Cómo se elige el sucesor del Papa
Conozca el extenso y
minucioso proceso que se cumple para definir al reemplazante de la
sede vacante del Vaticano. Los cardenales o "príncipes de la
Iglesia" tienen la palabra
Todos los integrantes del Colegio
Cardenalicio van a recibir un telegrama para reunirse en forma
urgente en Roma. El objetivo será juntarse en el cónclave para
elegir al sucesor del Papa. Hablar de cónclave es mencionar un
ritual que continúa vigente desde hace ocho siglos y que
comienza entre 15 y 20 días después de su muerte. Esta medida fue
adoptada en la época medieval, porque para arribar a Roma se tardaba
varias semanas.
Esta época de elecciones se llama "novemdiales" y sirve desde para
elegir la estrategia de la Iglesia y el contacto entre los
cardenales. Dicho proceso finaliza con una misa Pro Eligendo Papa,
con la presencia de todos los cardenales en la Basílica de San Pedro
la misma mañana que comienza el cónclave. Después, los miembros del
Colegio irán a la Capilla Sixtina, donde se celebrarán las
votaciones.
Según el periódico español El Mundo, "en los últimos meses
son varios los nombres que suenan como posibles sucesores de Juan
Pablo II: Angelo Scola, Franzis Arinze, Ivano Dias, Dionigi
Tettamanzi, Giovanni Battista Re o el español Rouco Varela están
entre ellos".
El cónclave es una ceremonia secreta y en la sala sólo pueden estar
los cardenales. Ellos vivirán alejados de la sociedad hasta que la
elección termine y deben vivir en el Hospicio de Santa Marta. El
elegido deberá conseguir dos tercios necesarios para ser nombrado
próximo Papa.
El periódico explica el ritual de esta forma: "Durante las
votaciones, a cada cardenal se le entregan las papeletas, de papel
blanco, rectangular, y que llevan escrita en la parte superior Eligo
in summum pontificem (Elijo como Sumo Pontífice), con un
espacio debajo para escribir el nombre en cuestión. Se pide letra
clara y mayúsculas, que son más impersonales. Una vez rellenas las
papeletas, los cardenales se aproximarán al altar empuñándolas bien
visibles en la mano para depositarlas en un cáliz".
Cuando termina la votación, los interventores cuentan los votos y
uno pronuncia en voz alta el nombre de cada papel mientras otros dos
lo apuntan en silencio. "Según se dice cada nombre, el interventor
debe atravesar con el hilo de una aguja el papel, pasando justo a
través de la palabra 'elijo'. Cuando termina el recuento, se hace un
nudo para que las papeletas queden cosidas. Con las papeletas se
realizan dos fumatas diarias. El humo negro es señal de que no se ha
alcanzado la mayoría necesaria, mientras que el blanco indica que la
elección ha llegado a término".
Apegados a las normas dictadas por Juan Pablo II en 1996: "si a los
tres días de cónclave no hay consenso, se realizará una pausa de un
día y tras otros siete escrutinios habrá otro receso de 24 horas. Si
tras otra tanda de siete votaciones se mantiene esta situación, la
elección se hará por mayoría simple", asegura el periódico español.
Y al final, cuando el preferido alcanza la mayoría cualificada, el
decano cardenalicio, Joseph Ratzinger, se acercá al religioso y le
pregunta frente a todos: "¿Aceptas tu elección canónica como Supremo
Pontífice?". "Acepto", diría este. Y para terminar le cuestiona con
que nombre le gustaría asumir.
Fuente:
http://www.infobae.com
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