La muestra más visitada del mundo ya está en Buenos Aires
Con
algunos de los paneles todavía vacíos, a un día de la inauguración, la
muestra itinerante "La Tierra vista desde el cielo" ya provoca un
efecto de romería extrañada en los senderos circulares de Plaza San
Martín, Retiro.
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Después de pasar por cincuenta ciudades (siempre en
la vía pública y al aire libre), este trabajo de diez años en la vida
del fotógrafo y naturalista autodidacta francés Yann Arthus-Bertrand
amaneció en el corazón social de la city, entre oficinistas
apresurados ("vamos que me pierdo márketing"), conmovidos ("cuántas
costumbres hay en el mundo") e incrédulos ("están retocadas, ese color
es de Mac"). Es de esperar que la reacción sea el termómetro de lo que
puede llegar a pasar con estas 120 fotos aéreas desde hoy y hasta el 6
de junio. En París, donde arrancó su recorrido en 2000, la vieron dos
millones de personas.
Yann Arthus-Bertrand sacó estas fotos en helicóptero, sudando sangre
por los permisos de vuelo y a veces acompañado por celosos agregados
militares en las locaciones de mayor complejidad geopolítica.
Como un Jacques Costeau aéreo, lo suyo es mostrarnos la Tierra como
no la podemos ver. Las imágenes vienen en gigantografías
originales para las que invirtió tres mil horas de vuelo. Más
documentalista que artista, Arthus-Bertrand provocará a la larga el
efecto de un ojo cósmico que se pasea por una galería de arte de
dimensiones imposibles. Así, en el trazado de una aldea del pueblo
dogon (Mali) se sugieren formas de la pintura de Klee o
nuestro Xul Solar.
Del mismo modo la foto aérea de un cultivo de algas en Bali,
Indonesia, semeja la geometría militante de Piet Mondrian y el grupo
De Stijl.
"La Tierra vista desde el cielo" no es solo una colección de paisajes
sino que muestra al planeta modificado y modificándose por el hombre.
Su aventura desigual también está registrada desde las alturas:
el racimo informe que rodea los jardines de Tiergarten en el climax
del "Love Parade" y la perspectiva de jaula infame de un
suburbio de San Pablo.
Desde hoy, la obra de Arthus-Bertrand se completará con dos muestras
en el Borges: "Bestiario" y "Franceses".
"Nada de lo que vemos es ajeno al hombre", dice Arthus-Bertrand junto
a un arrozal tailandés que su cámara reveló laberinto. Su acento llama
la atención y ya se ha formado una suerte de grupo que lo escucha en
un tour improvisado. Durará poco: Arthus-Bertrand muere por un "yorripan"
(choripan, sí) porteño.
Y le faltó esa foto, ¿no? La de Buenos Aires desde el cielo sugerida
por la serpentina humeante de cien mil parrillas.
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