Quieren saber qué
piensa la gente mediante resonancias del cerebro
Este año,
estudiantes norteamericanos se presentaron como voluntarios y
ofrecieron sus cerebros para un revolucionario proyecto de
neurociencia del Baylor College of Medicine de Houston, Estados
Unidos. La investigación se valía de una técnica capaz de observar
sus cerebros en el momento en que ellos tomaban una decisión.
A primera vista, esto no parece nada extraordinario. En realidad, las
herramientas basadas en imágenes del cerebro se usan desde hace años,
de forma rutinaria, para evaluar el daño causado por los derrames
cerebrales, rastrear tumores y hasta para identificar la materia gris
asociada con el lenguaje, el amor y los recuerdos. Este estudio fue
distinto: a medida que cada voluntario se introducía en el
cilindro del escáner, recibía también por boca pegajosos líquidos. Por
inverosímil que parezca, participaba del desafío Pepsi.
Read Montague, el científico experto en neurología que está detrás del
denominado "Experimento Baylor", no está solo en esta tarea que apunta
a empujar las fronteras de la neurociencia más allá de lo clínico. En
estos últimos años, una creciente cantidad de investigadores se
valieron de equipos que toman imágenes del cerebro para tratar de
poner al descubierto nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos
a través de experimentos de "neurociencia social" menos
convencionales. Además de la fidelidad a una marca y las elecciones
que hacen los consumidores, los científicos analizan las tendencias
a la violencia, el razonamiento moral, sentimientos de amor y
confianza y nociones de justicia.
Esta semana, los investigadores dijeron haber usado por ejemplo una
técnica llamada Imágenes por Resonancia Magnética Funcional (o
fMRI por sus siglas en inglés) para identificar a la actividad
cerebral asociada con los prejuicios raciales.
Mientras que los equipos de imágenes por resonancia magnética sacan
fotografías del cerebro, los de resonancia magnética funcional son
más nuevos y poderosos porque hacen muchas tomas, mostrando
cómo se forman los pensamientos. La tendencia que apunta a usar
este tipo de equipos para estudiar temas sociales y relacionados con
las conductas humanas ya hace que los científicos se pregunten si
todas estas técnicas no permitirán un día revelar secretos que
preferiríamos guardarlos dentro de nuestros cerebros. Para
algunos, esto no es ninguna reacción paranoica.
"La CIA está interesada en los fMRI desde hace años, como forma para
realizar pruebas sobre detección de mentiras. El cerebro no puede
mentir", asegura Bob Turner, un experto en fMRI en el University
College London.
Tres años atrás, científicos del University College London usaron los
equipos de fMRI para investigar la naturaleza del amor. Descubrieron
que cuatro regiones específicas del cerebro se encienden cada
vez que vemos a la persona que amamos.
Un año después, científicos de la Princeton University estudiaron
la forma cómo la gente resuelve los dilemas morales. Y también se
recurrió a esta técnica para profundizar en la sombría cuestión de
cómo juzgamos a las personas. En una prueba del Instituto de
Neurociencia Cognitiva de Londres, cada vez que los participantes del
estudio veían los rostros de gente que no consideraban confiable se
activaba una región de su cerebro llamada amígdala cerebral.
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