. Soy vago por
naturaleza y me cuesta horrores seguir escribiendo después de concluir
mi jornada laboral con el único fin de saciar las ansias de curiosidad
de lectores desconocidos.
A pesar de que mi actitud sea políticamente incorrecta entre los
internautas, no significa que deje de admirar a las millones de
personas que han hecho de Internet no sólo un lugar de diversión, sino
sobre todo un canal de información alternativa donde todo puede
aprenderse, cotejarse y cotillearse. Mi actitud indolente no implica
que abomine de las páginas personales. Supongo que todo se resume en
mi firme apoyo a la máxima tan cómoda de “que trabajen los demá”.
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