Terri
Schiavo, cuyo caso conmovió a Estados Unidos y enfrentó a
partidarios y detractores de la eutanasia, falleció este jueves en
Florida, 14 días después de ser desconectada de la sonda que la
mantenía viva.La mujer
falleció por inanición en un hospital para enfermos terminales de
Pinellas Park. Vivió 41 años, de los cuales pasó 15 en estado
vegetativo, informó el sacerdote católico Paul O'Donell,
portavoz de la familia paterna de Terri a la televisión.
Terri fue desconectada el pasado 18 de
marzo de la máquina de alimentación que la mantenía con vida por
orden judicial.El caso Schiavo
conmocionó socialmente tanto a quienes defienden el derecho a la
vida como a los partidarios de la eutanasia. Además, llevó al
terreno político una batalla judicial de más de siete años entre el
esposo de Terri, Michael Schiavo, quien argumentó que ella no
deseaba vivir artificialmente, y los padres de la fallecida, Bob
y Mary Schindler, que arguyeron lo contrario.
Hasta el presidente norteamericano,
George W. Bush, participó en la disputa al ponerse del lado
de los grupos conservadores y religiosos contrarios a la eutanasia.
A raíz de ello, declaró que "los que viven a merced de otros merecen
nuestra especial preocupación".
Por su parte, el portavoz del
Vaticano, Joaquín Navarro Valls, declaró en un documento que "la
vida es sagrada" y que en el caso de Terri Schiavo "se ha
anticipado arbitrariamente una muerte".
Una larga disputa judicial
La tragedia que llevo a la tumba a Terri
Schiavo comenzó cuando la mujer tenía 26 años, en 1990. En ese
momento quedó en estado vegetativo tras sufrir un ataque cardiaco
a causa de una súbita bajada de potasio en su organismo, que le
generó una estricta dieta para adelgazar.
Durante ocho años se la alimentó
artificialmente hasta que en 1998 su esposo, que ejercía su tutela
legal, se convenció de que no tenía esperanza de vivir con
normalidad. Entonces, pidió que le retiraran la sonda porque su
mujer "nunca quiso vivir así", aunque ella no dejó ningún documento
escrito que expresara ese deseo.
De esa forma, se inició la
prolongada batalla judicial entre el esposo y los padres de
Terri, durante la cual la mujer fue desconectada de la sonda que la
alimentaba y vuelta a conectar en tres ocasiones.
Después de la segunda desconexión,
realizada en octubre de 2003, los padres de Terri recurrieron al
gobernador de Florida, Jeb Bush, para que la salvara.
El hermano del presidente Bush
presentó un proyecto especial al Congreso del estado, que aprobó la
llamada "Ley de Terri". Ello permitió al gobernante ordenar
que la mujer volviera a ser entubada en forma inmediata.
Michael Schiavo demandó ante los
tribunales la inconstitucionalidad de esa Ley. Tras lograr -en
septiembre de 2004- que el Tribunal Supremo de Florida le diera la
razón, la mujer fue desconectada de nuevo.
Los padres de Terri suplicaron
entonces la intervención de los legisladores federales. Recurrieron
al propio presidente Bush, quien rápidamente
promulgó la "Ley para aliviar a los padres de Teresa
Marie Schiavo". Esa norma fue aprobada por el Congreso
estadounidense, de mayoría republicana.
A partir de eso, el matrimonio
Schindler pudo llevar su caso al sistema judicial federal, llegando
hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Sin embargo, la Corte,
como todas las instancias anteriores, negó sus demandas y falló
en favor de la desconexión de la mujer, hace catorce días.