Automóviles diseñados
para mujeres
Un grupo de empleadas de
la firma Volvo lo logró: por primera vez, habrá en el mercado un
auto completamente diseñado por mujeres. Tiene cristales que repelen
la suciedad y viene equipado con un sistema que, a la hora de
estacionar, mide el espacio disponible. Una pinturita
Tarde o temprano iba a suceder. Hace
décadas que la mayor parte de las páginas de la historia del
automóvil estaba escrita exclusivamente por hombres.
Pero una pequeña revolución comenzó a gestarse. ¿Por qué los autos
siempre los diseñaban los hombres? ¿Por qué, si muchas compradoras
son mujeres? ¿Por qué no un auto íntegramente diseñado por ellas?
El rumor ganó los pasillos, cobró fuerza y tomó forma. Tanto, que el
presidente y CEO de Volvo Car Corporation, Hans-Olov Olsson, invitó
a ese grupo de empleadas disconformes a exponer su idea.
No importa si fue por su mente abierta o porque un gran porcentaje
de compradores de Volvo son mujeres (más del 50 por ciento en los
Estados Unidos), lo cierto es que el ejecutivo las escuchó y dio el
visto bueno. Ellas tenían luz verde para poner en marcha su
proyecto.
Se pusieron a trabajar y crearon el YCC (Your Concept Car), que tras
ser presentado en sociedad en el último Salón de Ginebra podría
comenzar a ser fabricado en serie en un par de años.
Soluciones
Pero bueno, ¿qué tiene de particular el YCC?
Nobleza obliga, debemos decir que todo. Vamos por partes.
Primera dificultad femenina en los autos que a los hombres nos
fascinan: falta espacio para guardar la infinidad de cosas que ellas
gustan atesorar. Primera solución: adiós palanca de cambios al piso
y freno de mano. Nada de eso. Entre las dos butacas delanteras hay
lugar para guardar celular, llaves, agenda, maletín, bolso del
gimnasio y todo aquello que las féminas siempre llevan “por las
dudas”, pero que no les entra ni en la cartera.
Segunda dificultad de un auto masculino: para ellas, el asiento de
atrás debe servir primero para los paquetes de sus compras y
después, eventualmente, para algún pasajero. La solución son
asientos traseros muy parecidos a las butacas de un cine: van
siempre plegadas hasta que alguien necesita sentarse. Así, siempre
hay mucho espacio para acumular las bolsas que derivan de sus
salidas al shopping.
Tercera dificultad de un auto muy macho: llegan al auto siempre
llenas de paquetes; por lo tanto, encontrar la llave y abrir la
puerta es prácticamente una misión imposible. Con la función Auto
Open activada, las puertas se abren solas cuando las chicas se
acercan al auto. Algo así como la puerta rebatible de la cocina,
pero en versión automóvil.
Pero todavía hay más. Para ellas, que todo lo combinan, pueden
cambiar fácilmente las almohadillas del tapizado y las alfombras. De
esta manera, nuestras bellas mujeres podrán estar siempre
“producidas”, con la ropa del día en franca armonía con su medio de
transporte.
Mecánica, cero
Al margen de cuestiones estéticas, o de esa bendita obsesión por el
espacio para los paquetes, hay algunos detalles, quizá más
vinculados con ciertas “inhabilidades” propias del género.
Por ejemplo, levantar el capot del auto... ¿para qué? Saber qué hay
ahí adentro a ellas les interesa tanto como la final del fútbol de
Primera C. Ante el panorama mecánico de un coche cualquier mujer
esboza una cara de absoluta incomprensión y curiosidad nula.
Por eso mismo, el YCC no tiene capot; avisa cuando necesita ser
llevado al cambio de aceite. Para el uso diario dispone de válvulas
esféricas sin tapas: una de ellas para el líquido limpiacristales y
la otra para la nafta. Suficiente. Para qué más. Pero como la
coquetería no conoce límites y la pulcritud es un factor
completamente definitorio, el YCC tiene pintura y cristales
especiales que repelen el polvo y la suciedad.
A estas alturas, es seguro que algún machista antediluviano estará
pensando: “Todo muy lindo, pero eso no las hará mejores
conductoras”.
Puede ser. Pero el auto viene equipado con un sistema que, a la hora
de estacionar en la calle, mide automáticamente el espacio
disponible. Si todo está bien, da el OK y el sistema Autopark la
asiste hasta que el auto quede perfecto.
Probablemente, si el auto se fabrica y llega a la Argentina, los
“machos” terminemos inventando una buena excusa para subirnos al YCC.
O simplemente diremos, con cara de desentendidos: “Querida, ¿me
prestas el auto?”.
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Fuente: lanacion.com.ar
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