Se
excitan, se mueven y besan, pero no hablan: llegaron las muñecas
inflables "casi" perfectas
Son muy dóciles, carísimas y
lindas (o, al menos, muy parecidas a las muñecas de carne y hueso).
En Japón se venden sin descanso. Aquí, se importan por encargo. Un
fenómeno que se infla y promete no desinflarse por mucho tiempo.
Se llama Amanda, pesa 54 kilos, tiene
cabello castaño, ojos color café y una piel muy, pero muy
suave. Muchos dicen que es la mujer ideal: casi perfecta,
besa como los dioses, cumple con los deseos de su “amado”...
y no habla. Quien piense que ninguna puede ser tan buena,
tiene razón: Amanda es una muñeca, digna representante del
último invento “high-tech” creado para la satisfacción
masculina (y femenina, ¿por qué no?). Aunque ella, como sus
variadas y sintéticas amigas, cuesta más de 6 mil dólares,
la demanda de sus favores está creciendo a pasos
agigantados. En los últimos años, se convirtieron en el
producto top de los sex shops y sitios de "juguetes"
japoneses y, según sus importadores, ya son más de 500 los
argentinos que tienen la suya propia.
El mundo de las
verdaderas mujeres objeto
Desde hace diez años, Japón es el principal productor de
muñecas sexuales hechas a imagen y semejanza de las mujeres
reales. A pesar del extraordinariamente alto costo de sus
productos (5.700 dólares o más), algunas empresas
fabricantes de muñecas inflables, como, por ejemplo,
Oriental Industries y Doll No Mori, multiplicaron por
veinte sus ingresos en los últimos cinco años. Tal es la
aceptación que las "nenas" tuvieron en el mercado, que los
nipones ya las apodaron “Dutch wives” (esposas holandesas),
en alusión a la similitud estética que las emparenta con sus
colegas de carne y hueso, siempre expuestas en las vidrieras
de Ámsterdam.
Desde 1996, la norteamericana Abyss Creations lidera el
negocio de las ninfas de silicona, que se han ido
perfeccionando tecnológicamente para mejorar su relación con
los apasionados clientes de la marca. “La mayoría de las
muñecas que se vieron hasta ahora eran inflables y de
vinilo. Pero no esperen ver eso aquí”, explican los
responsables de
la página en su bienvenida.
Entre las últimas innovaciones, las nuevas muñecas se pueden
armar a gusto del consumidor. Existen cinco tipos de cuerpos
diferentes, que van desde los 40 a los 54 kilos, de 1.55 a
1.80 metros de estatura, con cinturas que oscilan entre los
55 y los 66 centímetros, caderas de 86 a 91 centímetros y
bustos chicos, medianos o gigantes. La pelvis tambien es
opcional: vello natural o cavado, lacio o enrulado, rubio o
morocho... Y aunque tienen sus envases (que son tan grandes
como un ataúd), también “cobran vida”: tienen sensores en
los pechos que responden a estímulos verbales, son capaces
dse succionar, imitar una respiración agitada y hasta
humectarse.
Ellos las prefieren calladas y
hacerlas de goma
El hombre usa complementos sexuales desde hace unos dos mil
quinientos años. Los antiguos egipcios fabricaban
consoladores y los romanos fabricaban velas con forma de
pene para autosatisfacerse. En cuanto a las muñecas, primero
se utilizaron las fabricadas con tejido de paja, (mucho)
tiempo después llegaron las chicas de plástico, más tarde
las de látex, y ahora se desató el reinado de las nuevas e
increíbles diosas de silicona. Desde el centro de marketing
de Orient, la fábrica nipona, son categóricos: “Muchos de
nuestros clientes las prefieren de siliconas porque no
hablan y permiten satisfacer todo tipo de fantasías; otros
las usan porque temen contraer enfermedades de transmisión
sexual”, aseguran.
Claro que no sólo hay quienes las consumen para su
gratificación sexual. Se sabe que hay quienes las visten,
las maquillan y hasta las sacan a pasear en sus modernos
autos. Sea para el uso que sea, su demanda no decae. "Cuando
abrimos el negocio, teníamos menos de veinte clientes al
mes. Ahora, son más de ciento cincuenta”, dicen desde la
empresa asiática que, hoy por hoy, ya cuenta con más de 40
locales repartidos por todo el país con volúmenes de ventas
mensuales que van de los 300 mil y a los 3 millones de
yenes. Desde atrás del mostrador de un sex shop argentino,
un vendedor explica el furor en versión local: “Están los
clientes que tienen fijaciones mentales con estos objetos,
que “visitan” las nuevas muñecas que traemos y hasta piden
besarlas”, comenta.
Las chicas materiales
en Argentina
Ya globalizado, este fenómeno está empezando de a poco a
entrar en la Argentina. En los sex shops porteños, por
ejemplo, hay clientes para todos los gustos, incluidos los
turistas. “Se encuentran solos, pero siguen teniendo deseos
sexuales, así que compran estas falsas mujeres para que los
acompañen”, comenta Gustavo Vidal, responsable de Extasy,
una cadena de sex shops que tiene sucursales en todo el
país. “En una oportunidad, un cliente pidió observar el
producto (la muñeca) y, cuando se lo mostraron, se abalanzó
sobre la muñeca para manosearla”, agrega otro de los
vendedores. El aumento de las ventas justifica la palabra
moda: “Estamos importando más de cien unidades por año”,
aseguran desde el local.
“En América Latina, es mucho más fácil tener una relación
casual. En cambio, en el mundo, las sociedades son más
solitarias, los hombres viven más solos y tienen más temor
al contagio de enfermedades que aquí”, comenta Vidal.
Entonces, ¿por qué aumentan las ventas de estos productos
también en la Argentina o Brasil? “Porque todo lo que
provenga de los países desarrollados nos llama la atención”,
arriesga el experto. Entre risas, también repara en otras
razones: “Además, a las muñecas no le gustan las joyas, no
usan tarjetas de crédito y siempre están dispuestas a
todo...”, sobreteoriza Vidal. ¿Vale la pena la inversión?
Muchos creen que sí... "Al menos, a ellas nunca les duele la
cabeza...", dicen
mas información sobre MUÑECAS INFLABLES
Fuente:
clarin.com
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