EL
EQUIPO ARGENTINO CONSIGUIO LA MEJOR VICTORIA COMO VISITANTE EN LA
HISTORIA DE LA COPA DAVIS Y AVANZO A LAS SEMIFINALES
El cordobés arrolló a Lleyton
Hewitt, número 2 del mundo: le ganó 6-2, 6-4 y 6-4, logró su tercer
punto en la serie y fue el artífice del avance argentino
"El grito de
los argentinos en Sydney retumbó fuerte. Mientras que en un sector
de las tribunas comenzaban los festejos, los puños cerrados de David
Nalbandian, sus brazos en alto y sus rodillas clavadas en el césped
construían una postal que quedará guardada en la historia. Venció en
set corridos (6-2, 6-4 y 6-4) a Lleyton Hewitt, definió la serie
de cuartos de final de la mejor manera y coronó el triunfo más
importante del tenis argentino como visitante en la historia de la
Copa Davis. Y en esos momentos de alegría incontenible y de
abrazos interminables, surgieron los recuerdos de otras épocas de
gloria y la certeza de que ahora, el sueño está más cerca.
Desde antes del comienzo de la serie, era el partido más esperado.
Se enfrentaban los dos número 1 de cada equipo, entre los
que existía una rivalidad desde el choque en el Abierto de
Australia. Alimentado por la prensa local, se esperaba que el
partido fuera una bomba de tiempo. Sin embargo, nada
de eso sucedió. En el primer set, el duelo no fue duelo porque el
dominio de Nalbandian fue casi absoluto. El argentino venía dulce:
el día anterior había resuelto sin inconvenientes lo que le quedaba
del partido ante Wayne Arthurs y, con menos esfuerzo del esperado,
el dobles junto a Mariano Puerta.
Durante los dos primeros games, Nalbandian y Hewitt se estudiaron.
Pero cuando el cordobés vio que su rival se equivocaba más de lo
normal, apretó el acelerador. Consiguió el primer quiebre del
partido en el tercer game con una receta simple: jugaba profundo con
slice y tenía paciencia, porque no hacía falta forzar el
error. Hewitt, quien no se parecía a Hewitt, se equivocaba solo.
Así, Nalbandian volvió a quebrar en el quinto game y enseguida se
puso 5 a 1. Aunque después el local pareció entrar en calor, fue
tarde. Con el saque en su poder, Nalbandian atacó con un revés
paralelo, devolvió otra pelota con una gran volea y en el primer set
point que dispuso, Hewitt la tiró afuera.
En el comienzo del segundo set, nada cambió. Nalbandian volvió a
quebrar en el tercer game y llegó a establecer una ventaja de 4 a 1.
Pero a Hewitt no hay que subestimarlo. No por nada ganó Wimbledon,
el Abierto de los Estados Unidos y es el australiano con más
victorias para su país en singles de Copa Davis. Fue en el sexto
game cuando pareció despertarse y forzó los primeros errores del
argentino. Y cuando quebró, el partido pareció ser otro, aunque
Nalbandian lo leyó rápidamente: ya no fue cuestión de esperar el
error, sino que había que forzarlo y presionar más. Aunque Hewitt
ahora sí era Hewitt, el argentino seguía iluminado y jugando con
mucha inteligencia. Sacó estando 5 a 4 arriba y, otra vez, lo
liquidó en la primera oportunidad que tuvo, esta vez con un ace.
En el último set, Nalbandian volvió a quebrar en el tercer game, en
lo ya que parecía ser una cuestión de cábalas. Hewitt, quien había
demostrado destellos en el segundo, tuvo más errores que aciertos.
El argentino siguió siempre en la suya y ni siquiera los dos fallos
muy dudosos del árbitro lo sacaron de su ritmo. No protestó y en el
game siguiente sacó con mucha autoridad. Tuvo dos match point y,
aunque no los pudo aprovechar, tuvo su revancha rápido con su saque.
Definió el partido, clavó su raqueta en el césped y se arrodilló
mientras que en la otra punta de la cancha, el resto de sus
compañeros se unían en un solo abrazo. En Australia, Nalbandian
sacó patente de líder y, detrás de él, Argentina demostró que tiene
un equipo para soñar con muchas hazañas más.
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Fuente:
http://www.clarin.com
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