Un padre cuenta el
último día de su hijo, asesinado en Israel por un terrorista suicida
Yo, Yosi Mendelevich, me consideraba un
padre sobreprotector. Pero mi plan falló: le permití a mi hijo viajar
en colectivo. Le voy a contar todo lo que sucedió el último día en la
vida de mi hijo Yuval, de 13 años, para que entienda la banalidad de
la atrocidad. A las 6.45 de la mañana del 5 de marzo de 2003, lo
desperté, me abrazó y me dijo: ‘Dame fuerza para levantarme esta
mañana’, así que lo abracé fuerte. Se levantó, se lavó la cara, se
cepilló los dientes, desayunó unos cereales con leche, puso un
sándwich de queso en su mochila y salió de casa”.
“Mientras Yuval terminaba de despertarse, su asesino, Mohammed Kawasma,
regresaba de Hebrón, adonde había ido a recoger la bomba, por el paso
de Abu Dis, donde ahora están construyendo el famoso muro. Por
entonces, todavía no había ningún muro y, en el puesto de control,
nadie lo detuvo. Alrededor de las 11 de la mañana, cuando Yuval estaba
terminando su clase de matemáticas, el asesino llegó a Haifa, pero
decidió esperar hasta las 2 de la tarde, cuando todos los chicos de la
escuela estuvieran regresando a sus casas y los colectivos estuvieran
llenos.
A las 2.05, en la parada ubicada frente a su escuela, Yuval se subió
al colectivo 37 y se sentó en la quinta fila de asientos, a la
derecha, exactamente detrás de su asesino. A las 2.07, el colectivo
empezó a andar”. Después de que el vehículo recorrió unos 300 metros,
Yuval llamó a su mamá para decirle que estaba camino a casa. A las
2.10, me llamó a mí y me dijo que iba a llegar tarde porque su
profesor de arte le había pedido que se quedara después de clases para
hacer un león de papel para Purim. Le hice una broma, se rió y me
dijo: ‘Papá, te quiero’”.
Dos minutos después, a las 2.14 y 32 segundos, según su propio reloj,
el asesino activó el detonador del cinturón en el que llevaba 10 kilos
de explosivos complementados con perdigones de metal, para que el
impacto fuera peor. La bomba había sido fabricada por un maestro
dedicado a este tipo de dispositivos diabólicos, famoso en Hebrón,
llamado Al Alan, que luego fue asesinado por las fuerzas de seguridad
israelíes”. “Cuando el teléfono se quedó mudo, pensé que sólo se
trataba de un problema de interferencia en el celular y no sospeché
nada.
Pero luego recibí una llamada de un amigo suyo. ‘¿Dónde está Yuval?’
Le pregunté: ‘¿Por qué?’ Me respondió: ‘¿Vio que hubo un atentado
suicida en la avenida Moriah?’ Empecé a temblar. Sudando, me subí al
auto, manejé hasta allí y vi el colectivo. Los otros cuerpos estaban
desparramados en la calle, pero Yuval estaba debajo de una sábana,
demasiado quemado para poder ser identificado. El aire olía a carne
calcinada y pensé en los bisabuelos de Yuval, que habían sido
asesinados en Polonia en 1941. Aquel fue su holocausto. Este, el de
Yuval”.
br> “Ese mismo día murieron 17 personas. Exactamente dos semanas antes
de que Yuval fuera asesinado, había participado en un proyecto de
convivencia en una población árabe. Mi peluquero, nuestro carnicero,
nuestro almacenero, todos son árabes. Siete mil personas vinieron a
nuestra casa durante el velatorio, pero no vino ningún árabe. Eso me
duele mucho. Mientras tanto, en Abu Dis, la familia de Mohammed
Kawasma celebró durante tres días. No era un refugiado y su casa no
fue demolida. Era un estudiante de computación del Politécnico
Islámico de Hebrón. Nada lo llevó a suicidarse. Sólo su ideología
religiosa”.
“Esta es nuestra casa y esta, la habitación de Yuval. Le encantaban
‘Harry Potter’ y ‘El señor de los anillos’. Este es su Nintendo, su
tablero de dardos, su ropa, sus zapatillas, aquí está el león de papel
que se quedó haciendo después de hora en el colegio. No encuentro
palabras para describir la agonía que estoy viviendo. Una parte
importante de mí se volvió un agujero negro. Llegamos al cementerio.
Esta es su tumba, ubicada en la sección que se le asigna a las
víctimas del terrorismo. Se está llenado. Y está mi hijo, debajo de
una piedra que dice 10/9/1989 –5/3/2003.”
© The Guardian
Traducción de Claudia Martínez
Compartir este articulo : | | | | |
|
|