Quien es Omar Chaban
Emprendedor, de
ideas extravagantes y nombre emblema del circuito under rockero y
del teatro alternativo de hace 20 años. Empezó a trabajar con el
rock en los 80 y en esa década fue el Rey del Under. Fue,
seguramente, su época de esplendor. En 1985 le dio vida al ya mítico
Cemento, un espacio que se convertiría en el templo del rock
nacional y semillero de artistas alternativos. Por ahí pasaron
todos. O casi todos (Charly García siempre fue su figurita más
difícil. Jamás pudo hablar con él)
Laura Ramos, co-autora junto a Cynthia Lejbowicz del libro Corazones
en llamas - Historias del rock argentino en los 80, relató la noche
de la apertura en el siguiente pasaje:
"Cemento se había inaugurado el 28 de junio de 1985 pese a que el
día anterior no estaban listas las losetas del techo; los pisos
rebalsaban de material, faltaba el sonido y aún no se habían
comprado las bebidas. Llovía a cántaros esa noche y el local se
inundó. Mejor no abramos, propuso Omar Chabán; vamos a abrir igual,
decidió Katja Alemann. Ella estaba vestida como una walkyria, con su
cabellera colorada peinada hacia lo alto. Más de mil tarjetas habían
sido repartidas. Los invitados dejaron el lugar cerca del amanecer
con los zapatos destruidos por el cemento humedo del piso. Una
semana después, la gente que llegaba de la calle se topó con Omar
Chabán metido hasta la cintura en un foso abierto en el hall de
entrada. Alertados acerca de las excentricidades de Cemento, todos
creyeron estar presenciando una performance. En realidad, el
material acumulado durante la construcción había taponado la red
claocal y Omar trataba de evitar la innundación”.
En el mismo libro, el propio Chaban aparece también recordando aquel
momento: “La noche de la inauguración de Cemento yo subí al techo.
Llovía y había mucho viento. Miraba la imponencia del cielo y
pensaba que había vencido al monstruo. Casi me pongo a llorar. En
ese momento subió mi papá y me llamó. No supe qué pasó toda esa
noche, no tengo noción de la gente. Sé que subí al escenario y dije
algunas cosas pero no lo recuerdo”.
Temperamental, frontal y controvertido, él mismo quitó frente a las
cámaras de televisión las cintas de clausura que soportó alguna vez
el local, sitio que a su vez tuvo sus mutaciones. En sus comienzos y
durante los días de semana había presentaciones globales y era la
casa de los actores que hacían performances tipo cabaret. Más tarde,
en el mismo suelo, le llegó el turno a la organización negra (“Work”)
y a los grupos de danza, como el de Teresa Dugan. Después, más
tarde, sería la hora de “El Descueve”.
Personaje de definiciones dicotómicas (Once vs Palermo Hollywood //
Bailanta vs Rock) inauguró República Cromagnon en abril de este año,
un lugar en donde había funcionado, hasta su llegada, el boliche
bailantero El Reventón. Orgulloso de haberle ganado la pulseada a la
bailanta, anunció la apertura de República Cromagnon con bombos y
platillos; convocando a artistas y bautizando al lugar como "multiespacio
cultural".
Pateando siempre los límites, provocador y directo, se ha referido a
sí mismo como "un genio mediocre". El ex marido de Katja Alemann,
que también dice ser un "actor fracasado" (todavía hoy se lamenta
por las pocas "minas" que van a sus cursos de teatro), no cree ni
creyó nunca en la fidelidad. Su visión sobre el sexo opuesto tampoco
reconoce matices: "Sólo pienso en ellas, a pesar de ser misógino. Me
aterrorizan las mujeres. Aunque me enseñaron a tener complejidad,
cierto refinamiento y a cagar guita. Comprar y comprar me excita más
que nada"
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Fuente: clarin.com
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