Air France se unió con KLM y nace la aerolínea de más ventas en el mundo

La francesa Air France y la holandesa KLM Royal Dutch anunciaron ayer una fusión que las convertirá en la principal aerolínea europea, la mayor del mundo en facturación (por número de pasajeros transportado, será la tercera, luego de American Airlines y Delta de Estados Unidos) y la segunda en tráfico de cargas después de Federal Express de EE.UU.

El acuerdo ya había sido preanunciado en setiembre del año pasado, pero ayer los dueños de 42 millones de acciones de la empresa holandesa (89% del paquete) aceptaron la unión al canjear esos papeles por otros de la empresa gala, lo que coloca a una tradicional compañía de los Países Bajos en manos de la francesa, que ejercerá la conducción de la nueva empresa.

El intercambio accionario se valuó en unos 800 millones de euros, el equivalente a casi 1.000 millones de dólares, y también puede tener otra consecuencia. Air France es una empresa de mayoría estatal, pero ahora el Estado francés pasará de tener 55,4% (mayoría) a 44,7% del paquete de propiedad del nuevo grupo. Con todo, ese dato debe ser relativizado.

El presidente de Air France, Jean-Cyril Spinetta, espera que el gobierno disminuya aún más la cuota en manos del Estado en los próximos meses, cuando las condiciones del mercado sean favorables. "Pensamos que ocurrirá más adelante, este mismo año", dijo ayer al diario británico Financial Times. El gobierno del primer ministro Jean-Pierre Raffarin pretende reducir su participación a menos del 20%, pero no ha precisado los plazos para lograr este objetivo.

Aunque esto sugeriría que la nueva compañía es "privatizada", en verdad, aunque las acciones del Estado francés bajarán, las del Estado holandés se mantendrán en el actual 14,7%, e inclusive se gatillará automáticamente a 50,1% ante una eventual crisis. Ello, más la participación pública de Francia, hace que la empresa siga contando con mayoría estatal.

Al hacerse ayer el anuncio oficial en París, se interpretó la decisión empresaria como una medida de abaratamiento de costos en una industria que se cuenta entre las que más sufrieron por caída de demanda tras la ola de atentados terroristas que se abrió en el mundo en EE.UU. en setiembre de 2001.

No habrá nuevo nombre o marca por ahora pues ambas firmas seguirán operando en forma autónoma, si bien su estrategia se centralizará en París.

El sector aerocomercial mundial vive por su crisis una serie de reacomodamientos desde hace años. Hay varias firmas que quebraron o se beneficiaron de sistemas nacionales de protección por bancarrota o subsidios estatales, y muchas de ellas se aliaron para competir. Por ejemplo, el número 1 de ese sistema de acuerdos es Star Alliance, donde tallan United Airlines y —desde ayer— US Airways de EE.UU., Lufthansa de Alemania o Varig de Brasil. Otra alianza es Skyteam, con Air France, Alitalia (se habló de que podría sumarse a la fusión anunciada ayer) y, entre otras, Aeroméxico o Delta. Y también Oneworld es un acuerdo fuerte, con miembros como British Airways.

La información de la fusión de la víspera afectó el movimiento bursátil, como sucede siempre con estas movidas. En París, las acciones de Air France subieron 2,6% saludando la aceptación de los accionistas holandeses de intercambiar títulos, aunque luego cerraron con suba final de 1,3%.

Y en Amsterdam el panel se movió a la baja pero sobre todo por la tónica negativa que vivieron los mercados europeos a la espera de decisiones sobre las tasas de interés en EE.UU., que finalmente no ocurrieron ayer. Desde hoy, las acciones de KLM y Air France se moverán juntas en los mercados de París, Amsterdam y Nueva York.

Air France tuvo el año pasado una facturación de caso 13.000 millones de euros, pero la ganancia neta fue de apenas 120 millones, lo que refleja las dificultades del negocio. KLM, por su parte, apenas se situó por encima de la zona de beneficios en el ejercicio anual que cerró en marzo último.

La nueva empresa tendrá más de 100.000 empleados, aunque normalmente una fusión de esta magnitud puede tener impacto negativo en el nivel de empleo.

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