Mantienen el motín y la toma de rehenes en la
mayor parte de la penitenciaría cordobesa
Uno de los
fiscales que participa de la negociación informó que se entregaron
los presos de uno de los tres centros del penal. Pero que el resto
sigue con el motín. Todos los rehenes en poder de los reclusos son
personal penitenciario.
La tensión
sigue dominado la sangrienta revuelta en la penitenciaría de
Córdoba. Según aseguró un fiscal este mediodía, ya se entregaron los
presos de uno de los tres centros del penal. Pero los restantes se
mantienen amotinados con alrededor de 25 guardiacárceles como
rehenes.
Más temprano, las principales autoridades provinciales habían
asegurado que la toma, que hasta el momento dejó 8 muertos, estaba
muy cerca de finalizar. "La mitad del penal ya ha sido recuperada",
expresó el secretario de Seguridad cordobés, Horaldo Senn, quien
indicó que los reclusos poco a poco están liberando a los rehenes
que mantenían desde el inicio de la toma.
El funcionario, sin embargo, no quiso adelantar cuando terminará
todo. "Nos tomaremos todo el tiempo necesario porque la prioridad es
garantizar la seguridad de los rehenes", explicó.
El núcleo más duro del conflicto lo conforman unos cien presos -la
mayoría condenados a perpetua-, quienes se niegan a rendirse ante
las autoridades. Los restantes amotinados, según confirmaron
autoridades provinciales, ya empezaron a entregar sus armas.
"Los presos están deponiendo su actitud", había dicho más temprano
el jefe de la policía cordobesa, comisario general Jorge Rodríguez.
Poco antes, el fiscal general provincial, Gustavo Vidal Lascano,
había calificado como "inminente" el final de la toma.
Mientras tanto, prosiguen las tensas negociaciones entre el Comité
de Crisis y los reclusos, quienes accedieron a liberar a muchos de
los rehenes. Durante la madrugada habían salido otras 13 personas,
por lo que se estima que aún quedan alrededor de 20 en el interior
del penal, muchos de los cuales serían guardiacárceles, y el resto,
familiares de los presos.
Por su parte, se reiteró que al penal "no va a ingresar el cuerpo
de elite (de la policía) Eter; se van a respetar los regímenes
de visita como se venían realizando hasta ahora y se garantizará la
libertad de cultos", según afirmó el fiscal general, Gustavo Vidal
Lascano.
Vidal Lascano señaló también que "se garantiza en la entrega (de los
amotinados) la presencia de la autoridad judicial y la presencia de
la prensa".
De los reclusos alojados en el penal de barrio San Martín, casi la
totalidad estaría dispuesta a llegar a un acuerdo, aunque el
principal problema se habría presentado con una minoría
integrada por aproximadamente un centenar de condenados a cadena
perpetua, quienes exigen una conmutación de penas.
Por su parte, las ocho víctimas de la toma fueron identificadas como
el policía Roberto Cogote, los guardiacárceles Andrés Abregú y Pablo
Ferreyra, y los presos Walter Romero, Juan Gabriel Rivarola, Miguel
Angel Acuña, Víctor Alejandro Bazán y David Roberto Alvarez.
Todo comenzó cerca de las 16 de ayer, en plena hora de visitas,
cuando un guardiacárcel habría empujado a la mujer de uno de
los presos. Eso provocó el enojo de algunos internos, que empezaron
a forcejear con el guardia. En pocos segundos se sumaron a la pelea
más reclusos y penitenciarios.
La situación se descontroló en segundos: gritos, corridas,
golpes, empujones. Los presos comenzaron a sacarles las armas a los
guardiacárceles. En ese momento un interno, identificado por fuentes
policiales como Eduardo Barrera, quiso frenar la pelea y fue herido
de un balazo en una pierna por otro preso.
Los reclusos ganaron gran parte del penal, coparon el casino de
oficiales y la sala de armas. Allí tomaron fusiles FAL,
ametralladoras automáticas MK3 y pistolas 9 milímetros, además de
varias facas (cuchillos de fabricación casera).
El director de la cárcel, Daniel Corso, fue al pabellón donde
comenzó la revuelta para tratar de arreglar las cosas y terminó
como rehén, lo mismo que el vicedirector, Francisco Toledo.
Los más revoltosos eran los jóvenes, quienes se cubrieron las caras
con remeras, subieron hasta el techo del penal y exigieron negociar
con un juez. Allí, amenazaron con tirar (desde unos 15 metros de
altura) a un penitenciario mientras cantaban "con la visita no se
jode".
El momento de máxima tensión sucedió alrededor de las 19 cuando,
varios presos quisieron escapar por la calle Colombres, que da a la
entrada principal de la cárcel, en un camión penitenciario. Ahí hubo
un impresionante tiroteo con la Policía en el que murieron al menos
dos internos.
mas información sobre Motines
Fuente:
clarin.com
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