El David está "más luminoso" tras su profunda limpieza
El genio de Miguel Angel convirtió a la mítica
figura de David en "el hombre más bello del mundo", la estatua
más admirada cada año por un millón de visitantes de la Academia en
Florencia, la cuna del Renacimiento, de una perfección, belleza y
vitalidad sólo comparable con otras dos obras escultóricas de
Michelangelo Buonarroti: la Piedad, que está en el Vaticano, y el
Moisés que alberga la iglesia romana de San Pedro en Cadenas. Ayer fue
presentado el último restauro y desde hoy la estatua de más de 5
metros de altura y 5.500 kilos de peso podrá ser de nuevo admirada
sin los tinglados y andamios usados para realizar la "limpieza
invisible" del mármol, como comentaron los especialistas.
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El 18 de setiembre se cumplirán 500 años
desde que ese mismo día de 1504 fue mostrada por primera vez la
estatua que Miguel Angel había esculpido durante dos años. Entre los
preparativos de la celebración hay uno inquietante: un encuentro de
especialistas para evaluar el serio problema de la estabilidad
de la gigantesca obra, que podría ser destruida si se produjera un
terremoto —lo que es teóricamente posible— en la zona de Florencia.
Antonio Paolucci, superintendente del polo de los museos florentinos,
dijo que esta limpieza que no se nota es el mérito más grande del
trabajo realizado por la restauradora Cinzia Parmigoni, que desde el
16 de setiembre de 2002 trabajó en los complejos andamios. "Se le
aplicaron papeles japoneses embebidos en agua destilada.
Hubiéramos podido lavar del mismo modo la cara de un bebé", explicó
Paolucci. "La ausencia de cambios traumáticos representa una
reconquistada homogeneidad de la obra", agregó.
La directora de la Galería de la Academia, Franca Falletti, dijo en la
presentación del trabajo de restauro, que costó menos de 200 mil
dólares, que "David es el de siempre, simplemente corregimos
algunas desagradables discontinuidades estéticas. La piel de mármol de
la estatua adquirió luminosidad aunque conserva su color".
Cristina Acidini, superintendente del famoso Opificio de Piedras Duras
de Florencia, que también supervisó el restauro, dijo que "la
superficie de la escultura aparece ahora más ordenada y equilibrada
en las relaciones de luces y sombras". "En particular —agregó—, el
mármol recuperó su luminosidad en la parte anterior del torso, a lo
largo del flanco derecho y en muchas otras zonas donde el nivel de la
degradación era menor. Fue atenuado el 'efecto raya' causado en la
espalda por las manchas".
Otro buen resultado fue disminuir el yeso residuo tras algunas
infelices intervenciones de restauro realizadas en el siglo XIX,
temibles por los daños que podrían provocar a la estructura.
El David será continuamente monitoreado en el futuro, con ocho
intervenciones para quitarle el polvo durante el año. Sobre todo se
controlarán los cambios ambientales. El 9 de junio, con el auspicio
del Colegio de Ingenieros de Florencia, se hará una "craneoteca" de
expertos que estudiarán los problemas de estabilidad de la estatua.
David tiene las piernas flojas por los tres siglos y medio que
pasó a la intemperie en la plaza de la Señoría, frente al Palacio
Viejo, desde donde se gobierna la ciudad. La enorme pieza única de
mármol tendía a inclinarse hacia adelante y esta circunstancia
llevó en 1873 a trasladarla a la Galería de la Academia.
Pero el problema potencialmente más grave es que la estructura no
resistiría un sismo que podría producirse en la zona de Florencia y,
peor aún, podría quedar destruida por un fuerte terremoto.
En el Renacimiento, David fue una de las figuras bíblicas más
representadas en Florencia porque era el símbolo de la inteligencia
frente a la fuerza bruta. Miguel Angel lo representó fiero, totalmente
desnudo, en el instante anterior al lanzamiento de la piedra que mató
al gigante Goliat. La mirada de mármol es legendaria, vívida,
dramática.
Desde que los oficios de Florencia encargaron la obra al joven maestro
nacido en Caprese, Arezzo, en 1475, y que murió viejo en Roma en 1564,
todos supieron que Buonarruoti estaba haciendo una obra maestra con el
bloque de mármol de Carrara que Agostino Duccio había empezado a
esculpir y que luego abandonó porque "no valía la pena". El David fue
elegido como símbolo de la ciudad por el pueblo de Florencia.
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