Holanda: la marihuana “oficial” es un fracaso, no la compran ni los
enfermos
El
experimento del gobierno holandés de ayudar a enfermos a través de la
venta de cannabis con receta médica esta al borde del más rotundo
fracaso. Los políticos querían ofrecer esta droga "blanda"
oficialmente en las farmacias a miles de pacientes con esclerosis
múltiple, cáncer o sida. Por eso, Holanda se convirtió en septiembre
del año pasado en el primer país en conceder licencias para la
plantación de cannabis con fines médicos. Estaba previsto que dos
empresas fabricaran la sustancia y que esta se comercializara en las
farmacias.
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Alrededor de medio año después, el balance es magro. "La demanda hasta
ahora no cumplió con las expectativas", admitió Bas Kuik del
Ministerio de Salud en La Haya. En vez de los esperados 8.000
pacientes, sólo mil acudieron a las farmacias con recetas de cannabis.
Y dado que la demanda se mantuvo tan baja, los fabricantes pudieron
vender muy poco. Ambos establecimientos temen que tengan que cerrar
sus puertas. “Tenemos el agua al cuello. No aguantaremos mucho tiempo
más así", dice Tjalling Erkelens. Su empresa en Veendam, norte de
Holanda, entregó hasta ahora cien kilogramos de cannabis, pero la
plantación sólo es rentable si triplica esa cantidad.
Desde hace dos meses el Estado ya no solicita más reabastecimiento. Al
contrario de lo que esperaba La Haya, sobre todo los coffee shops y
las plantaciones ilegales resultaron una fuerte competencia para el
cannabis de las farmacias. Una causa importante evidentemente es el
precio. Cinco gramos de la droga oficial cuestan entre 44 y 50 euros
(54 y 61 dólares). En el coffee shop, se consiguen cinco gramos desde
diez euros. Además, no todos los seguros médicos en Holanda se hacen
cargo de los gastos del cannabis recetado.
Las autoridades sanitarias advierten a los pacientes que no compren en
los coffee shops. Estos alrededor de 800 puntos autorizados de venta
pueden ofrecer cinco gramos de productos derivados del cannabis como
el hachís y la marihuana por día y por cliente. La calidad, sin
embargo, no se corresponde con la que debe tener un medicamento. Sólo
el control estatal garantiza que el cannabis esté libre de hongos,
bacterias, metales pesados o pesticidas. Al contrario que con los
porros (cigarrillos de marihuana) de los coffee shops, el cannabis de
farmacia no se fuma sino que se ingiere por inhalación o como
infusión.
Hasta ahora, el gobierno en La Haya no reaccionó a la falta de demanda
y mantiene su política de precios para las farmacias al tiempo que
persigue a los grandes comerciantes ilegales. La fiscalía del Estado
en Rotterdam recibió recientemente el encargo de investigar a una
fundación que entrega cannabis ilegal a pacientes. “Ofrecen la
mercadería a precios más baratos y la llevan directamente al domicilio
de los enfermos”, dijo Bas Kuik, del Ministerio de Salud. Por ahora,
la Justicia calla sobre el resultado de las investigaciones. Y las
farmacias ya pusieron el grito en el cielo.
Fuente: DPA
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