1. ¿QUE ES?
El Protocolo de Kioto es un acuerdo
internacionalque obliga jurídicamente sólo a los países
industrializados a recortar sus emisiones de gases de “efecto
invernadero” (dióxido de carbono, metano –liberado por el cultivo de
arroz y ganado–, óxido nitroso –resultado de la utilización de
abonos–, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de
azufre –usado como aislante eléctrico, conductor de calor y agente
de congelación–). Fue firmado el 11 de diciembre de 1997 y establece
también calendarios para que se efectúen dichos recortes para tratar
así de frenar el cambio climático. Los países firmantes se
comprometen a reconfigurar sus industrias y de este modo bajar sus
emisiones colectivas por lo menos en un 5% en el primer período de
cumplimiento (2008-2012) en relación con los porcentajes de 1990
(los principales países industrializados emisores en 1990 fueron:
Estados Unidos, 36,1%; Unión Europea, 24,2%; Federación Rusa, 17,4%;
Japón, 8,5%; Canadá, 3,3%, y Australia, 2,1%). El acuerdo les exige
también mostrar antes de esas fechas que están encaminados hacia su
cumplimiento.
El protocolo asigna una meta
individual a cada país: la Unión Europea en su conjunto debe reducir
sus emisiones en un 8%; Canadá, Hungría, Japón y Polonia, 6%;
Islandia, 10%; Estados Unidos (en el caso de ratificarlo), un 7%, y
Noruega podría aumentarlas en un 1%.
Los países que reduzcan más emisiones
de las exigidas podrán vender “créditos de emisiones excedentarias”
a los países que tengan dificultades a la hora de satisfacer sus
propias metas y se pasen de la raya.
2. ¿QUE NO ES?
El Protocolo de Kioto no es la
solución al problema acuciante del calentamiento global; es apenas
la primera medida tomada en conjunto por la comunidad internacional
(sin Estados Unidos y Australia) tendiente recién a comenzar a
solucionar el problema. Y los firmantes lo saben: los modelos
actuales indican que sólo una reducción del 60% de las emisiones (y
no del 5%) podría restablecer los niveles atmosféricos. Es más, pese
a las celebraciones en Kioto, no todo es optimismo: la ONU, por
ejemplo, estima que para 2010 las emisiones estarán 10% por encima
de los niveles de 1990 y que los países industrializados no
cumplirán con sus metas (de hecho, España, Irlanda y Portugal están
aumentando la emisión de gases entre un 30 y un 40%). Otros aseguran
que el tratado es demasiado débil e inservible sin la presencia de
Estados Unidos.
El Protocolo de Kioto tiene, además,
varios baches. Por ejemplo, no hace referencia a las emisiones
contaminantes de aviones y barcos fuera de las fronteras nacionales.
3. ¿POR QUE ENTRO EN VIGOR JUSTO
AHORA?
A las dos de la mañana (hora
argentina) del miércoles pasado, el Protocolo de Kioto prendió sus
motores: y lo hizo exactamente a 90 días de que la Duma (es decir,
el Parlamento ruso) lo ratificase, según se dice, por presiones de
la Unión Europea. La adhesión de Rusia –responsable del 17% de las
emisiones– en octubre de 2004 fue fundamental, porque el acuerdo
sólo podía entrar legalmente en vigencia si era ratificado por los
países responsables del 55% de las emisiones de gases. Y con la
firma de Moscú, se superó holgadamente el techo requerido.
4. ¿QUE ES EL EFECTO DE INVERNADERO?
El término “efecto de invernadero”
(greenhouse effect) hace alusión al papel desempeñado por una capa
conformada por dióxido de carbono, vapor del agua y otros gases que
retiene el calor del Sol en la atmósfera de nuestro planeta. Las
emisiones humanas no hacen más que engrosar esta capa que no deja
escapar al exterior la luz solar y produce un aumento de las
temperaturas en la superficie. Los gases de efecto invernadero son
fundamentales para la existencia de la vida (sin gases invernadero,
la temperatura media global de la atmósfera al nivel de la
superficie sería de -18C), pero en exceso (el dióxido de carbono ha
crecido en más de un 30% desde 1980) sólo causa problemas. Los
científicos alegan que el hombre está jugando con el motor
energético que impulsa el complejo sistema climático mundial y que
las consecuencias son inevitables.
