Enfermedades que hasta hace muy poco eran
imposibles de detectar por medio de microscopios convencionales,
podrían ser identificadas con la ayuda de un novedoso y diminuto
microscopio –del espesor de un cabello– desarrollado por un grupo de
científicos de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido. El
descubrimiento podría revolucionar la forma de examinar las muestras
biológicas.
Se trata de un biochip óptico
que emite rayos láser capaces de analizar una célula. El
dispositivo, apenas visible para el ojo humano, funciona en forma
sencilla: basta poner las muestras biológicas bajo el minúsculo
aparato, que las amplifica y envía sus imágenes a un computador para
ser analizadas.
Este novedoso biochip, en cuyo
desarrollo se invirtieron más de cuatro millones de dólares, promete
convertirse en herramienta fundamental para los médicos
especialistas en el diagnóstico de afecciones tan complejas como el
VIH, el cáncer y la malaria. Así mismo, podría ser de gran utilidad
para desarrollar nuevos medicamentos, pues permitiría comprender
mejor la forma cómo reaccionan las células ante determinadas
sustancias.
El microscopio ha demostrado
su enorme potencial y, según sus creadores, el paso siguiente es
incorporar este avance en los equipos de diagnóstico de uso
frecuente y en otros dispositivos de tecnología médica utilizados en
centros hospitalarios y laboratorios de investigación científica.
Los investigadores aspiran a que en el largo plazo el nuevo aparato
pueda desarrollarse en una versión portátil que haga más versátil y
práctico el oficio médico y el análisis de pruebas de laboratorio.
En esta misma dirección,
científicos de la Universidad de Londres y de los hospitales Guy´s,
King's y St. Thomas's desarrollaron un microscopio quirúrgico basado
en la realidad virtual que permite ver en tres dimensiones lo que
hay bajo la piel de un paciente sometido a cirugía. Y aunque una
tecnología de este tipo corría el riesgo de que la visión ofrecida
en 3D fuera más lenta o diferente a la real, los investigadores
dedicaron buena parte del esfuerzo a perfeccionar el sistema hasta
que lograron una sincronía asombrosa. De esta manera, el médico
puede realizar la cirugía sin despegar los ojos del microscopio, lo
que le crea la sensación de estar inmerso en un órgano al que está
operando.
Dos avances de la tecnología
al servicio de la medicina