En
Inglaterra recrudece la polémica por los efectos del consumo de
marihuana
El
consumo de cannabis ha generado un nuevo alborto en Inglaterra: la
droga ha sido reclasificada pasando de B a C, con lo cual queda al
mismo nivel que los esteroides y los tranquilizantes. La posesión
seguiría implicando hasta dos años de cárcel pero se cree que la
policía no va a tomarse la molestia de perseguir a los consumidores
con el mismo ahínco. Los expertos han tratado de aliviar los miedos de
que el cannabis invada las calles, señalando que es poco probable que
la reclasificación haga aumentar el consumo. No obstante, la
preocupación se ha centrado en los efectos psicológicos a largo plazo
que tiene el ingrediente activo del cannabis –el tetrahidrocanabinol (THC)
– y los diarios han publicado cantidades de historias de horror sobre
las consecuencias perjudiciales de la droga.
Estas preocupaciones llevaron a Robin Murray, profesor de psiquiatría
en el hospital Maudsley del sur de Londres y uno de los principales
expertos en salud mental de Gran Bretaña, a investigar la relación
entre el cannabis y la salud mental. “Lo que descubrimos es que el
cannabis casi siempre exacerba los síntomas de psicosis en personas
que ya sufren (o tienen antecedentes familiares) de problemas de salud
mental”, dijo. Para ello estudiaron a individuos que desarrollaron
esquizofrenia y siguieron sus casos por cuatro años. “Los que
consumían cannabis cuando los conocimos y siguieron haciéndolo
mostraban una evolución tres veces peor que quienes nunca habían
consumido”, explicó el investigador.
En ese momento, Murray comenzó a hacer un análisis más profundo. “Es
un poco como decir: si pacientes con bronquitis crónica fuman, no es
bueno que lo sigan haciendo. Y luego uno piensa: ¿es posible que el
cigarrillo ayude a desarrollar bronquitis crónica, en primer lugar?
Así empezamos a pensar si el cannabis contribuía al inicio de la
psicosis”, dijo. Los trabajos recientes de Murray confirman los
resultados de investigaciones anteriores realizadas por uno de sus
colegas, la profesora Louise Arsenault. “Lo que Louise hizo fue
colaborar con investigadores de Nueva Zelanda que habían seguido una
serie de unos 1.000 niños desde el nacimiento. Estos chicos fueron
entrevistados durante su infancia y luego se hizo un seguimiento hasta
los 26 años, cuando todos pasaron una entrevista psiquiátrica.”
Arsenault observó que los sujetos de la investigación habían sido
interrogados sobre su consumo de drogas cuando tenían 15 años y
después nuevamente a los 18. Y esto le permitió establecer si el
cannabis tenía algún efecto sobre su riesgo ulterior de sufrir
psicosis del estilo de la esquizofrenia. En noviembre de 2002, el
equipo de Arsenault publicó sus resultados en la revista británica
Medical Journal. “La conclusión fue que, consumiendo cannabis a los
18, había un 60 por ciento más de posibilidades de volverse psicótico.
Pero empezando a los 15, el riesgo se disparaba al 450 por ciento”,
dijo Murray. La investigación también demostró que si los niños con
ideas cuasi psicóticas consumían cannabis, eran especialmente
vulnerables a la enfermedad mental en años posteriores.
Aún así, no estaba claro qué secuelas deja el cannabis en el cerebro.
De hecho, los efectos fisiológicos de la marihuana no están totalmente
esclarecidos. “El cerebro produce sustancias bastante parecidas al
cannabis que forman parte del funcionamiento cerebral normal”, dice
Murray. Y agrega: “Una de las razones por las cuales el cannabis
provoca un efecto es que hay receptores del canabinoide en el cerebro.
Sospechamos que el cannabis se relaciona con la psicosis porque los
receptores del canabinoide están estrechamente ligados a otros
receptores llamados receptores de dopamina”. Es sabido que todas las
drogas que incrementan los niveles de dopamina del cerebro (la cocaína
y la anfetamina por ejemplo) aumentan las posibilidades de tener un
episodio psicótico. De hecho, todas las drogas que los psiquiatras
usan para detener los episodios bloquean esos receptores.
¿La nueva clasificación de la droga significará entonces un aumento
repentino de estos casos? “Para ser franco, en el sur de Londres, la
clasificación no tiene ninguna importancia”, dice Murray. La gente que
quiere marihuana, puede conseguirla; ya está disponible. Lo que me
parece más importante es que la opinión pública sepa que el cannabis
es realmente una droga”. Esto no es tan simple como parece. “Muchos de
nuestros pacientes, cuando les decimos: ¿toma alguna droga?, dicen no.
Entonces, uno les pregunta: ¿y marihuana? Y la respuesta es sí. Por
supuesto que fuman marihuana - de hecho, fuman marihuana todos los
días, pero es sólo una hierba, una sustancia natural. No puede hacer
mal, opinan.”
“Hay una idea generalizada de que la marihuana no es en realidad una
droga y que si lo es, es segura”, dice Murray. “Con esto no quiero
decir que no haya que reclasificarla. Lo que digo es que los
ministros, cuando hablan sobre la marihuana, deben aclarar que fumar
un cigarrillo cada tanto no hace demasiado daño pero que consumir
cannabis a diario durante una cantidad de años aumenta el riesgo de
esquizofrenia”, sigue Murray, que compara los peligros de la marihuana
con los de la droga favorita de todos, el alcohol. “De alguna manera,
la gente sabe que un vaso de vino o una cerveza cada tanto difiere de
tomarse una botella de whisky todos los días durante cinco años”,
explica. Y en cierto modo, la situación con la marihuana puede
vincularse incluso con las actitudes hacia el cigarrillo.
“La situación es un poco como en los años ’50, cuando la gente decía:
si se fuma durante 20 años, puede aumentar el riesgo de cáncer de
pulmón. Llevó tiempo hacer estudios epidemiológicos importantes y
exactos para examinar los mecanismos”, dice Murray. De todos modos,
Murray no quiere ser alarmista. “Cualquiera sabe que la mitad del
mundo consume cannabis y no se vuelve psicótico. Lo que tratamos de
hacer es averiguar por qué algunas personas se vuelven psicóticas y
otras no”. “Obviamente, el cannabis no induce la psicosis en personas
que no tienen ninguna vulnerabilidad. Hay un margen de vulnerabilidad
en la población general y en esas personas que tienen una fuerte
predisposición, por ejemplo, alguien con antecedentes familiares de
esquizofrenia, el cannabis puede disparar la enfermedad, en cuyo caso
puede resultar muy difícil revertirla totalmente. Pero alguien que
tiene apenas una reacción psicótica breve y no presenta otros factores
de predisposición, es muy probable que no tenga ningún problema.”
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