5. ¿QUE ES EL CAMBIO CLIMATICO?
Dos días antes del 11-M, el inglés
sir David King, consejero científico de Tony Blair, dijo en la
Cámara de los Lores sin despeinarse: “Si los gobiernos y los pueblos
no cambian el rumbo, si no pensamos más en la población y menos en
la modernización a cualquier costo, volveremos a experimentar una
época similar a la de la extinción de los dinosaurios hace 65
millones de años cuando el único lugar habitable fue la Antártida,
pues el resto del planeta era virtualmente inhóspito”. Y por si los
presentes no habían escuchado bien, remató: “El calentamiento de la
Tierra y el cambio climático son un peligro muy superior al
terrorismo internacional”.
Ya es un hecho: en 1987 se creó, con
el auspicio de la Unión Europea, el Panel Intergubernamental sobre
Cambio Climático (IPCC). En su informe de 1996 dejó en claro: “La
evidencia sugiere una visible influencia del accionar humano en el
clima mundial”. Así, la comunidad científica internacional concuerda
que al ritmo actual el planeta puede calentarse varios grados a lo
largo del siglo. Dicen que la temperatura media global de la
superficie del planeta ya subió más de 0,7C desde el comienzo de la
Revolución Industrial hace doscientos años. Y que para el siglo
XXII, el mundo será entre 1,4 y 5,8C más caliente que en el período
1960-1990. Sus hipótesis se desprenden de los resultados planteados
en poderosas supercomputadoras que esbozan escenarios futuros
posibles: a saber, deshielos masivos, alteración de las corrientes
marinas, sequías, inundaciones, bosques y miles de especies de
animales se extinguirán (debido al cambio de sus hábitats), más
lluvias y mucho más calor.
6. ¿POR QUE ESTADOS UNIDOS ESTA EN
CONTRA?
Si bien en 1998 el gobierno de Bill
Clinton firmó el protocolo, en 2001, a pocos meses de su llegada al
poder, la administración Bush dejó en claro que no lo ratificaría,
mientras Brasil, China e India (liberados de cualquier
responsabilidad) no se comprometiesen también a reducir sus
emisiones. Las razones esgrimidas fueron que de entrar al protocolo,
la economía de su país se vería perjudicada y que sufriría una
pérdida de competitividad en relación con los países europeos y
asiáticos.Su actitud de bombardear constantemente el protocolo y de
hacerlo trastrabillar sigue la línea de las administraciones
anteriores que intentaron bloquear las negociaciones en cada una de
las convenciones climáticas (desde Estocolmo ‘72, pasando por
Ginebra ‘90, Río ‘92 y Toronto ‘98). Estados Unidos, sin embargo, no
es el único país industrializado que le dio la espalda al protocolo.
Otros tres de los 34 países originales no lo ratificaron: Australia
(responsable del 2,1% de las emisiones mundiales), Liechtenstein
(0,001%) y Mónaco (0,001%).
7. ¿POR QUE EL PROTOCOLO ES TAN
POLEMICO?
Además de establecer obligaciones
jurídicas a los países industrializados, el protocolo pone el dedo
en la llaga que crece día a día en la comunidad científica. Así, por
un lado se alinean los especialistas que aseguran que de la puesta
en práctica del protocolo depende el futuro del mundo, y por el
otro, quienes piensan que Kioto no es más que un sinsentido,
perjudicial para la ciencia, para la economía y para la política.
Los segundos acuden a las incertidumbres que abren los pronósticos
meteorológicos a largo plazo, sembrando aún más la confusión. La
mayoría de los escépticos sobre el calentamiento global no niegan
que el mundo esté atravesando un período de recalentamiento, pero
dudan que se deba a actividades humanas. Dicen, en cambio, que es un
proceso natural (durante los últimos 800 mil años, el clima mundial
osciló entre períodos glaciales o glaciaciones, en los que los
hielos cubrían un tercio de la superficie de los continentes, y
períodos interglaciares, de temperaturas más moderadas, como en el
que estamos hace diez mil años y que supuestamente estaría por
terminar). Y como ocurrió en el pasado, dentro de un tiempo pasará.
8. ¿QUE PASA CON EL RESTO DE LOS
PAISES?
