¿Es usted un adicto a Internet?
El programa repasó las pérdidas económicas y
afectivas de los que pasan mucho tiempo online. El chat, la
herramienta más elegida por los ciberadictos.
Bueno, bueno,
bueno. Ya no se puede hacer nada sin tener la sospecha de estar
dando los primeros pasitos hacia una adicción terrible. Hay que
comer porque debe uno alimentarse, pero resulta que, si comemos
mucho, explotamos; hay que trabajar para sacar este país adelante,
pero cuidado, no mucho, porque podemos volvernos workaholics.
Con el sexo pasa otro tanto y lo mismo con unas fichas al colorado
el 18. Parece ser que cualquier cosa, en proporciones exageradas,
nos puede llevar a la ruina. Incluso el uso de Internet.
Preocupados deberían estar quienes ahora están leyendo esto. Y no
tanto por pensar en la –hipotética- pobrísima calidad del material
seleccionado para la lectura (aunque esta preocupación no debiera
ser descartada) sino por la cantidad de tiempo que pudieran estar
llevando online. Ustedes se reirán, pero si lo hacen será por poco
informados: la adicción a Internet, señores, está entre nosotros
hace rato.
Laura llevó seis años de su vida enganchada a la Red de redes. Tiqui,
tiqui, tiqui, dándole al teclado de la computadora desde el living
de su casa, chateando y chateando todo el santo día. Así quedó. No
ella sino el teclado: todas las letritas se borraron. Ella se separó
y sus niñas se fueron a vivir con él porque, comprensiblemente, se
sentían mejor y más atendidas por el padre que por la madre.
Diógenes apenas tiene lo justo para vivir y, llegado el caso, cambia
el sándwich y la Coca por dos horas más de Internet en el locutorio
amigo. Ahí ya lo conocen; incluso desde antes de que la tele lo
hiciera famoso. Lo conocen porque se puede pasar 12 horas ahí
adentro dale que dale; sí, chateando. Diógenes en realidad no se
llama Diógenes, pero así es como lo conocen en el mundo virtual que,
para el caso, como virtual es tan real como el real-real.
Ernesto es un caso todavía más peculiar: para poder estar conectado
las 24 horas del día, vendió todo y montó un ciber, negocio en el
que todavía hoy le va muy pero muy mal(*). Dirán ustedes que
instalar banda ancha en su casa le hubiera salido más barato y era
menos arriesgado, pero bueno, hay que respetar todas las
ideas originales. A él se le ocurrió ésa. Además, de esa forma,
su trabajo mismo lo convertía en un ser permanentemente online.
Todos estos casos mencionados aquí arriba no son ficticios; se
trataron anoche en el programa de Juan Miceli, Adikta 3.0, ese
programa en donde el conductor está inmerso en una atmósfera
cibernética... (seremos curiosos, ¿para cuándo la adicción a la TV?
¿o ya pasó y nosotros nos la perdimos? La cobertura es accesible:
tenemos los testimonios de los participantes del programa de Gabriel
Schultz, amigo de la casa; los que van a “Qué sabe usted de
televisión” ).
Estar siendo ahorita mismo un adicto a Internet es una preocupación
de lo más válida, así que nosotros, que somos puro servicio, antes
de concluir pasamos el dato:
existen páginas web que permiten hacerse un auto-test, de forma
tal que el usuario pueda evaluar él mismo su grado de dependencia a
la Web. Es más, hay otros muchos recursos: sitios de prevención,
tratamiento, foros y terapias de grupo. Habrá que ver, claro, qué
sentido tiene tratar una adicción como ésta a partir de una
una terapia virtual...
https://www.sitiosargentina.com.ar/adiccion&sitesearch=www.sitiosargentina.com.ar&meta=">
mas información sobre adiccion
Fuente:
clarin.com
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