Primera sentencia
en Argentina por acoso sexual de una mujer a otra
La
cosmetóloga, una inmigrante ucraniana de 27 años que llevaba 3
viviendo en la Argentina, entró a trabajar en el instituto de belleza
de la calle Quintana, en Recoleta, en octubre de 1994. Muy pronto, la
dueña del negocio empezó a acercarse a ella con regalos y hasta le
ofreció comprarle un departamento que la empleada pagaría en cuotas,
con una parte de su sueldo. Una noche la invitó a cenar a su
departamento y la cosmetóloga fue recibida con luces tenues y champán.
Cuando la jefa le dijo que quería tener relaciones sexuales con ella,
la empleada se fue del departamento. Y al poco tiempo fue despedida
del trabajo.
Más de 8 años después, la cosmetóloga ucraniana acaba de ganarle un
juicio a la dueña del negocio, en la que sería la primera sentencia
de la Justicia argentina que otorga una indemnización por acoso sexual
entre mujeres.
El juez civil Francisco Granillo Ocampo condenó a la jefa a pagarle
32.800 pesos más intereses a la empleada. Esta cifra corresponde
exclusivamente al acoso sexual y se suma a los 4.767 pesos como
indemnización por despido que la cosmetóloga le había ganado a la
dueña hace cuatro años ante la Justicia laboral. Los nombres de las
protagonistas no se mencionan para preservar su privacidad.
"La protección de la honestidad ofendida por actos de naturaleza
sexual pueden ser distintos del acceso carnal mismo", explicó el juez
en el fallo, al justificar que no era necesario que la relación
sexual se concretara para dar lugar a la condena. En ese sentido,
caracterizó el acoso sexual como la actitud de una persona que se
aprovecha de una relación jerárquica para inducir a otra a acceder
a sus requerimientos sexuales.
"El derecho protege a las personas contra cualquier ofensa ilícita o
amenaza de ofensa a su individualidad física o moral", se agregó en la
resolución, que inaugura un camino que hasta ahora no había sido
recorrido por los jueces. Se trata, de todas formas, de un fallo de
primera instancia, que puede ser apelado ante la Cámara Civil.
La mayor parte de la indemnización que fijó el juez corresponde al
rubro daño moral, que tiene que ver con los perjuicios
extraeconómicos que padece una persona. En este caso, con el dinero se
busca compensar lo que sufrió la cosmetóloga por la situación.
El juez le otorgó 30.000 pesos en concepto de daño moral, en base a
declaraciones de testigos que la vieron alterada por la situación
(uno de ellos fue su novio) y también a una pericia psicológica,
cuyo resultado fue que la joven padecía un "síndrome depresivo".
Esa pericia psicológica estimó que, a raíz de la situación de estrés,
la ucraniana padece una incapacidad laboral de un 10% y que
necesita un tratamiento psicoterapéutico con una frecuencia de
dos veces semanales y una duración de entre 6 meses y un año.
Justamente para pagar ese tratamiento es que el juez condenó a la
demandada a pagar los otros 2.800 pesos de la sentencia.
"Creemos que es el primer caso de acoso sexual entre mujeres admitido
por la Justicia argentina y por eso tiene una importancia muy
fuerte como precedente. Lo más difícil en estas situaciones es
probar los hechos, pero no es imposible", dijo a Clarín el
abogado Gustavo Calvinho, que representó a la joven junto a Ernesto
Petruzzo y Máximo Sacón.
En ese sentido, Calvinho dijo que fueron pruebas clave algunas
notas y dedicatorias que estaban en poder de la empleada y que
habían sido escritas de puño y letra por su jefa, según fue
determinado en pericias caligráficas. El abogado también contó
que se le adjudicó verosimilitud al diario personal que llevaba la
acosada, en el cual dejó registrado el hostigamiento sexual al que
casi diariamente era sometida.
El caso tuvo sus idas y vueltas porque después de sufrir su rechazo y
de despedirla del trabajo, la dueña del instituto de belleza
denunció a la joven por extorsión. Sucedió que la cosmetóloga no
aceptó la liquidación por el despido e intimó por carta documento a
que le realizaran una nueva. Finalmente la convocaron al estudio de
una abogada, donde le entregaron un cheque de 55.000 pesos como
resarcimiento. Cuando salía del estudio con la indemnización, fue
detenida por la Policía. Le habían armado una trampa porque
la jefa había denunciado que la joven la extorsionaba con la amenaza
de contar en los medios los detalles del acoso sexual. El cheque,
supuestamente, era la prueba del chantaje.
La cosmetóloga pasó unos días presa y fue sometida a un juicio oral,
al cabo del cual no sólo fue absuelta porque se demostró que la
supuesta extorsión no había existido, sino que todo se dio vuelta.
Los jueces concluyeron que las pruebas demostraban que la acusada
había sido "hostigada sexualmente" por la denunciante.
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