Septiembre 2003. Jennifer Lopez se enfrenta a cientos de flashes y
confirma una noticia que, desde hace días, rondaba en la farándula
hollywoodense. Su publicitado romance con el actor Ben Affleck
llegaba a su fin después de promesas de amor eterno y quejas de la
mujer por “la severa adicción al casino” de su ex pareja.
Junio 2004.
Jennifer encuentra a “su alma gemela” en el cantante puertorriqueño
Marc Antonhy. “Es un hombre que me da amor y me hace reír”, dice. Se
casan y Jennifer, abducida por esta pasión repentina, lanza dos
frases para la posteridad. “Ahora no hablaré de mi vida privada” y
“me cansé de que se fijaran más en mi cuerpo que en mi talento
artístico”. E incluso más. La prensa especuló que Lopez habría
firmado un contrato prenupcial con su marido. ¿Cuál? Que mantuviera
una regular cantidad de relaciones sexuales.
Noviembre 2004. Jennifer Lopez entra a los estudios a grabar su
nuevo álbum y vuelve a sorprender. “Haré canciones sensuales, pero
estarán influidas por Marc. Él es el destinatario de mis canciones
porque ha producido un renacimiento en mí”, manifiesta.
Su disco se llama “Rebirth” (“Renacimiento”), como si su música
fuera el retrato de sus últimos meses.
Acompañada por su
esposo Marc Anthony, el rapero Fabolous y Fat Joe, y con la
producción de Corey Rooney, “Rebirth” es una continuación de su
estilo musical sensual y plagado de melodías hechas para los
inmigrantes latinos en Estados Unidos. Aunque según la cantante,
está hecho para todo el mundo. “Mi público mayoritario es el latino,
pero he vendido 35 millones de discos. Los americanos también
aprecian mi música”, cuenta.
El single titulado
“Get right” junto a Fabolous es una pieza que bebe descaradamente
del hit “Crazy in love” de Beyoncé. Con los mismos quiebres de ritmo
y la capacidad de mover las caderas. ¿El resto? La repetición de una
fórmula que le ha dado éxito.
Canciones de inspiración funk, pero dirigidas a las grandes
audiencias. “Este disco significa mi transformación. Ahora soy otra.
Puedo dormir tranquila por la noche, poner mi cabeza en la almohada
y sentirme bien acerca de lo que he hecho ese día. Y en mis
relaciones intento hacer lo mejor y ser generosa, porque así me
criaron mi mamá y mi papá”, contó al diario “Los Angeles Times”.
Como las que, de verdad, han cambiado