Durante meses, después de que comenzó en
junio pasado el último ciclo de apretón monetario de la Fed, todo
pareció estar en orden: los rendimientos de los bonos del Tesoro
estadounidense declinaron, las acciones repuntaron y disminuyó la
volatilidad de los mercados, es decir, lo opuesto de lo acontecido
en 1994, la última vez en que la Fed revirtió un período prolongado
de tasas bajas.
Pero a mediados de
febrero, el presidente de la Fed, Alan Greenspan, catalogó a los
bajos rendimientos de los bonos como un "enigma" y advirtió sobre
los riesgos de la "complacencia". Desde entonces, los rendimientos
de los bonos estadounidenses se han disparado. El viernes cerraron
en un 4,51%. Las acciones, en tanto, se han tambaleado. El Promedio
Industrial Dow Jones bajó la semana pasada 144,7 puntos, o un 1,3%,
terminando en 10.629,67 enteros.
¿Se avecina algún tipo
de crisis en los mercados? "Parece probable", concluye ISI Group,
firma de investigación económica neoyorquina. Aunque las tasas de
interés siguen bajas, según los niveles históricos, cada vez que la
Fed ajusta su política monetaria, suben los costos del
financiamiento y la economía se desacelera. "Si una empresa o un
país están débiles, esa combinación de alza de tasas y menor
actividad económica los desequilibra", dice Nancy Lazar, de ISI.
Otros creen que esta
vez otro gallo va a cantar. David Goldman, responsable de
investigación de renta fija para Banc of America Securities, afirma
que la inusitada claridad de las señales emitidas por la Fed sobre
sus planes con las tasas de interés ha reducido la incertidumbre y
la volatilidad, y que eso no cambiará mucho a menos que se desaten
presiones inflacionarias. "Dedicamos un 90% de nuestro tiempo
examinando un escenario que tiene una probabilidad del 5%" de
concretarse, asegura.
Entonces, ¿cuáles son
los principales candidatos que se verían afectados por una crisis?
Algunos analistas manifiestan que el déficit comercial de EE.UU.,
que ha alcanzado niveles récord, podría desencadenar una caída del
dólar y un alza en las tasas de interés a medida que los compradores
de bonos de EE.UU. exigen un mayor retorno para compensar su riesgo.
Otras posibilidades son
los países en desarrollo, que podrían ser vulnerables si los
inversionistas dejan de inyectar cantidades importantes de capital a
bajas tasas de interés; el petróleo; o las industrias aérea y
automotriz que están en dificultades. De todos modos, insiste, ISI:
"Habitualmente, una crisis financiera es algo que no figura en la
lista de nadie". El siguiente es un vistazo a otros sectores que
podrían estar en peligro:
Bonos corporativos: Por
el momento, los inversionistas consideran que los bonos de empresas
son una inversión relativamente segura y, por ende, han estado
dispuestos a aceptar rendimientos más bajos que lo normal.
Inconformes con los
magros retornos de los bonos del Tesoro estadounidense, los
inversionistas han comprado deuda de mayor riesgo y más retornos.
Creen que debido a que las empresas están rebosantes de efectivo, el
riesgo de una cesación de pagos es bajo. No obstante, la advertencia
la semana pasada de menores ganancias hecha por la gigante
automotriz General Motors Corp., uno de los mayores emisores de
deuda de EE.UU., estremeció al mercado de deuda corporativa al
plantear la posibilidad de que la calificación de sus bonos fuera
rebajada a chatarra.
Vivienda: Los precios
han alcanzado niveles estratosféricos en partes de EE.UU. debido a
las bajas tasas de las hipotecas, la fuerte demanda y una
especulación desembozada. Una fuerte alza en las tasas hipotecarias
podría enfriar este mercado.
Durante años se ha
pronosticado incorrectamente una caída del mercado de vivienda en
EE.UU., y Greenspan, como la mayoría de los economistas, considera
que ésta es improbable. Pero Ethan Harris, economista jefe de Lehman
Brothers en EE.UU., cree que para mediados de año, "el mercado de
viviendas o se disparará por los cielos o se hará inestable". La Fed,
dice, se enfrentará al mismo reto que tuvo con las acciones en 1999:
contrarrestar una posible burbuja con tasas más altas "o limitarse a
esperar a que [el mercado] haga su parte".
Hipotecas: Las
hipotecas residenciales son normalmente "titularizadas", lo que
consiste en ponerlas en vehículos de inversión. Este mercado es
ahora mayor que el mercado de bonos del Tesoro. Pero debido a que
las hipotecas, a diferencia de los bonos del Tesoro, pueden
liquidarse antes de su vencimiento (cuando una casa se vende o se
refinancia un préstamo), éstas son menos predecibles que los bonos
del tesoro.
Acciones de firmas
financieras: Las sólidas ganancias de Wall Street la semana pasada
demostraron qué parte de las utilidades de la bolsa proceden ahora
de compañías de servicios financieros. Seis de las mayores 20 firmas
del mercado son principalmente compañías financieras, y una séptima,
General Electric, está fuertemente relacionada con las finanzas.
Las crecientes tasas de
interés a menudo han reducido las ganancias de los prestamistas,
pero en la actualidad las compañías financieras generan ganancias de
una compleja combinación de endeudamiento, concesión de préstamos,
suscripciones, asesoramiento y especulación. Esto significa que sus
ganancias pueden estar menos expuestas a altas tasas, pero son más
vulnerables a los pequeños contratiempos en varios mercados.