Tu Reputación y el Poker

Por lo general, tratamos de buscar algún tipo de congruencia entre lo que se dice y la imagen corporal. Por ejemplo, si una persona habla de un tema serio, actuará de forma seria. Por otro lado, si la persona habla sobre un tema gracioso, ésta será el bromista del grupo. Estas imágenes son consistentes con la personalidad percibida. Esto es cierto en la vida real. Pero la mesa de Poker está muy lejos de la vida real.

No jugamos Poker para ser nosotros mismos. Todo lo contrario. La mayoría de nosotros pretendemos ser personas que realmente no somos. Esto es la personalidad del jugador. Algunos juegan agresivo pretendiendo ser fuertes y otros son más comedidos pretendiendo ser pragmáticos. Algunos se comportan como bufones pretendiendo no estar prestando atención…

¿Cómo uno puede saber, cuándo una persona está proyectando su verdadero ‘yo’, o comportándose tontamente para descarrilar tu tren de lógica?

Debes de entender la mesa de juego como un gran circo, en donde payasos intentarán hacerte reír y malabaristas te dejarán en suspenso. Todo para tu deleite, por hacerte pagar la entrada. ¡Pero perdiste dinero!

¿Qué debes de hacer entonces? Convertirte en un actor. Debes de desarrollar una personalidad a la que le saques provecho. Poner tu cabeza dentro de la boca de un león. Entonces no entras a un circo tanto como a una convención anual de artistas.

La mayoría de los sucesos que ocurren en la mesa de juego son más una causalidad maquiavélica diseñada para hacer que juegues tu mano o la Foldees.

Los jugadores invierten mucho tiempo ingeniando su reputación, haciéndose percibir como sueltos y desprendidos o sólidos y eclécticos. Está claro que ellos quieren que sus reputaciones le hagan ganar dinero al final del día.

En fin, tu reputación como jugador es tan buena como tu habilidad de manipular cuantas manos logras que la gente apueste o Foldee o cuán común es que te levantes de la mesa con más de lo que llegaste. Si no es dinero, te llevas un ego inflado o, en caso que juegues en Pool Palace en los torneos de la Federación de Poker de Puerto Rico (FPPR), una estadía All-Inclusive en otro país, lejos de elefantes que brincan a través de anillos de fuego.

Si los jugadores no veneran las manos que juegas, por lo general significa que tienes una reputación de ladrón. Entonces eres el animador malo que maltrata a los tigres de bengala. Por otro lado, si te prestan su respeto significa que los has convencido de que eres un jugador franco.

"¡Yo nunca Bluffeo!" es probablemente el Bluff más elegante que he escuchado en la mesa. Hasta los jugadores más cerrados y predecibles usan su reputación para ganarse un Pote. Al final, si no estás ganando más de lo que estás perdiendo, debes revisar tu reputación.

Si eres un jugador serio que usa gafas, gorra y sudadera con capucha para no permitir que tus ojos te delaten, debes estar pensando que eres un jugador intimidante. Si no estas escuchando a la gente aplaudir luego de tus piruetas, debes de quitar la maya y probar de nuevo.

La mayoría de los buenos jugadores no se amedrentan con gorras y gafas. De hecho, esa es la manera en que identifican tu debilidad. Y si funciona, pues bien por ti. Como en el caso del ganador del World Series of Poker del 2004, Greg "El Hombre Fosil" Raymer. Sino, busca otra imagen que te funcione o, quizás, algunas clases de malabarismos.

Los jugadores que utilizan su imagen para manipular un Bluff son delatados por su inconsistencia. Por ejemplo, un payaso pretenderá estar jugando, mientras entabla una conversación sobre otra cosa, haciéndose pasar por alguien que no está prestando demasiada atención al juego. O alguien vestido como un vagabundo que pretenda ser una guanábana de la penúltima cosecha. Cuando estos jugadores comienzan a ganar buenas manos te harán parar y pensar, "¡Vaya payaso!". A veces estos son los atletas más estructurados, con las manos más sólidas.

Por tus acciones inconsistentes acabas de dañar tu vieja reputación. Actuaste como un jugador impulsivo y en realidad estabas prestando atención. Es recomendable que tengas más de una reputación para que mantengas a tus oponentes dudando. O cambia de circo.

A la mesa de juego, muchos jugadores jóvenes llevamos máscaras que nuestras caras crecen a contener. Nos convertimos en ellas. Siempre es interesante ver la expresión de nuestros compañeros cuando nos las quitamos y ganamos un pote.

Si no estás en Santo Domingo en un hotel de primera con un cordial en la mano como premio de la FPPR, debes de practicar ser el primero en salir sonriendo y saludando en la parada de despedida, aunque por dentro estés sufriendo del dolor porque todavía no controlas bien tu nuevo acto como la bola de cañón humana

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