Fotografían un ataque de pánico
Para 37 millones de italianos, ahora es tiempo de vacaciones. Y
para otros 2 millones tiempo de miedo. Miedo de salir, de tomar un
avión (por sobre todas las cosas), pero también un automóvil, el
subterráneo o el barco. Detrás de este trastorno está el temor a
cambiar los hábitos personales y las certezas cotidianas. Se aterran
ante la idea de tener que pasar sus vacaciones en un lugar
desconocido, sin ningún punto de referencia.
El miedo de
salir de vacaciones, por absurdo que pueda parecer, no es más que
una de las manifestaciones del "ataque de pánico", un síndrome del
que sufre el 3 por ciento de la población italiana. Las mujeres, en
relación a los hombres, son doblemente proclives a sufrir este
trastorno.
Pero ¿es que se trata de una ansiedad que surge de la nada? En
realidad, durante estos ataques de pánico, el cerebro vive
desarreglos profundos.
"Se activan áreas como la región frontal inferior y el hipocampo"
explica Stefano Bastianello, director del servicio de
Neurorradiología de la Universidad de Pavia, que logró fotografiar
junto con sus colegas un ataque de pánico dentro del cerebro,
utilizando la resonancia magnética funcional.
"Para quien sufre ataques de pánico, basta con muy poco. Es
suficiente pensar en la causa del propio temor, como imaginar por
ejemplo que se va a tomar un avión, para que se desencadenen toda
una serie de alteraciones anatómicas y psicológicas, como la
ansiedad, la falta de aire, el vértigo, el dolor en el pecho, la
transpiración y los temblores. En una palabra, se trata de una
sensación de muerte inminente".
Los voluntarios que se sometieron a la resonancia magnética fueron
expuestos a las imágenes de sus temores. Luego de lo cual a los
médicos les bastó con observar la cascada de reacciones que se
iniciaba en su cerebro aterrado, con la activación del llamado
"sistema límbico", una red de la región cerebral que se convulsiona
durante el ataque de pánico.
El miedo de salir de vacacio-
nes no es, por ende, una invención. Rosario Sorrentino, neurólogo de
la unidad italiana de ataques de pánico en Paideia, está convencido
de que algo que juega un papel clave es el anhídrido carbónico, el
gas de salida que uno emite con la espiración.
"En aquellos lugares con mucha gente o cerrados, como ascensores y
subterráneos, o en lugares presurizados, como el interior de un
avión, las concentraciones de este gas llegan a niveles mucho más
altos de lo normal. Algunos receptores de nuestro cerebro registran
una cantidad nociva de este aire y lanzan una alarma, un código rojo
instantáneo" asegura Sorrentino.
Hay gente que como no quiere salir de su casa pone excusas, como "no
quiero dejar solo al perro" o "no tengo plata".
"El temor de esta gente", continúa Sorrentino, "no siempre tiene que
ver con la seguridad del medio en el que se encontrarán. El miedo
tiene más que ver con el tener que renunciar a lo cotidiano, a todo
aquello que es visto con certeza. Temen ir hacia lo desconocido,
hacia lugares en donde no esté garantizada ninguna posibilidad de
fuga". Para librarse de este trastorno la gente recurre por lo
general a fármacos y a la psicoterapia
mas información sobre ataque de panico
Fuente:
clarin.com
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