La historia del
musulmán que quería ser estrella olímpica y se inmoló en Irak
Wail al
Dhaleai tenía 22 años, vivía en Sheffield, Inglaterra, y era miembro
del equipo nacional británico de tae kwon do. Nadie sospechó que
dejaría la vida en Irak, convertido en “hombre bomba”.
Se
sospecha que uno de los suicidas responsables de la reciente ola de
ataques en Irak fue un joven experto en artes marciales que vivía en
Sheffield, Inglaterra, y soñaba competir en el equipo olímpico
británico de tae kwon do. El diario yemení Al Ayyam informó que los
padres de Wail al Dhaleai, un musulmán de 22 años residente en Gran
Bretaña, recibieron una llamada de un grupo de combatientes islámicos
en Irak diciéndoles que su hijo se había inmolado en un ataque contra
las tropas norteamericanas.
La muerte de Wail al Dhaleai, también conocido como Wail Abd-al-Rahman,
planteó la posibilidad de que otros jóvenes musulmanes británicos sean
convocados para viajar a Irak a combatir contra la coalición. A
comienzos de noviembre, el enviado de paz del arzobispo de Canterbury,
Andrew White, se reunió en Jordania con un grupo de británicos que
estaban yendo a Irak “para participar en la batalla contra las fuerzas
malignas de la ocupación”.
Según los parientes de al Dhaleai, el joven estaba casado con una
mujer británica, tenía un hijo con ella y era un experto en tae kwon
do. Al parecer, habría entrado a Irak a través de Siria. Hace tres
semanas, un escuadrón antiterrorista irrumpió en la comunidad yemení
establecida en Sheffield y arrestó a cuatro amigos de al Dhaleai, a
quienes acusó de terroristas. Los cuatro fueron liberados sin cargos,
aunque dos de ellos quedaron detenidos por supuestas irregularidades
en materia de inmigración.
Los amigos describen a Wail como un inmigrante bueno, feliz y lleno de
energía. Llegó a Sheffield hace unos años, sin un centavo: había huido
de su país natal y pidió asilo político, estatus que Gran Bretaña le
concedió. Hace dos años, al Dhaleai se casó con una chica blanca de
Sheffield, quien se convirtió a la estricta doctrina del Islam. Tenían
un hijo, y cuando él partió rumbo a los Emiratos Arabes, ella estaba
esperando otro.
Wail tenía un matrimonio y una vida familiar normal, que transcurría
en una casa pequeña que le cedía la municipalidad local. Como aún no
tenía pasaporte, no había podido viajar con el equipo olímpico
británico de tae kwon do a un torneo que se disputó recientemente en
Holanda. “A Wail no le importaba si alguien era o no musulmán. Nunca
hubiera pensado que era un fanático. Se reía todo el tiempo... Ganó
muchas medallas para el equipo”, dijo Andy Hill, su entrenador de
artes marciales.
La muerte de al Dhaleai en Irak sorprendió a los 8 mil miembros de la
comunidad yemení de Sheffield, que ahora enfrenta una ola de
acusaciones de terrorismo. “Wail era un caballero. Pasó los últimos
diez días del Ramadan durmiendo en la mezquita”, dijo Omar Abdel Qader,
director del templo de Al Khair. Se desconoce cómo hizo al Dhaleai
para llegar a Siria. Sólo se sabe que regresó de la peregrinación a la
Meca con la cabeza rapada y le contó a Hill que había conseguido un
trabajo como guardia de seguridad en Dubai
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