Una nanoguitarra que se
toca con un láser.
Investigadores de la
Universidad de Cornell han construido una nanoguitarra que puede ser
"tocada" mediante un rayo láser.
(Noticias de la Ciencia y la Tecnología ) Hace seis años, los
investigadores de la Cornell University construyeron la guitarra más
pequeña de mundo, con apenas el tamaño de un glóbulo rojo sanguíneo.
Ahora han repetido la experiencia, pero en esta ocasión, además, se
han atrevido a “tocarla”, con el objetivo de demostrar que tales
dispositivos podrán sustituir a los componentes electrónicos.
Hay que reconocer, sin embargo, que el sonido obtenido no es demasiado
interesante, pero el valor de la nueva nanoguitarra va más allá de su
valor artístico. Construida por Lidija Sekaric, estudiante en Cornell,
es una clara prueba de que los sistemas nanoelectromecánicos (NEMs)
tienen un gran futuro.
Los NEMs son dispositivos cuyo diminuto tamaño juega un papel esencial
en el trabajo que deben desempeñar, como por ejemplo, responder a
fuerzas muy pequeñas o medir la masa de una sola bacteria.
La nueva nanoguitarra es cinco veces más grande que la original, pero
incluso así necesitaremos un microscopio para verla. Sus cuerdas son
realmente barras de silicio, de 150 a 200 nanómetros de grosor, y de 6
a 12 micrómetros de largo. Las cuerdas vibran en frecuencias 17
octavas más altas que las de una guitarra real (es decir, unas 130.000
veces más agudas). Por eso, los sonidos que producen no son audibles,
si bien las vibraciones pueden ser disminuidas electrónicamente para
crear tonos que sí se puedan escuchar.
Para tocarla, los científicos usan un láser. La luz de un aparato como
éste puede causar la oscilación de dispositivos muy pequeños si han
sido diseñados de manera apropiada. La luz del láser, enfocada, golpea
a las “cuerdas” que al vibrar crean patrones de interferencia en la
luz reflejada. Este efecto puede ser detectado y convertido
electrónicamente en notas audibles. Se obtienen sólo tonos simples, si
bien podrían tocarse acordes activando más de una cuerda a la vez.
El objetivo de los experimentos realizados con la nueva nanoguitarra
(cuyo aspecto es el de la legendaria Gibson Flying V), es mejorar la
ciencia y la tecnología de los NEMs, sobre los que se esperan
múltiples aplicaciones. En efecto, la habilidad de construir pequeñas
cosas que vibran a muy altas frecuencias tendrá un campo abonado en la
electrónica. Los objetos construidos a escala nanoscópica, por
ejemplo, pueden ser hechos vibrar en las frecuencias de las ondas de
radio, lo que permitirá sustituir ciertos componentes en circuitos
electrónicos. Los teléfonos móviles y otros aparatos inalámbricos usan
las oscilaciones de un cristal de cuarzo para generar una onda
portadora sobre la que se transmite o se sintoniza una señal de
entrada. Un nanobastón vibrador podría hacer el mismo trabajo en
muchísimo menos espacio, y con un consumo de apenas unos milivatios.
La nanoguitarra también ha demostrado que los NEMs pueden modular luz,
y que por tanto podrán ser usados en los sistemas de comunicaciones
por fibra óptica.
La nanoguitarra fue creada mediante litografía de rayo de electrones,
que permite crear formas más pequeñas que métodos anteriores.
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