Cada vez más adolescentes coquetean con el lesbianismo: ¿moda
pasajera?
Los especialistas dicen que los
chicos ven con otros ojos la homosexualidad y las prácticas sexuales
en general. “El mercado ayuda a que este tipo de conductas se
legitimen”, concluyen.
Fotografía de un viernes cualquiera en un
boliche cualquiera de la Ciudad de Buenos Aires. Son las 5
de la mañana y nada parece suponer que la pachanga esté por
acabar. Todo lo contrario. Es la hora justa para que el
“vale todo” llegue a al punto de ebullición. Un trío de
jovencitas llama la atención. Juguetean con sus lenguas, se
muerden el cuello y vuelven a ofrecer las bocas. “Aguanten
las lesbianas”, gritan ellas, como muestras gratis de un
fenómeno que, en los últimos años, aumentó
significativamente. ¿Será un juego de niños, una moda con
extraña valoración social o sólo un adelanto de lo que serán
sus vidas sexuales en un par de años?
¿Socorro?Hay una lesbiana en mi
escuela
No importa el barrio, la condición social, si estudian
bastante o poco, si tienen padres separados o familias
unidas, si miran mucha televisión o leen novelas históricas,
estas chicas aseguran que la tienen (re)clara en cuanto a su
vida sexual. Se sienten libres, abiertas y sin culpa. “No sé
si somos una moda, tampoco me importa mucho lo que opinen
otros al respecto”, dice Alejandra, una jovencita de 14 años
que, desde hace tres meses, sale con Florencia, su compañera
de banco en la secundaria privada de Caballito. ¿Qué es lo
que pasa? ¿Ahora se ven más lesbianas que antes en la
escuela?, preguntamos. “Nosotras no tenemos ningún rollo con
esto, ahora no es como era antes, si te va la onda de
probar, si te sentís bien, ni los amigos, ni los compañeros,
ni los conocidos te van a acusar con el dedo en alto”,
agrega la adolescente.
Consultada sobre este fenómeno, Mabel Bellucci, activista
feminista dedicada al estudio de comunidades homosexuales,
arranca el debate comentando cierta apertura social hacia
las diferentes elecciones sexuales: “Desde hace más de una
década, el lesbianismo fue adquiriendo mayor visibilidad en
las prácticas públicas, pero aún así se mantiene dentro del
closet”, comenta. Y agrega: “Ciertos escenarios son más
permisivos que otros para poner en discusión a la hegemónica
cultura de heterosexual. Distinto a lo que ocurre en otros
ámbitos sociales, la escuela, desde hace tres o cuatro años,
se ha convertido en albergue de chicas que se asumen como
lesbianas desde muy jovencitas”, asegura la feminista.
Alejandra, la adolescente comparte la opinión: “En la
escuela todos saben de mi relación con Florencia, en casa,
no se me ocurriría ni comentarlo...”.
Son muchas más que dos...y está todo
bien
En cuanto a las polémicas por discriminación, desde las
mismas instituciones educativas se asegura que, por ahora,
este es un tema poco preocupante. Aunque no existen
estadísticas oficiales al respecto, la realidad cotidiana
del aula demuestra libertad: “Los prejuicios son por parte
de los docentes. En cambio, dentro del ambiente juvenil, hoy
todo esto es aceptado con total naturalidad y no hemos
tenido inconvenientes aún”, aclara, desde el anonimato, la
asesora pedagógica de un reconocido colegio secundario
porteño. Y agrega: “A pesar de esta percepción favorable,
que
no ocurre en todos los países, entendemos que no debe
ser lo mismo autodenominarse alumna lesbiana en el Nacional
Buenos Aires que en una escuela del cordón suburbano
bonaerense”, analiza la docente.
Tomando al estudio sociológico como punto de apoyo, Sergio
Balardini se explaya: “Se observa en los jóvenes una mayor
tolerancia, o bien, un sincero respeto por quienes eligen o
practican opciones sexuales no hegemónicas. En sectores
medios, vemos una mayor actitud de apertura por parte de los
jóvenes que de los adultos. Por otra parte, no hay que
olvidar que estamos en presencia de una segunda revolución
sexual que le reconoce a la mujer una mayor libertad para
manejar su cuerpo y para ganar en goce”, agrega el
licenciado en psicología y coordinador del programa de
estudios sobre juventud
Flacso.
Echale la culpa al Estado,al mercado
o a los medios
En Buenos Aires, como en otras ciudades cosmopolitas, se
ostenta un circuito cultural pro-minorías sexuales: salidas
nocturnas, fiestas, fanzines u organizaciones como
La Fulana y una gran variedad de boliches para gays y/o
lesbianas son ejemplos de una sociedad que los contiene y
discrimina mucho menos. Y si bien no puede decirse que la
segregación de las sexualidades diferentes haya
desaparecido, el mundo exterior se vislumbra mucho más
abierto que antes. Bellucci es categórica: “Tengo una leve
intuición de que a una “moda” como esta la instala el
mercado. La televisión y el auge por aumentar el rating es
una muestra clara de ello”, teoriza la feminista.
¿Influyeron el mercado y los medios masivos de comunicación
en esta apertura social? “La televisión, principalmente,
aproxima nuevas miradas que luego son contrastadas y que, de
algún modo, amplían los horizontes de las posibilidades de
ser en el mundo. Sin dudas, este “paraguas”, facilita “salir
del placard” para quienes tengan la intención de hacerlo”,
asegura Balardini. Y agrega: “En algunos sectores sociales,
tal vez, porque se halla asociada a una cierta estética de
moda legitimada, la homosexualidad femenina es mucho más
aceptada que la masculina, siempre asociada a una imagen
grotesca y vapuleada”, remata el psicólogo.
Bellucci comenta que el lesbianismo conlleva una mayor carga
de misterio que hace aumentar el interés que se tiene en él.
Según la activista, “los modos relacionales no son siempre
fijos. Una persona con su cuerpo juega, explora, viene,
deviene y también vive o sufre". “En este momento queremos
estar juntas y somos felices así, ¿por qué vamos a
negarlo?”, dicen Alejandra y Florencia que, abrazadas, dan
por terminada la polémica
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Fuente:
http://www.clarin.com
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