Luego de 6 años, el riesgo
país está por debajo de 800 puntos
Ayer
midió 795 puntos y a fin de mes estará debajo de 500, un nivel
similar al de Brasil
Aunque los
reclamos por atender a quienes no concurrieron al canje de la deuda
no se acallen, está escrito que la Argentina terminará de normalizar
su relación financiera con el mundo cuando la última hoja de junio
caiga del calendario.
El próximo 30, el banco de inversión JP Morgan terminará de
readecuar la nueva medición del riesgo país argentino, un índice
sobre la seguridad que ofrece apostar a productos financieros en las
distintas economías -especialmente las emergentes- y que sirve de
guía para las inversiones financieras de todo el mundo.
Ese indicador bajó ayer a 795 puntos básicos, al comenzar a reflejar
la situación posdefault de la economía del país, pero considerando
aún un mix entre el rendimiento de los bonos viejos y el de los
nuevos. A fin de mes, según los pronósticos de JP Morgan, quedará
debajo de los 500 puntos, lo que marcará que la Argentina volvió a
lo que bien podría denominarse "el club de los emergentes".
El dato, que surge de la corrección preliminar que el banco realizó
en su índice EMBI+ luego del cierre de la rueda de mercados de ayer,
muestra que la Argentina no sólo dejó de ser el mercado más riesgoso
entre los de su tipo, sino que además pasó a tener una tasa
comparable a la que tenía hace 6 años (meses antes de que el
persistente déficit fiscal comenzara a encender alarmas en el
tablero de control de los más sofisticados inversores
internacionales), y que a fin de mes tendrá la menor tasa en once
años.
Sin embargo, ni el nivel del índice ni la participación argentina en
él son comparables con las circunstancias actuales, por lo que vale
realizar algunas consideraciones. Por ejemplo, los analistas indican
que los casi 500 puntos del EMBI+ de hoy son comparables a los 800
puntos de entonces, sólo teniendo en cuenta el nivel que las tasas
de interés tenían en esos momentos y la incidencia que ejercían
sobre las inversiones en los activos financieros de los mercados
emergentes.
Además, como la medición que hace el banco considera el monto de la
deuda emitida por cada país bajo legislación extranjera y el volumen
que se negocia en las plazas internacionales más importantes, hay
que considerar que la participación argentina en el índice
emergente, que llegó a superar el 20% antes de la crisis, ahora
quedará reducida a un módico 1,69% -hoy es del 1,64%, pero alcanzará
ese nivel a fin de mes- y con perspectivas de mantenerse estable si
el Gobierno confirma su decisión de no salir a financiarse en los
mercados internacionales en los próximos meses.
Con todo, la reinserción en el índice a un nivel razonable (el EMBI+
seguía considerando los títulos locales, pero tomando como base los
bonos defaulteados, por lo que estuvo entre los 4750 y los 7174
puntos durante ese período) permite a la Argentina volver a
compararse con sus pares. Y de esa comparación surge que si bien el
país ya no figura como el más riesgoso (ese puesto quedó ahora para
Ecuador, con 806 puntos) está aún lejos de ubicarse entre los menos
riesgosos, y todavía milita en lo que en términos futbolísticos
podría definirse como el "Nacional B".
El riesgo país expresa el diferencial de rendimiento entre los bonos
de un país y sus similares emitidos por el Tesoro de los Estados
Unidos, al que JP Morgan toma como el más seguro pagador del mundo.
En la Argentina se hizo conocido a fines de los años 90, pero ganó
popularidad durante la administración de la Alianza, a la que
mantuvo en permanente jaque por su persistente tendencia alcista
hasta condicionar algunas de sus decisiones.
Al terminar este mes el riesgo argentino estaría en los 489 puntos,
aunque algunos ajustes ya lo proyectan un escalón por debajo. Ese
nivel es apenas 60 puntos más alto que el de Brasil y muy similar al
de Venezuela, con finanzas temporalmente saneadas por los beneficios
que implica para ese país el alto precio del petróleo. Significa que
un bono emitido por la Argentina en dólares rinde 4,9% más que uno
igual colocado por Estados Unidos.
Pocos creen que la situación se repita, aunque la sola publicación
del índice implica tener una medida (no más que eso) sobre el grado
de estrés financiero al que está sometido un mercado. La duda que
ahora se plantea es si el nuevo indicador es representativo, toda
vez que desde julio reflejará la situación local sólo por lo que
ocurra con apenas dos bonos argentinos: el Par y el Discount en
dólares.
Eso deja fuera de la medición a la deuda emitida bajo la ley
argentina (aun la emitida en moneda extranjera) que, tras la
reestructuración, pasó a tener una gran incidencia en el pasivo
nacional. Por eso muchos en el mercado ya planean tomar un mix entre
el EMBI+ y el IRFE, el índice que elaboró la consultora Ecolatina
(fundada por el ministro Lavagna), que considera toda la deuda del
país y está en 434 puntos.
Por Javier Blanco
De la Redacción de LA NACION.
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Fuente:
http://www.lanacion.com.ar
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