Mejora Maradona: ya respira por sí mismo, come y hasta bromea
"Si me escuchás, abrí los ojos", le
susurró Claudia Villafañe, y la respuesta de Diego Maradona fue
inmediata.
.
Sucedió al promediar la semana, en la intimidad de la sala de cuidados
críticos de la clínica Suizo Argentina, y para la ex esposa de ese
hombre que mantiene en vilo a la Argentina y a buena parte del mundo
con la evolución de su estado de salud fue la señal más concreta de
que, tal como lo intuía y le informaban los médicos, la situación
mejoraba cada día.
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El semblante sereno de Claudia en la intimidad, sus palabras
tranquilizadoras con amigos, a través del teléfono o personalmente, en
rápidas visitas, han sido durante estos nueve días el mejor
diagnóstico, más allá de los rigurosos partes médicos que se esperan
cada mediodía con una avidez mediática fuera de lo común.
.
Y ayer tuvo la mejor de las pruebas, cuando escuchó cómo Diego, con la
voz disfónica por ese tubo que lo ayudó a respirar durante varios días
y que ahora ya no está más, bromeaba con su hija menor sobre el lugar
posible para ir a comer esa noche. "Vamos a ir a Sunset", la invitó,
refiriéndose al mismo boliche de Olivos al que había ido a buscarla
aquel domingo fatídico en que su vida pareció cambiar para siempre.
.
Le hablaba a Giannina mientras degustaba, como si se tratara del mejor
plato del mundo, un pollo cortado en pequeños trozos y acompañado por
papilla, antes de servirse de postre duraznos en almíbar.
.
Bien cerca, disfrutaba la escena Dalma, la hija mayor, que la noche
anterior, en una entrevista concedida a Luis Majul, la única ofrecida
por una integrante de la familia, había resumido en una frase
contundente la esperanza en la recuperación de su papá: "Tiene un Dios
aparte", dijo.
.
Ellas tres -además de los padres de Maradona, don Diego y doña Tota, y
sus hermanos y familiares directos- fueron las únicas con acceso a esa
habitación en la que Diego ingresó en estado gravísimo y en la que fue
marcando, día tras día, una leve pero sostenida evolución.
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Juntas llegan a la clínica por la mañana, poco antes del mediodía,
después de escuchar por teléfono el parte que los médicos harán
oficial un par de horas más tarde, y se van antes de la medianoche.
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