Maradona abandonó la clínica sin el alta
El portón de la Clínica y Maternidad Suizo
Argentina se abrió muy lentamente. Eran las 16 de ayer cuando una
camioneta roja 4x4, con vidrios oscuros, apareció por la subida del
garaje, giró por la avenida Pueyrredón y se marchó, casi inadvertida.
Nadie sospechaba que a bordo iba Diego Armando Maradona.
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Sólo una hora después la sorpresiva noticia , que comenzó como una
versión, fue confirmada: tras doce días de internación en terapia
intensiva, varios de ellos conectado a un respirador artificial, el ex
jugador decidió por las suyas abandonar la clínica para instalarse
otra vez en la misma quinta de la que lo había sacado una ambulancia
casi sin vida.
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Apenas 48 horas antes se dudaba, incluso, si Maradona estaba en
condiciones de mirar por televisión el partido de la selección
argentina ante Marruecos.
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A las 17.15 se conoció el último parte médico, en el que se detalló:
"La dirección de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina desea
manifestar por este medio su satisfacción por la buena evolución del
Sr. Diego Armando Maradona respecto del cuadro clínico agudo que
motivó la internación. Sobre la base de ello se han indicado diversos
tratamientos, siendo voluntad del paciente y de su médico personal,
Alfredo Cahe, resolver en forma personal la modalidad de los mismos".
.
Y continúa: "Habiéndose informado las necesidades terapéuticas al
paciente y a los profesionales que lo acompañan, como también al
núcleo familiar, se pone en conocimiento de la opinión pública que el
Sr. Diego Maradona se ha retirado de la clínica en el día de la fecha
(por ayer), a las 16. El personal de la clínica desea una progresiva
recuperación de su salud y, con ello, la superación definitiva de sus
afecciones".
.
Por decisión propia
.
De aquí se desprende que Maradona, que había sido internado hace 12
días con una cuadro hipertensivo y una neumonía aspirativa, dejó la
clínica por una decisión propia y de su médico personal.
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Y se refugió solo, sin la compañía de su ex esposa, Claudia Villafañe,
ni de sus hijas Dalma y Gianinna, en el haras "De más de dos", de un
empresario amigo del ex jugador, situada en el kilómetro 5 de la ruta
28, en General Rodríguez. Aquella misma casa que había habitado antes
de su internación y tras su llegada al país desde Cuba.
.
Según fuentes de la clínica, se supo que Maradona no habría completado
el tratamiento. Para marcharse, debió firmar el papeleo
correspondiente por los riesgos que ello implica. También se dijo que
anteanoche el ex futbolista se mostró molesto e intolerante, con una
necesidad imperiosa de abandonar el lugar. "Estoy podrido, me quiero
ir", repetía desde hace un par de días. Una decisión no compartida por
los médicos del centro de salud que llevaron adelante el tratamiento
de Maradona.
.
Un rato más tarde, las novedades sobre la intimidad de Maradona en su
búnker de General Rodríguez causaron aún más asombro. Según el relato
de Marcelo Palacios, cronista de Radio Mitre que acompañó a Maradona a
la quinta en cuestión, el astro del fútbol jugó al golf con unas
pelotas fluorescentes -era el atardecer-, caminó por el césped, cenó
pollo con ensalada, tomó mucha gaseosa -Fanta naranja light- y vio, en
partes, el partido entre Boca y Newell´s, por el torneo Clausura. Se
llevó una par de medias extra para evitar el frío y también un
camperón. Todo bajo la supervisión de su médico Alfredo Cahe y de una
enfermera.
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A última hora de anoche no había movimientos en la quinta. Sólo se
pudo ver la explosión de una bengala, con la que coronó el día tan
esperado. Los familiares más cercanos habrían desaprobado la decisión
de Diego Maradona de volver al lugar que lo llevó a la internación. De
todas maneras, mantuvieron la posición de no hablar públicamente, por
el momento.
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Hoy, Maradona recibiría la visita de sus hijas, Dalma y Gianinna.
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Manifestación espontánea
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En la puerta de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, una
manifestación espontánea volvió a convocar a varios hinchas cuando se
conoció la noticia de la partida de Maradona.
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"Dios existe", rezaba una bandera que se extendió sobre la avenida
Pueyrredón, que provocó el corte del tránsito por más de tres minutos.
Algunos fanáticos fueron por sus trofeos en esta suerte de santuario
al máximo ídolo: quitaron los carteles y las camisetas para
quedárselos como recuerdo. Incluso hubo algunas discusiones por
apropiarse de una réplica de la Copa del Mundo, pero el incidente no
tuvo consecuencias importantes. El grito de "Maradoo, Maradoo..." se
escuchó al final con fuerza.
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Las inquietudes, claro, giraron en torno de cuál será el tratamiento
que seguirá Maradona de aquí en adelante. Al respecto hubo muchas
especulaciones y pocas certezas. Que se iría a Cuba -lo menos
probable, ya que desea estar en el cumpleaños de 15 de su hija
Gianinna, que se festejará el 21 del mes próximo- o bien que lo
trasladarían a un centro privado cardiológico.
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Lo único concreto es que eligió volver a aquella casa en General
Rodríguez desde la que había salido, hace doce días, tan grave como
nunca antes.
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