Eduardo Calamaro, padre de Andrés: "Hubiéramos preferido que
estudie"
Eduardo y
Esther Calamaro llegaron a Cosquín por pedido de su hijo Andrés.
“Cosquín es muy importante para mí y quiero que estén”, dijo el
cantautor. Ayer, después de tomar un helado en la siesta coscoína,
mientras Fito Páez se hacía presente en el Atahualpa Yupanqui (ver
crónica), Eduardo, de 87 años y abogado de profesión, conversó con
La Voz del Interior.
Su
mujer kinesióloga, de 83, prefirió continuar con su descanso.
Eduardo Calamaro también fue periodista. Fundó la revista pro
desarrollista Qué sucedió en siete días, en 1946. Él y su esposa se
vincularon con Arturo Frondizi pero nunca aceptó un cargo del ex
presidente. Todavía ejercen sus respectivas profesiones.
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Los padres de Andrés se conocieron por intermedio de sus respectivas
madres, que fueron íntimas amigas desde la más tierna edad. Aunque
ellas dejaron de verse durante mucho tiempo, sus hijos siguieron
adelante con la amistad. Primero se cruzaron en un grupo solidario a
favor de la República Española, en plena Guerra Civil, allá por
1938. Pero todavía no era tiempo de romance. Cada uno formó su
propio matrimonio. Años más tarde, mientras ella se separaba de su
primer marido, el poeta Rogel Vega, con quien tuvo dos hijos, y
mientras él ultimaba también su separación, un accidente
automovilístico sufrido por Eduardo en la ruta, los unió para
siempre. Ella lo fue a visitar, se casaron (en 1960) y formaron una
nueva familia con los hijos de Esther y los hermanos que llegarían
con cuatro años de diferencia: Andrés y Javier.
Los Calamaro vivían en Retiro, y los hijos menores estudiaron hasta
el bachillerato en el colegio bilingüe La escuela del sol, en
Belgrano. Dice Eduardo que Andrés fue muy buen alumno y que lo
eligieron mejor compañero en quinto año.
–¿Cómo llega la música a la vida de sus hijos?
–Hebe fue música de formación académica, pero en casa siempre hubo
movimiento musical. Mi hija tenía un “festejante”, el químico Carlos
Núñez Cortez, uno de los integrantes del grupo Les Luthiers, que
ensayaba en mi casa, haciendo música informal. Además, en nuestro
hogar se escuchaba buena música: proyección folklórica, mucho tango,
poco jazz y mucho rock inglés y norteamericano. A Andrés le gustaba
Pescado Rabioso, la trova de Rosario; pero, antes que nada, Los
Gatos. Y así empezó a ir a los recitales.
–¿Les gustó la idea de que se dedicara a la música?
–Hubiéramos preferido que estudie, nosotros estudiamos toda la vida.
Mi mujer tiene seis doctorados y yo escribo y publico libros con
respecto a la cultura argentina. Quería que estudie ingeniería de
sonido, para que entienda científicamente el sonido y no por la
práctica. Pero Andrés sólo tenía interés por la música. Incluso una
vez dijo que la música lo había sostenido en sus peores momentos,
que sin ella no hubiera podido vivir.
–¿Cómo era Miguel Abuelo?
–Era un tesorito. Petiso como yo y flaco. Aunque tuviera 60 años iba
a ser siempre un chico. Pobrecito... A Andrés después lo llamaron
para que toque con Charly en un recital en el Luna Park y fuimos a
verlo, en la primera fila. Luego siguió trabajando por su cuenta y
Fito lo suplantó. Eran muy buenos amigos. Andrés se fue a vivir con
una novia, Andy (fotógrafa), y Charly lo visitaba siempre. Tenían
una buena relación. Pero en el año 90, tras una crisis muy fuerte y
de recibir críticas de todo el mundo de la música (hasta de Mercedes
Sosa), resolvieron que se fuera a España, invitado por Ariel Rot
https://www.sitiosargentina.com.ar/andres+calamaro&sitesearch=www.sitiosargentina.com.ar&meta=">
mas información sobre Andres Calamaro
Fuente:
http://www.lavozdelinterior.net
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