Cambia de país con
sólo entrar al patio de su casa
Es el caso de una abuela
chilena que vive en El León, a 110 kilómetros de El Bolsón. A pocos
metros de su cocina tiene el hito fronterizo que separa Argentina de
Chile
La casa de Etelvina Bahamondez está en
Chile, pero el patio, en la Argentina. Es una abuela chilena a la
que el hito fronterizo que marca el límite entre los dos países le
quedó a pocos metros de la puerta de la cocina.
La propiedad se encuentra en la zona de paso El León, en el tramo
inferior del Manso, río que desemboca en el Pacífico.
Unos diez kilómetros antes de la frontera, una pasarela de cables de
acero lleva a la ribera norte del cauce y un sendero de 1.500 metros
termina en el grupo El Manso de Gendarmería Nacional, única fuerza
que presta en el lugar el servicio de migraciones, aduana y
seguridad.
Los gendarmes se encargar de constatar periódicamente la línea de
mojones que, a través de las más altas cumbres cordilleranas,
definen el límite entre las dos naciones.
El hito emplazado en el patio trasero de doña Etelvina está fijo en
una base de cemento y su estructura de hierro pintada de rojo es
visible de lejos. En la punta, una placa metálica señala
sencillamente "Argentina", de un lado, y "Chile", del opuesto.
El mojón lleva el número VIII - 4 y a pocos centenares de metros se
ven el VIII - 5 y entre el bosque de una empinada ladera, sobresale
la placa superior del VIII - 6. Con esas referencias materiales es
fácil imaginar la línea divisoria aunque en el camino de ripio no
haya señal alguna de que se ha pasado a otro país.
Del lado chileno puede verse un letrero que dice Aeródromo Paso El
León, donde fuera de la pista de aterrizaje no hay urbanización sino
solo pobladores rurales. De un poco más lejos viene con frecuencia
Erwin, sobrino de Etelvina, para ver y ayudar a su tía, que
igualmente vive con otro sobrino, Bernabé.
"Etel" -como le dicen- coquetea al preguntársele la edad, aclara que
es "señorita", y por fin tras la carcajada confiesa al diario Río
Negro: "Tengo 85".
Etelvina vive de una pensión a la ancianidad y de lo que los
servicios derivados al turismo de "rafting" dejan en la zona. Sus
sobrinos la ayudan con tareas del campo y atienden un kiosco para
satisfacer la demanda de comida y bebidas de los hambrientos
navegantes.
La casa tiene por lo menos 75 años y es una verdadera reliquia de la
arquitectura cordillerana. Enteramente confeccionada en madera de
ciprés, cuenta con tres plantas, la última a modo de altillo y está
recubierta de tejuelas del mismo material, desbastadas a hacha.
Se ilumina con velas y lámpara a gas pero nunca se acuesta antes de
las 22, dice. Del hito fronterizo, recuerda que fue colocado hace
más de 25 años y que desde entonces parte de su propiedad, como es
el caso de un galpón, ya no le pertenece.
En el lugar, se construirá pronto un nuevo puesto limítrofe, para
trasladar de su actual emplazamiento al grup El Manso de
Gendarmería, que ha quedado a contramano del progreso y dificulta
los trámites de migraciones a los turistas y pobladores que quieren
atravesar el paso El León.
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Fuente:
http://www.infobae.com
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