Qué deberíamos comer para pasar el invierno
En invierno habrá que seguir
una dieta alimentaria que permita muchas más concesiones que en las
estaciones más cálidas. Para compensar el frío, el cuerpo debe
mantener las reservas energéticas consistentes
Llegó el frío y, por
esta razón, habrá que consumir más que en otras estaciones carnes
rojas, pescados grasos y más quesos y embutidos. Los productos
lácteos y los quesos son recomendables en invierno, a condición de
que no sustituyan a otros alimentos altamente que no sustituyan a
otros más proteicos como la carne y el pescado.
Si se están tomando antibióticos a causa del resfrío, es necesario
reforzar la flora bacteriana intestinal con yogur y fruta fresca muy
rica en vitaminas. La naranja es la fruta que nos ayuda a combatir
las agresiones del invierno: tomando mucha vitamina C, muy
concentrada en la naranja, activamos nuestras defensas orgánicas. Se
puede elegir entre beberla en zumos o comerla entera, o incluso en
ensalada, aliñada a rodajas con aceite de oliva y un poco de ajo. La
vitamina C tiene un elevado poder antioxidante y, además, es útil
contra los tumores de estómago.
También las vitaminas A y E son capaces de frenar los radicales
libres, responsables del envejecimiento y de los procesos tumorales:
las naranjas y los pomelos son las píldoras más eficaces para
combatirlos.
Tenemos una gran variedad de legumbres secas, ricas en fibra,
energía y proteínas vegetales considerables, con un aporte calórico
adecuado al gasto energético, ya que la temperatura ambiente suele
ser muy baja. Papas y cebollas mezcladas en ensalada son una fuente
de vitaminas, sales minerales y almidón, y pueden acompañar las
carnes blancas y rojas, además del pescado.
Las verduras fritas son muy sabrosas, y para que no perjudiquen a la
salud, basta con no abusar de ellas y freírlas en aceite de oliva,
ya que el de semillas tarda más en humear y debe recalentarse más.
Se pueden tomar diariamente purés y menestras de patatas con arroz y
parmesano. Repollos, coles de Bruselas y brócoli no deberían faltar
nunca en la mesa durante el invierno: son de hecho muy útiles en la
prevención del cáncer.
Fruta y verdura: Comer mucha fruta y verdura es siempre importante.
En invierno, además, ayuda a equilibrar una alimentación muy rica en
grasas e hidratos de carbono. También se puede tomar la fruta en
jugos o licuada y la verdura fresca, mejor si está cruda o cocida al
vapor.
El caqui: Fruta originaria del lejano Oriente. Sus tierras de origen
son China y Japón. Además de aportar grandes cantidades de vitamina
A, el caqui es muy rico en azúcares preparados para ser asimilados
por el organismo, siendo una fuente inmediata de energía; además
tienen un alto contenido de agua, característica importante para la
renovación y depuración del organismo.
El hinojo: Con poquísimas calorías, aproximadamente 9 por cada 100
gramos, el hinojo es una hortaliza muy nutritiva, rica en fibra y
agua y con un elevado poder saciante. Su característico aroma se
debe al anís concentrado en las semillas. Se prepara tanto en
ensaladas como hervido o gratinado. Crudo o cocido al vapor conserva
sus vitaminas: vitamina C y algunas vitaminas del grupo B y
betacarotenos. En 100 gramos de hinojo encontramos 331 miligramos de
sodio, 774 de potasio y 100 de calcio. Por la presencia de todas
estas sales minerales se utiliza mucho en infusión, para calmar los
dolores de estómago y como estimulante en las digestiones difíciles.
Una infusión de semillas de hinojo tras las comidas ayuda a hacer la
digestión y durante el día previene contra la hinchazón intestinal.
Las clementinas y las mandarinas: Las clementinas le deben su nombre
a su descubridor, el fraile Clemente, que seleccionó en un cultivo
de mandarinas esta especie particular, un híbrido entre mandarina y
naranja amarga. Como todos los cítricos, la clementina es rica en
vitamina A y C, en azúcares y en sales minerales. Tiene propiedades
digestivas y refrescantes y se la considera ideal para el perfecto
funcionamiento del organismo y en especial para la alimentación
infantil. Las mandarinas tienen propiedades calmantes, además de ser
útiles para combatir las infecciones de las vías respiratorias, como
todos los cítricos. Proporciona vitamina C, contiene algunas
vitaminas del grupo B, calcio y fósforo. La cáscara contiene aceites
esenciales, vitaminas y flavonoides.
El repollo: Es una verdura muy conocida, sólo en Italia se producen
aproximadamente 500 mil toneladas al año. Con sólo 25 calorías por
cada 100 gramos, proporciona 400 miligramos de potasio, 22 de
calcio, 16 de sodio y 6 de magnesio. Es muy significativa la
presencia de ácido fólico, de propiedades antianémicas. El repollo,
como todas las berzas, brócoli, coles de Bruselas, contiene
sustancias muy activas contra los tumores de colon y del intestino.
El puerro: Tiene muchísimas vitaminas, especialmente en las hojas
verdes, azúcares, fibra, sales minerales y gran abundancia en
proteínas. Goza de propiedades tonificantes, remineralizantes y
antianémicas.
El topinambur: Su sabor recuerda a la alcachofa y se cocina como las
patatas. Es una excelente fuente de hidratos de carbono, potasio y
vitamina C y es muy indicado para los diabéticos y para las mujeres
durante el período de lactancia.
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