"Hoy por hoy, Buenos Aires es la capital cultural de Iberoamérica"
En el baño de
mujeres del Centro Cultural de España hubo, todo el mes, un parlante
que emitía un sonido. Pero no se escuchaba nada. Era una instalación
sonora de un músico chaqueño, Juan So rrentino: algo que estaba —una
frecuencia inaudible para los humanos— pero no se percibía. "El
Centro tendría que ser un lugar donde desemboque lo que está pasando
en la ciudad", dice —modernísima— Lidia Blanco, la nueva directora.
"Productos novedosísimos, o menos novedosos pero más
reflexivos, o las dos cosas..."
Lidia Blanco —doctora en Teoría Literaria, licenciada en Filología
semítica y ex profesora de la Universidad de Bagdad— fue convocada
por el gobierno español —cuando aún era del PP— para hacer que el
Centro se pareciera un poco a lo que fue en los 90, cuando se
llamaba "Instituto de Cooperación Iberoamericano" y dio lugar a
propuestas de vanguardia.
En mayo de 2000, León Ferrari presentó en ese sitio —es un sótano—
una obra que criticaba a la Iglesia y el Centro sufrió un atentado.
Poco después, el director —Tono Martínez— era reemplazado y el nuevo
llegaría con otra directiva: dar relevancia a la producción de
España. Y el Centro perdería su lugar en la vida cultural
porteña.
"El objetivo —recita Blanco, que después de todo es funcionaria de
la Cancillería española— es propiciar la cultura del país y el
intercambio entre los países de Iberoamérica".
—¿No encuentran resistencias a ese papel de España, mientras las
relaciones con las privatizadas son difíciles?
—La actuación de España en los últimos años ha creado anticuerpos:
de repente se nos veía como los nuevos ricos que venían aquí a decir
cómo había que comportarse. Pero por otra parte, España se ha
convertido en un país de deseo. Es una relación
contradictoria: un poco de rechazo a esta gente prepotente y también
querer estar en ese mundo donde parece que lo puedes solucionar
todo. Esto siempre pasó con Estados Unidos. Pero nosotros hasta hace
poco, hace nada, éramos Tercer Mundo. Nuestro pasado de gloria es
cortísimo.
—¿Acá aparece ese conflicto?
—En todo lo que tocas. Hablamos de literatura: las editoriales son
españolas y antes eran argentinas. Traducción: es un campo de
batalla. Los países de América miran cada uno separadamente a
España. Y España a Europa, a Estados Unidos. En vez de ver qué se
puede hacer por la tan cacareada comunidad hispanoamericana.
—Quizás no nos resultemos interesantes.
—Quizás. En los 80 había en España un olvido de Iberoamérica. Una
fascinación por Europa: había que ser guapos para estar en Europa,
había que ser muy listos para estar en Europa. En los 90 eso se
equilibró.
Discusión sobre lo que escriben los jóvenes, música experimental,
arte en paredes... la mano de Blanco ya se ve. Dice que hacia fines
de año tendrán un Centro Cultural virtual, en Internet, con una
programación diferente al de Florida 943.
Moderna y progre, dice que es un momento para aprovechar: "Buenos
Aires es el lugar donde todo el mundo quiere venir a hacer algo. Por
cantidad y calidad, hoy por hoy es la capital cultural de
Iberoamérica."
Fuente:
www.clarin.com
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