Un regreso con sorpresas: Susana volvió... volvió ¡con
Roviralta!
Diego Torres y los artistas más importantes de Telefé acompañaron a
la diva en su regreso. De todas formas, la estrella de la noche fue
este otro particular “invitado”: Huberto Roviralta.
¿Dónde está
Marce, dónde está Marce? La televisión argentina pendiente del
paradero de Tinelli y al final, ¿para qué? Para que anoche, cuando
por fin podíamos ver dónde es que estaba (andaba
por Canal 9, estrenando temporada), otra aparición mucho más
jugosa se robara la escena. ¡Qué importó saber dónde estaba Marce!
¡Ayer lo que importó fue ver dónde estaba Roviralta! Sí, Roviralta;
el mismo.
Huberto Cenicero Roviralta. Tantas alegrías televisivas ya nos
ha dado este hombre y anoche que nos viene a regalar otra más. Y
así, como si nada, silbando bajito y apersonándose sigilosamente en
el estudio de Susana, ni más ni menos que en la noche de su gran
regreso. Y tomen nota, que la cara de Susana cuando lo vio entrar
fue casi lo mejor que nos ha dado la tevé en los últimos tiempos.
¿Que cómo fue el regreso a la pantalla chica de la diva? Es que todo
lo demás se volvió anecdótico, de veras. Podríamos apuntar que la
historia abrió con un musical de a ratos desopilante, que a
eso le siguió la entrada en vivo de Susana, que después se fue hasta
el escritorio, que más tarde presentó otro video con los títulos de
apertura y que también pasó por su acostumbrado tour de flores y
regalos. ¿Y? Y nada, eso. Que si es por repasar el contenido,
podríamos detenernos en esas apostillas. Pero no tendría mucho
sentido, porque prácticamente todo lo que ocurrió ahí quedó opacado
por la sorpresiva y a la vez enigmática visita de aquel hombre.
Lo mejor de todo fue que no dijo ni mú. Llegó entrado el primer
bloque, con camisa y pañuelito al cuello, y se sentó al ladito de
Patricio, el hermano de Susana. Se supone que llegaron juntos; ellos
más Celia Sofovich, amiga de la diva y a quien, por lo visto, le
adjudicaron la autoría intelectual de tamaña osadía. Cuando entró,
las cámaras fueron inmediatamente para Roviralta y el paneo
enmudeció de golpe a Susana, que quedó fuera de onda. Dura. Apenas
pudo balbucear cositas: “¿Quéééé? ¿Perdón? ¿Qué estoy viendo? No, no
lo puedo creer. Ehhh...bueno...esteee...veo que han venido amigos...esteeee...vinieron
varios amigos a apoyarme.... Digo, ¿no? Es apoyo esto, ¿no? Sí sí,
yo sé que es apoyo... pero no puedo creer lo que estoy
viendo...eh..eh..eh...” Y Huber ahí, sentadito, petrificado, que
sólo sonreía y levantaba el dedo pulgar. Maravilloso. Nada podía
haber estado mejor.
Más tarde, el primer invitado; el anterior al aluvión estelar:
Diego Torres. Tres canciones en vivo y un clima distendido y de
mucho buen humor. Quien siguió fue el enorme Antonio Gasalla
del que, en la piel de Mama Cora y con esto de Roviralta ahí como
público, no esperábamos menos: se hizo una panzada. “Susana, mirá
quién está ahí. ¿Qué querrá? Dice que se olvidó un vuelto (...) Vos
por las dudas
agarrá la billetera. ¿Y este se va con vos ahora? Mirá que donde
hubo fuego...” Susana, puro bueno humor, soportó todo y hasta tiró
sus bombitas: “Pero si yo ni idea tenía...pero si hace como siete
años que no lo veo...No, no, no guardo rencor...pero ni un retorno
tuve, eh”.
Para la segunda tanda invitados, todas las figuras de Telefé.
Marley, Gianola, Emilio Disi, Weich, Laport, Echarri, Solita,
Florencia Peña y Maru Botana; sólo por repasar algunos nombres. Con
ellos también se repitieron las risas y los comentarios. “Che,
Emilio (Disi), contá con quién viniste vos; está Doris (del Valle)
ahí detrás de cámara”, disparó alguno. “¿Es él posta o es un doble
de riesgo?”, dijo algún otro. Y la duda no era tan desacertada
porque así, tieso como estaba, Roviralta de a ratos parecía un
muñeco de cera.
Así fue la vuelta. Con todo Telefé presente en el estudio (“je, je,
ahora me miman porque quedé yo solita, eh...”, acotaría ella muy
perspicazmente mirando a Villarruel) y con todos sus invitados
vistiendo las mejores galas. Susana, muy más allá de cualquier
comentario malicioso que quiere distinguir gordura de hinchazón,
desafía cualquier ley física y estrena para la ocasión un impecable
vestido blanco. Un cierre a puro brindis (con letrero SIEMPRE JUNTOS
- SIEMPRE JUNTOS que iba y venía por la pantalla -¿mensaje para
alguno?-) y luego hasta mañana si Dios quiere. Mañana que será esta
noche, cuando, dicen, la Chiqui se acercará hasta su living. Ahí la
tienen a Susana; lo que se dice volver con todo. Y con todos.
Fuente:
clarin.com
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