Cómo fueron los últimos días de Jesús
Creen
que no tenía 33 años al momento de morir. Y que era un profeta más, de
los que aparecían cada tanto por Judea. El poder romano lo habría
ignorado. Pero finalmente habría quedado en el centro de una interna
entre grupos judíos. Estas son algunas de las ideas con las que
trabajan los historiadores a la hora de trazar un perfil histórico, no
religioso, de los últimos días de Jesús.
La investigación, en este caso, implica una reconstrucción casi
hipotética de algunos momentos clave, porque fuera de las fuentes
cristianas sólo hay menciones aisladas y breves en textos de autores
griegos o romanos. Además, "como ningún otro tema, éste compromete
nuestra espiritualidad, por eso nuestras voces están cargadas de la
mayor o menor confiabilidad en la figura de Jesús", dice el
historiador Hugo Zurutuza, docente de Historia Antigua en la
Universidad de Buenos Aires (UBA).
La búsqueda de Jesús en la historia comienza en la Ilustración.
"Algunos pensadores —explica Raúl Petrinelli, bachiller en Ciencias
Sagradas— consideraban que era un emergente del pensamiento místico de
una comunidad que quería imponer como personaje a alguien que no había
existido". Esta idea subsiste en una minoría de historiadores, lo que
le suma polémica al tema. Zurutuza se incluye: "No me consta que
Jesús haya existido, lo veo más como producto de un colectivo
social —dice—. Sí me consta el contexto que pudo haber generado su
presencia."
Esto es: Judea sufre la ocupación romana y la elite sacerdotal judía,
constituida en el Sanedrín, está más cerca de Roma que de su gente.
"Los grupos subalternos, las comunidades —explica Zurutuza—, están en
tensión con grupos de su misma etnicidad y cultura que los explotan. Y
con un imperio que cobra impuestos, con poderosos ejércitos que hay
que mantener, que puede apropiarse de las cosechas. A diferencia de
otras regiones, Judea se rebela y es vista siempre de una
manera crítica por Roma."
Las fuentes consideradas más fiables para acceder a Jesús son los
Evangelios, y entre ellos los de los apóstoles San Mateo, San
Marcos y San Lucas, llamados sinópticos por las semejanzas que tienen
entre sí; la Fuente o Documento Q, que reúne escritos que hacen
mención a Jesús pero que no fueron formulados como libro, y el texto
Antigüedades judaicas, del historiador judío Flavio Josefo.
De sus lecturas y relecturas los estudiosos calculan que desde la
detención de Jesús en Getsemaní, Jerusalén, y su muerte en la cruz,
transcurrió entre un día y medio y dos días. Probablemente fue
apresado un jueves a la noche y murió en el Gólgota un viernes por la
tarde, en la víspera del sabbath de la Pascua judía. Su edad:
los 33 de la tradición son muy discutidos por los historiadores. Mateo
sitúa el nacimiento de Jesús antes de la muerte del rey Herodes el
Grande, ocurrida el 4 antes de Cristo. Por eso, algunos expertos
creen que pudo haber vivido 36 o 37 años.
¿Qué se conoce de aquel hombre que se dijo hijo de Dios? Se sostiene
que sabía leer y escribir, una excepcionalidad en su época para
alguien que provenía del ámbito rural. "Sobre la forma ción de Jesús
hubo un cierto vacío en algunos círculos católicos, partiendo de que
sus conocimientos los tenía por ciencia divina —dice el sacerdote
jesuita Ignacio Pérez del Viso, profesor de Historia de la Iglesia—.
Hoy se considera que sus padres, María y José, le enseñaron catequesis
a partir de la lectura del Antiguo Testamento, de la liturgia y de los
cantos. Incluso, que le enseñaron a rezar."
Se cree que era un profeta más, que no tenía muchos seguidores
y que la gran "novedad" fue su apertura a los más pobres. Que
no tuvo ideas precisas acerca del poder del Imperio y que quizá sólo
el nombre del César llegó hasta él, de ahí que su prédica no fue
especialmente irritante para los romanos. Que su enfrentamiento se
dio en particular con los saduceos, el sector más conservador
de la clase sacerdotal judía. Y sólo con algunos fariseos.
"Eran predicadores ambulantes, catequistas del pueblo, animadores de
las sinagogas —dice Del Viso—. Por desgracia se conservó el sentido
peyorativo del término fariseo, equivalente a hipócrita."
Para el historiador Horacio Botalla, docente en Historia de la
Antigüedad Tardía de la UBA, lo que básicamente molestó de Jesús a los
saduceos, quienes ordenaron su detención y reclamaron su muerte, fue
su postura crítica contra el Templo de Jerusalén, el corazón religioso
y económico de la "aristocracia" sacerdotal, el lugar donde este grupo
construía su autoridad. "Pero para acusarlo ante el poder romano
—agrega Botalla—, la única autoridad que podía condenarlo, los
saduceos centraron en algo que al Imperio le interesara castigar:
se dice el Rey de los Judíos, le dijeron al procurador romano
Poncio Pilato".
¿Cuál fue el papel de Judas, el apóstol entregador? El historiador
francés Jean-Claude Barreau dice que era integrante de la secta de los
zelotes, que impulsaba una sublevación contra el ocupante romano y que
había fracasado en su intento de que Jesús se pusiera a su servicio.
Judas traicionó a Jesús por decepción o para forzarlo a que recurriera
a las armas para evitar el arresto. De ninguna manera, según Barreau,
por "treinta denarios" como dice Mateo.
Petrelli hila la secuencia histórica: Pilato no está convencido y
deriva el caso al rey Herodes Antipas, el títere de turno. Herodes
Antipas vuelve a hacer caer la responsabilidad en el procurador
romano, quien, presionado por el Sanedrín, finalmente condena a Jesús.
Además de los Evangelios, de este hecho da cuenta Flavio Josefo,
cuando dice que "un tal Jesús" fue crucificado por blasfemo. Para
Botalla, Jesús no recibe una pena acorde a haberse pretendido hijo de
Dios. "La crucifixión es un castigo infamante —explica—, es una
pena máxima para un delincuente común. A quienes se acusaba de delitos
políticos se los degollaba o se les habilitaba el suicidio".
Si Mel Gibson en su película La pasión de Cristo muestra en
detalle el horror que "vivió" Jesús durante la tortura previa a su
muerte, los estudiosos no van más allá de dar cuenta que fue
crucificado. De las 14 estaciones del vía crucis, de sus caídas, de la
presencia de Verónica limpiándole el rostro, no hay referencias ni en
los Evangelios: es una tradición surgida en el medioevo.
Muerto Jesús, la pregunta es ¿por qué un predicador de un pueblo
perdido del Imperio Romano pudo dejar una impronta imborrable en la
humanidad? "Es la proyección religiosa y la fe de quienes siguen al
cristianismo lo que le da esa relevancia", opina Zurutuza. Petrelli,
en cambio, responde: "Porque su muerte está acompañada de su
resurrección". Este sí, definitivamente, es territorio de la fe
Compartir este articulo : | | | | |
Ver historial completo de
noticias destacadas. |
|