Se multiplica a toda velocidad la prohibición de ingresar a los gimnasios de los Estados Unidos con teléfonos celulares equipados con cámaras de fotos digitales. La difusión de estos dispositivos ha creado un nuevo tabú: el miedo a que se los use para violar la privacidad ajena, capturando, mientras se finge estar realizando una ingenua llamada telefónica, imágenes íntimas de otras personas. La cadena de gimnasios 24 Hour Fitness, de California, Estados Unidos, ya prohibió el ingreso de estos aparatos a sus locales, medida que también ya tomó su competidora, la cadena Sports Club.

El ostracismo no se limita a la protección de quienes se desnudan para cambiarse tras una sesión de entrenamiento. También los jueces están prestando atención a la posibilidad de que los celulares empiecen a ser empleados en los tribunales para robar imágenes. Por su parte, el diario “The Wall Street Journal” publicó en el que sugirió que las celebridades están mirando con desconfianza a este tipo de equipos. Y agregó que, hace pocos días, la cantante Britney Spears solicitó que todos los celulares fueran dejados en la entrada de la fiesta que la revista “Rolling Stone” ofreció en su honor en Nueva York, EE.UU..

Concretamente, se teme que las imágenes robadas terminen publicadas en Internet. Es que, mientras que en Europa y en Asia, la difusión de los celulares con objetivos fotográficos ha sido muy rápida, recién ahora este tipo de aparatos ha comenzado a invadir el mercado norteamericano. Ante la posibilidad de ser víctimas del espionaje industrial, también algunas empresas decidieron prohibirlos en ciertos sectores de sus edificios. A pesar de la oposición, se calcula que, a fin de año, en todo el mundo habrá unos 80 millones de teléfonos capaces de tomar fotografías sin previo aviso.
 

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