El
mismo Marcelo de siempre: arrancó su programa colgado de los pechos
de Salazar
En nueva casa, su ciclo,
renovadísimo, tuvo de todo: parodias, imitadores, cámaras ocultas y
una escenografía espectacular que se armó y se desarmó según los
requerimientos del conductor..
Por inspiración
divina, nos dimos cuenta del secreto mejor guardado de la televisión
argentina. Y vamos a contarlo, porque para eso hacemos periodismo
verdad, ¿o no?. Con una rebanada de observación justa salpicando la
pantalla, nos avivamos de que Marcelo Tinelli, como buen divo que
es, tiene una cábala que lo condena al éxito rotundo. Una
especie de costumbre que él respeta, año tras año, programa tras
programa, para que su extensa buena racha no se corte como mayonesa
sin batir. Ni pata de conejo en el bolsillo, ni cintita roja en la
muñeca, ni pis tras el decorado. La cábala de Tinelli es otra: hacer
todos los años lo mismo y con total impunidad.
Respetando esta máxima a rajatabla, el astro volvió anoche a la
televisión para estrenar canal y para pelearle, cabeza a cabeza, el
rating de las 21 a Susana Giménez, estrella con más glamour y menos
cabeza que él (hablamos de la parte externa de la cabeza no de la
interna, ¿se entiende?) Pero empecemos comentando cómo fue este
ShowMatch, contracción perspicaz del añejo Show de VideoMatch,
actual propiedad intelectual de Telefé. Secretito: tras la mudanza,
los creativos volaron el "video" y listo el pollo, el nombre /
contenido salió con fritas salió. La noche del estreno, Marce
la empezó a los gritos y la siguió con una extensa clase de cómo
hacer escenografía llamativa - ultra tecnológica en televisión.
Otra vez, Tinelli robó unos diez minutos con el “¡Ahora que se
suba!” y con el “¡Ahora que se baje!”. Indicando así los movimientos
que debía realizar el Primer Escritorio capaz de animar un programa
él solito, mucho mejor que muchos. Después de tanta muestra de
decorado como si importara, el ciclo arrancó con más novedades
no-novedosas. Abrió con Los Topu 4, siguió con la caricatura de
Alejandro Romay, magistralmente interpretada por Miguel Angel
Rodríguez, nobleza obliga. Se completó con la sátira del escándalo
de las narco valijas y se rellenó con Freddy Villarreal, haciendo su
parodia de Fernando De la Rúa. ¿Los mismos chistes de la
desorientación? Yes. Como salidito de una fotocopiadora
telefeniana.
El plato fuerte de la noche no fue el sketch de los pibes de No hay
2 sin 3 con sus clásicos poemas en chiste ni la visita glamorosa de
un famoso que nunca llegó. El momento de mayor tensión, de mayor
entretenimiento, de mayor originalidad estuvo a cargo de Luciana
Salazar. Una que fue movida por Tinelli arriba del escritorio. Mil
perdones: una que fue movida por el escritorio de Tinelli de arriba
para abajo. Inexplicablemente vestidita, la chica llegó al
programa para protagonizar otra cámara oculta, Luciana Night Sex.
Así se llamó el mentiroso ciclo erótico que tuvo como carnada a
David Kavlin, próximo conductor de Feliz Domingo. ¿La gracia? El
muchacho –empleado del Marce, en definitiva- quedó completamente
desnudo ante las cámaras. Si el jefe lo pide, bien vale el
bochorno...
No vamos a decir que Marcelo Tinelli se repite año tras año porque
estaríamos cayendo en una tautología más asquerosa aún. ¡Pero cómo
no vamos a decirlo si debemos hacerlo, si fue lo que pasó y lo que
llamó la atención! No, no lo digamos, aguantemos. Para disfrazarlo
un poco, comentemos que no es que Marcelo no tenga ideas o cabeza.
Porque para ideas, ya tiene montada toda una productora con ese
nombre autobombo; y para cabeza, ya tiene a su propio apodo como
garantía. Digamos, entonces, que todo fue parte de su gran cábala,
una ya bien extensa en la línea de tiempo, pero cábala al fin. A ver
si todavía hace otra cosa que no esté aprobada por la masa, corta la
cábala y pum para abajo, se le corta el éxito también.
Ahí, Tinelli sí hará otra cosa: le cortará el corpiño a Tetotas
Salazar, su nueva musa inspiradora.
Fuente:
clarin.com
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