Pese a no estar exigidos a bajar sus
emisiones, según el Protocolo de Kioto los países en desarrollo
deben dar señas de un cambio en sus industrias. Se supone que estas
naciones serán las que más sufrirán los efectos del cambio
climático.
Curiosamente, quedaron afuera del
acuerdo China, India y Brasil, tres de los principales
contaminadores del planeta.
9. ADEMAS DE ESTADOS UNIDOS,
¿QUIENES SON SUS PRINCIPALES OPOSITORES?
Las evidencias demuestran que el
cambio climático no es una especulación. Sin embargo, siempre están
los escépticos se aferran a las migajas de dudas (siempre presentes
en la naturaleza) para negar una y otra vez toda culpa humana. Hay,
por ejemplo, determinados sectores de la ciencia que están siendo
alimentados con grandes cantidades de dinero provenientes de la
industria de los hidrocarburos. Entre ellos, tal vez el más famoso
sea el enfant terrible de la ecología, Bjorn Lomborg, un estadista
del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Aarhus,
Dinamarca, que en el año 2001 causó estragos con la publicación de
su libro The Skeptical Environmentalist: Measuring the Real State of
the World (El ambientalista escéptico: midiendo el verdadero estado
del mundo). En 515 páginas, 2930 referencias, 173 gráficos y 9
tablas, Lomborg (un ex Greenpeace) se despacha contra los informes
anuales del Worldwatch Institute (organismo norteamericano que desde
1984 publica una panorámica del planeta en un informe –justamente–
titulado El estado del mundo) y contra las supuestas exageraciones y
pésimos análisis de los datos sobre el estado del medio ambiente
llevados a cabo por los ecologistas. Lomborg proclama que “la
mayoría de los problemas se están achicando en lugar de agravarse” y
que no sólo el medio ambiente mejora sino que la situación material
de la humanidad nunca ha sido tan buena.”¿Qué se conseguiría con
aplicar el Protocolo de Kioto? Lo más probable es que el
calentamiento se redujera sólo unos 0,2C a un costo de hasta 4,7
billones de dólares” (se puede leer más en www.lomborg.com). Y las
respuestas no tardaron en llegar. A finales de 2002, el Comité Danés
sobre Deshonestidad Científica lo acusó de falta de ética por haber
manipulado datos y números. Para colmo, en una serie de artículos
publicados en las revistas Nature y Scientific American, varios
científicos (Stephen Schneider, John Holdren, John Bongaarts y
Thomas Lovejoy) no sólo lo descalifican sino que lo tratan de
ignorante, irresponsable y, lo peor de todo, ingenuo.
Uno de los últimos en sumarse a esta
lista negra es el escritor norteamericano Michael Crichton (autor de
Jurassic Park y la serie televisiva ER). En su obra más reciente,
por ejemplo, va de frente contra aquellos que perjuran que el cambio
climático es un hecho. El libro se llama State of Fear y es un
thriller de ciencia ficción en el cual ecoterroristas suplantan a Al
Qaida en el puesto de principal amenaza mundial. Lo que hace
Crichton más bien es dar su opinión sobre el tema del calentamiento
global: según él, el asunto ha sido inflado por los medios de
comunicación y por las organizaciones ambientalistas que se
resguardan bajo el paraguas de la ciencia para legitimizar sus
argumentos. En definitiva: el libro de Crichton da señas de la
acuciante ceguera mental del norteamericano.
10. ¿COMO AFECTARA A LA ARGENTINA EL
CAMBIO CLIMATICO?
El Congreso Nacional ratificó el
Protocolo de Kioto en junio de 2001 pese a que la Argentina, como
país en desarrollo, no está obligado por el acuerdo a bajar sus
niveles de emisiones. Ocurre que de una manera u otra, nuestro país
va a sufrir de las catástrofes desatadas por el cambio climático.
Más bien, ya las está sufriendo: veranos más erráticos y largos,
otoños más cálidos, lluvias más copiosas (en los últimos 40 años, la
cantidad anual de lluvia aumentó un 20%). Buenos Aires, por ejemplo,
se inunda cada vez más.
Lo que se dice, una ciudad cada vez
más tropical en un frágil planeta bajo los efectos del movimiento de
inercia hacia la catástrofe